Hoy es el día. En unas horas, el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, se presentará ante el Congreso para pedir la confianza y lo hace nada menos que en medio de una nueva crisis por la investigación del origen de los Rolex presidenciales, con seis nuevos ministros y con un discurso desgastado, preocupado, dice él, por el “ruido político” de estos días que no deja avanzar en cuanto a la reactivación económica y planificar en materia de seguridad ciudadana.
Nada más falso que ello. Vayamos a los números. La volatilidad en la cartera del Interior lo demuestra: en 15 meses de gobierno de la señora Dina Boluarte hemos tenido cinco ministros del sector y poco sentido de realidad. Si no, recordemos el tristemente célebre “me felicito” del ahora exministro Víctor Rojas. Sin “planes Boluarte” y fallando en la estrategia, todo se traduce en el incremento del índice de inseguridad que solo en Lima escaló hasta el 32,3%.
La frase que acompaña la antesala de la presentación del jefe del Gabinete parece ser: “La matemática alcanzará”. Sin mucho esfuerzo y con un análisis básico, seguro que sí; no hace falta ser estadista para avizorar el resultado.
Adrianzén necesita la mayoría simple para lograr la investidura y la va a conseguir porque el Ejecutivo y Legislativo necesitan sobrevivir hasta el 2026. La supervivencia es el propósito de ambos desde hace rato.
Digo “propósito” y no “pacto” porque, como abogada, estoy convencida de que los pactos políticos consolidan gobiernos con agendas que buscan el bien común. Los pactos sin intereses personales son herramientas útiles de gobernabilidad. Pero, para nuestra clase “politiquera”, esto es difícil de entender y así las bancadas de siempre (Acción Popular, Avanza País, Renovación Popular y Fuerza Popular) parecen a esta hora ya haber negociado.
Hay que hacernos varias preguntas. ¿De qué confianza estamos hablando? ¿Un Congreso con una desaprobación de más del 90% está legitimado para aprobar el plan de gobierno del Ejecutivo que pelea con una aprobación del 8%? ¿Realmente les importa nuestra confianza, la misma que añora mejoras sustanciales en nuestra expectativa de vida?
Claro que no y no les estoy contando algo nuevo; lo digo con mucho pesar, preocupación y vergüenza. Quienes ratificarán “la confianza” serán los mismos que ostentan el poder para seguir haciendo de las suyas hasta el 2026.
Volviendo a la gran preocupación del presidente del Consejo de Ministros sobre el “ruido político” ocasionado por cualquiera menos por la presidenta y por los 19 días que lleva sin aclarar la procedencia de sus relojes y joyas de exorbitante valor; hacen más ruido la defensa endeble de un jefe del Gabinete que sigue jugando al escudero, el PR institucional que usa las cuentas oficiales de los diferentes ministerios para solidarizarse con la teoría de la conspiración inventada por la presidenta Boluarte, la presencia tóxica de Alberto Otárola en Palacio de Gobierno en medio de una crisis como si tuviera las credenciales del asesor que olvida que su salida puso también en aprietos a la presidenta, y el hecho de que a la figura presidencial no le importe ponerse del lado correcto de la historia.