A FAVOR
Un sueño por lograr
- Cecilia Tait -
Congresista de la República
Vestir la camiseta de tu país y representar el sentimiento de millones de personas es una experiencia inolvidable. La emoción de peruanos alentándote a ganar llena de energía tu cuerpo y siembra en ti una fuerza que no conocías.
Un episodio de mi carrera como voleibolista sucedió en 1982, cuando yo tenía 20 años y nuestro país buscaba héroes. Cada noche de setiembre el nuevo coliseo Amauta se llenaba de hinchas de nuestra selección. Era el Campeonato Mundial de Vóley de Mayores y equipos de 24 países vinieron al Perú para competir.
Nosotros no éramos los favoritos. Pocos creían que el Perú pudiera ganar alguna medalla, aun de local. Sin embargo, la bandera bicolor y los gritos de aliento estaban por todas partes. “¡Arriba Perú!”, veíamos en todo el recorrido hacia el coliseo. Con ese gran espíritu, ganamos partido tras partido y clasificamos hasta llegar a la final contra China.
Hoy nuestro país tiene la gran oportunidad de revivir esos momentos y brindar a nuestros deportistas la ovación en cancha propia. Lima será sede de los Panamericanos en el 2019. Nuestros atletas podrán enfrentar al continente en nuestra patria y ganar con el apoyo de todos. Tendremos a nuestros deportistas aquí corriendo, nadando, saltando, voleando, y superando un reto más en sus vidas.
El Perú ha avanzado mucho desde 1982. El terrorismo que nos cubría como una sombra oscura ya no está. El país tiene nuevas carreteras. Pueblos jóvenes se han convertido en pueblos de verdad. Los millones de peruanos hoy viven mucho mejor.
Pero hay una tarea pendiente. Lima debe acoger a 6.000 atletas de 41 países, 6.000 funcionarios y 500.000 turistas. Sin duda, una valla muy alta; sin embargo, es absolutamente posible organizar esta competencia.
El comité organizador planea cuatro megaproyectos para los Panamericanos de Lima 2019: el nuevo estadio y coliseo multideportivo de San Marcos, la renovación de la piscina en el Campo de Marte, la dársena en el Callao y el gran coliseo en el Rímac. Además, la creación de la Villa Panamericana, que albergaría a 9.000 personas. Necesitaremos mejorar nuestro aeropuerto, carreteras y hoteles. Reducir la inseguridad ciudadana.
Por ello, el discurso pesimista no tiene cabida, pues toda esta construcción creará miles de puestos de trabajo y los beneficios se quedarán aquí para las futuras generaciones.
Qué gran oportunidad para mostrar nuestra chicha morada rica y saludable, nuestro lomo saltado, es decir, toda nuestra gastronomía, que el mundo está comenzando a conocer. Exhibir nuestros imponentes conjuntos arqueológicos, como Choquequirao, Kuélap o Caral, nuestros parques, museos y lo que significa ser peruano. Y cuando ellos regresen a sus casas, hablarán de todas las cosas lindas que el Perú ofrece.
¿Renunciar a que Lima sea sede de los Panamericanos? ¿Renunciar a los sueños de los deportistas que competirán en el Perú y por el Perú?
Yo no renunciaría a algo que recién he comenzado a soñar ni tampoco consideraría un error aceptar este evento, por eso sí creo que Lima está preparada para esta tarea. Porque los sueños se hacen realidad si trabajas duro para lograrlos. Entonces, hagámoslo.
EN CONTRA
Oportunidad por perder
- Leyla Chihuán -
Congresista de la República
El 11 de octubre del 2013 obtuvimos la sede de los Juegos Panamericanos y Juegos Parapanamericanos Lima 2019. Inmediatamente después de la designación señalé que era un compromiso que podía desbordarnos si no se trabajaba con celeridad, pues el tiempo que disponíamos para aprovechar la gran oportunidad que representaba para la ciudad y el país un evento de tal envergadura no era suficiente. Se trata de una carrera contra el tiempo que no se ha sabido afrontar.
Al Estado Peruano le tomó un año y cuatro meses reaccionar y darse cuenta de que los Panamericanos del 2019 eran de interés nacional. En apresurada publicación que omitió indicar que también tenemos que organizar los Parapanamericanos inmediatamente después, se señalaron los plazos para la creación del comité organizador, la elaboración y aprobación del plan maestro. Ningún plazo se cumplió.
Querer hacer un borrón y cuenta nueva, no querer partir del avance que se había realizado, fue el primer error. Durante el primer semestre del año, los encargados del evento deportivo más importante de nuestra historia, cuya complejidad es mayor inclusive que unos Juegos Olímpicos, se perdieron en imprecisiones y siguieron barajando opciones para las cuales los plazos ya habían caducado.
Esta semana, apresurado por la Asamblea General de la Organización Deportiva Panamericana que se realizó en Toronto, el Perú presentó los avances de la organización de los Panamericanos. Señaló que la Villa Panamericana se ubicará en Jesús María, opción que no se había manejado, la cual tiene un planteamiento que –según los entendidos– no sería el ideal para este tipo de competencias y que además es la propuesta que menos oportunidad brinda de hacer ciudad.
El Gobierno señala que en el 2016 se iniciarán las obras para asegurar la culminación de la infraestructura deportiva y ahí ha terminado todo el discurso. Concebir los Panamericanos solo como un evento deportivo es un gran error. Una competencia de esta dimensión no se debe enfrascar solo en la construcción para los Juegos, sino que debe hacerse pensando en la ciudad, replanteando y articulando infraestructura urbana, los sistemas de transporte, accesibilidad, espacios públicos y una larga lista que sirven para los Panamericanos, pero que perdurarán. Eso es algo que al parecer no se entiende o no se quiere entender.
El Perú ha sido sede de más de una decena de competencias internacionales, como Sudamericanos o Bolivarianos, y en ningún caso se cumplieron los plazos señalados, no hubo un enfoque transversal ni articulado, no se aprovecharon correctamente para crear dinámicas económicas a favor de la población, para la promoción del turismo interno ni externo o para impulsar el desarrollo del turismo deportivo. Tampoco se generaron cambios en las ciudades al no aplicarse el principio de ‘acupuntura urbana’. Tal como se están enfocando las cosas, la historia parece destinada a tener el mismo desenlace.
Se ha perdido mucho tiempo y solo se reacciona cada vez que se cierra un ‘deadline’. Por ahora no estamos preparados para beneficiar a la ciudad y a sus ciudadanos. Por eso, lo más responsable es dar un paso al costado.