“Lo primero es no hacer daño"

Luis Solari de la Fuente

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Luis Solari de la Fuente

La importancia de la ética en la práctica médica

Virginia Baffigo

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Virginia Baffigo

“Estamos hablando de un acto que cuestiona la plenitud moral para ejercer una buena práctica médica”.



‘Primun non nocere’ (que, traducido del latín, significa “lo primero es no hacer daño”) es la máxima por excelencia del ejercicio de la profesión médica.

No solo es aplicable al acto médico como tal, sino que alcanza íntegramente a la conducta profesional del médico. Por ejemplo, el caso de médicos jefes de servicio detectados en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) que salían del hospital público durante su jornada laboral para irse a trabajar a una clínica privada y regresaban luego al hospital público para “marcar” su salida.

¿Es solo un tema de incumplimiento de horarios, como indica el artículo 15 del Código de Ética y Deontología del Colegio Médico del Perú (CMP), que señala que “el médico debe ser respetuoso en el cumplimiento del horario establecido para la atención de sus pacientes tanto en el ámbito público como privado”? Obviamente, no.

La ausencia de un médico en un hospital durante su horario de trabajo pone en riesgo la y la vida de los pacientes a su cargo. ¡'Primun non nocere’!

Aun más allá de esas responsabilidades, estamos hablando de un acto intrínsecamente malo, que revela la escasez de sentido del bien y del mal, de lo bueno y lo malo por parte de los que lo han cometido y que cuestiona profundamente su indispensable plenitud moral para ejercer una buena práctica médica.

Fue la Contraloría General de la República (CGR) la que detectó e hizo la denuncia pública sobre los casos. ¿Y las autoridades directivas del hospital público y la clínica privada en donde se ejercía la ilícita dupleta laboral? ¿Nadie sabía? ¿Quién cubría al ausente en caso de ser requerido en el hospital público durante su ausencia?

Cuando se trata especialmente de cautelar la salud y la vida de las personas de menos ingresos, que tienen limitado el libre ejercicio del derecho a escoger el servicio de salud en el que se atienden, casos como el denunciado por la CGR requieren decisiones ejemplares de las autoridades a cargo.

No hace falta ser un sabio jurista para saber que el compadrazgo, la componenda, la complacencia, el falso espíritu de cuerpo, la falsa tolerancia, son enemigos declarados de la gestión pública. Algunas máximas de la sabiduría popular son muy útiles para al que le toque dirigir acciones en el que el futuro de las familias o las personas puede estar en riesgo por esas lacras citadas. Una me la enseñó una querida tía: “Con miel solo se cazan moscas”. Otra, de origen perdido: “Para cambiar las cosas que hacen las personas, hay que cambiar a las personas que hacen las cosas”. Sencillas, pero, en manos firmes, muy eficaces.

Ya es hora de volver a la verdadera solución. Las direcciones de hospitales, las jefaturas de departamentos y de los servicios deben obtenerse por concurso. Es tiempo de que la ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, convoque a los organismos gremiales y al CMP para elaborar el reglamento correspondiente.

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