Los resultados de las elecciones regionales celebradas el último domingo en Venezuela dejaron una imagen contundente. El mapa venezolano refleja que 20 de las 23 gobernaciones, además de la alcaldía de la capital Caracas, están pintadas de rojo, el color del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) de Nicolás Maduro.
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La oposición, que regresó a la contienda electoral luego de cuatro años en los que llamó al boicot de los procesos por considerarlos manipulados y fraudulentos, consiguió representación en apenas tres estados.
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Los resultados opositores incluyen la pérdida de la gobernación en Táchira, pero el control sobre Zulia, el estado más poblado del país.
Cabe resaltar el bajo nivel de participación que se registró durante los comicios. Según el Consejo Nacional Electoral, apenas el 41,8% de los 8,1 millones de venezolanos habilitados para sufragar ejercieron su voto.
El proceso, además, se dio en medio del freno a los diálogos que sostenían la oposición y el chavismo en México. Ello luego de que el oficialismo retirara a sus representantes en respuesta a la extradición de Álex Saab, considerado el principal testaferro de Maduro, de Cabo Verde a Estados Unidos para ser juzgado.
¿ALGUIEN GANÓ?
Si bien los resultados pintan al país casi por completo del rojo del PSUV, el ausentismo ha sido extremadamente grande. Lo que nos lleva a preguntarnos si finalmente alguno de los dos bandos podría sentirse realmente ganador en estas elecciones.
“El chavismo mostró una pérdida de caudal impresionante. Sobre la cantidad de votantes, evidentemente saca el mayor porcentaje. Pero contrastado con el número de votantes en el país y los que había conseguido antes está muy lejos. Si la oposición logra plantear una estrategia unitaria y el chavismo organiza una elección medianamente limpia, le van a dar un susto a Maduro en el futuro. El chavismo, electoralmente, ha perdido casi toda su base social de sustentación. Ese declive viene desde el 2013, es algo que no se puede perder de vista y debe estar en el análisis opositor”, comenta a El Comercio el politólogo de la Universidad Central de Venezuela Luis Salamanca.
“A mí los resultados no me sorprenden, eran los esperados. Una frase estuvo rondando por mi cabeza los últimos días: el autoritarismo competitivo. Eso es lo que Maduro ha hecho. Él designa cuándo se hacen elecciones y cuándo no, no es como cualquier país que tiene un cronograma detallado en la Constitución. Se invitan a observadores, se hace una elección y ganan 20 de los 23 departamentos. La primera lección es que la oposición sigue dividida y es algo que ha provocado el Gobierno, para obtener réditos de eso. El Gobierno no aceptó ir a ningún debate en ningún departamento con los candidatos de la oposición. Primero dividieron a la oposición y luego la minimizaron. Oposición dividida no gana elecciones. Ahora tienen la mente puesta en que el próximo año pueden hacer un referéndum revocatorio, pero creo que son puras ilusiones. El Gobierno, a través del ente electoral, manipula todo y hace lo que le da la gana. Espero los resultados de los observadores, pero tampoco les tengo mucha esperanza. Ayer hubo un muerto en el estado de Zulia y dos personas heridas, pero los observadores no hicieron nada”, señala por su parte el analista político Luis Nunes.
LA DIVISIÓN OPOSITORA
Ambos expertos coinciden en que el principal obstáculo que enfrenta la oposición -no solo durante los últimos comicios sino por varios años- es la incapacidad de alinearse para presentar una propuesta conjunta.
Tanto Nunes como Salamanca, además, indican que esta división es consecuencia de una estrategia emprendida por el chavismo.
“Así es y no veo propósito de enmienda. Las declaraciones son las mismas de siempre. Dan a entender de que el proceso estuvo viciado, pero igual participaron. Anoche Maduro habló de un diálogo pero no quiere sentarse en la mesa instalada en México. No le veo futuro al país por ahora”, confiesa Nunes.
“Podemos decir que la oposición venezolana está dividida en varios fragmentos. En primer lugar, la Mesa de Unidad Democrática, una alianza de más o menos 40 partidos; la Alianza Democrática, que incluye al movimiento recién formado Fuerza Vecinal; y otro pedazo que es el bloque que yo llamo radical, donde está Maria Corina Machado y otros sectores que sostienen que las elecciones no son el camino para lograr el cambio político. Esto ha venido sufriendo un proceso de atrincheramiento de cada sector en su respectivo espacio. El tema no es que estén divididos, sino si son reconciliables para alguna acción conjunta en el futuro. Por delante tienen la posibilidad del referéndum revocatorio en el 2022 y la elección presidencial en el 2024. Si la oposición quiere llegar con una propuesta unitaria, tendría que buscar la maneras de tender puentes entre sectores”, señala Salamanca,
Sobre las causas de la división, el politólogo identifica tres como las principales.
“Primero, la acción del gobierno autoritario. Ha estado enfocado en acabar con la oposición principal y permitir una que no le suponga ningún riesgo de derrota. No solo ha ilegalizado partidos, los ha desmembrado, le ha quitado personalidad jurídica a parte de un partido y se la ha pasado a otra que se entiende con el Gobierno. Esa es la primera razón, la más importante. Frente a esa tendencia autoritaria muy vieja que empezó con Chávez y Maduro ha profundizado, vemos como reacción que la oposición se fractura al momento de decidir cómo afrontar ese autoritarismo. Se dividen porque el régimen los ataca de diversa manera y ellos responden de diversa manera”.
“En tercer lugar, por supuesto, está el tema de las apetencias personales que nunca faltan en política y son legítimas. El tema es que los liderazgos opositores en Venezuela han sido perecederos. En estos 22 años hemos tenido desde Salas Romel, pasando por Arias Cárdenas, Manuel Rosales, Henrique Capriles y luego intentos no electorales como los de Leopoldo López, Maria Corina Machado, Ledezma. Ahora estamos con el liderazgo de Juan Guaidó que entró en fase declinante, ha perdido mucho respaldo interno e internacional. La oposición no tiene a un líder reconocido por todos, pero quien más se acerca es Guaidó. Eso es grave, porque un país con una oposición que no tiene un liderazgo sólido entra en caos”, explica.
La figura de Guaidó, ciertamente, ha visto su popularidad caer desde mediados del 2019, año en el que se proclamó presidente encargado de Venezuela. La principal razón es, según los expertos, no haber cumplido con las altas expectativas que él mismo había generado.
“Hacia el interior del país (el líder) puede ser Guaidó, pero está muy venido a menos. La abstención da el mensaje de que parte del país no quiere ni al Gobierno ni a la oposición. Fuera del país hay jóvenes valores, pero están todos en el exilio. Por ahora no hay líder visible para sustituir a Guaidó”, comenta Nunes.
MIRADA AL FUTURO
Pasados estos comicios, el calendario venezolano marca en principio dos momentos importantes para los años más próximos. En el 2022, la oposición tiene la opción de activar un referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro y en el 2024 se deberían celebrar las elecciones presidenciales.
Bajo la realidad actual, ¿qué esperanzas podría acoger la oposición para ambos momentos?
“No se pueden ver separados los años venideros, incluido el 2021. La oposición enfrenta un desafío que puede ser definitivo para esta generación de políticos. Si se pasa del 2024 sin poder desalojar democráticamente a Nicolás Maduro, estaríamos hablando que entramos a la década de los 30 y son muchos años para un montón de políticos. Hay que poner el interés nacional por encima de los particulares. Además, hay que aplicar reglas muy claras y fórmulas de compensación interna. Con esto último me refiero a la idea de que se comience con primarias para elegir al candidato del 2024, yo no lo veo lejano sino mas bien que esos comicios ya están encima. Eso debe entrar en agenda y que haya un programa trienal para enfrentar lo que viene buscando el cambio democrático. Además, el candidato ganador debe comprometerse por escrito de hacer un gobierno de coalición en caso de que gane, como el Pacto de Punto Fijo firmado en 1958. Eso sirvió para salir de la fase más aguda de aquella crisis política”, explica Salamanca.
“Hay que hacer un esfuerzo de poner por encima de los intereses de cada bloque un interés mucho más legítimo, el interés nacional. Hay un interés por regresar a la democracia en el 2024, si no es antes; hay interés en motorizar el referendo revocatorio que obviamente será bloqueado por el régimen pero hay que causar que hagan ese esfuerzo y ver la reacción de la gente. Eso es otro producto de estas últimas elecciones, se ha logrado reanimar a la gente tras varios años sin asistir a elecciones con un criterio competitivo. Si no ejercitas los músculos electorales no estarás preparado en la votación, es como ir a jugar fútbol sin entrenar”, complementa.
“Sería una oposición nueva, con nuevos liderazgos. Con la misma gente de siempre no creo que se dé. El Gobierno, por su parte, con los votos de ayer intentará pedirle a la Unión Europea y a EE.UU. a través del Centro Carter, que les levanten las sanciones o liberen sus cuentas en el exterior. Maduro está en un plan de negociar, no con la oposición sino con quienes puedan hacer mella a su proyecto económico y de gobierno”, opina por su parte Nunes.
Y precisamente sobre el diálogo entre el Gobierno y la oposición, ambos expertos coinciden en que la mesa instalada en México no traerá mayores réditos al país.
“Maduro no se está tomando en serio el diálogo. Él intentó obtener algo con la convocatoria, un algo que tenía que ver con la posibilidad de que le suspendieran las sanciones o se las aliviaran. Pero el mundo democrático dijo que no habría eso si no democratizaba el país. Las aspiraciones de los sectores que están negociando son tan excluyentes que es muy difícil que concluyan en algo. Por eso Maduro comenzó a cuestionar la mesa, insultó a los opositores, metió el tema de Álex Saab, todo para alborotar la mesa e implosionarla. Maduro no va a negociar lo más importante, quiere ganar cuotas sin ceder nada a cambio, eso es imposible en una negociación”, señala Salamanca.
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