La captura de uno de sus soldados toca a Israel en su punto más vulnerable.
Capturas en años recientes provocaron que Israel, en principio, emprendiera dramáticas acciones militar y, años más tarde, llegara a discretos acuerdos.
En 2006, el país pasó dos veces por esa experiencia: primero en la frontera con Gaza y, semanas después, en la frontera con Líbano.
Recuerdo claramente la noticia de cada captura. El 25 de junio de 2006, mis colegas y yo nos dirigíamos desde Jerusalén hacia el cruce de Erez a Gaza, tras enterarnos de una incursión de militantes palestinos.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) cerraron inmediatamente la frontera.
Mientras esperábamos en una estación de servicio cerca de Erez, vi una noticia de último minuto en mi computadora: Las FDI dicen que un soldado fue capturado por el enemigo.
EL CASO DE GILAD SHALIT
La noticia del rapto del cabo Gilad Shalit estremeció a muchos israelíes, bastante más que si lo hubieran matado. La muerte significa un final repentino pero definitivo. En cambio, una captura implica el inicio de una espera desesperada e incierta.
Un día después de la detención de Shalit, cruzamos hacia Gaza y fuimos testigos de la primera de numerosas incursiones aéreas israelíes en carreteras y edificios gubernamentales palestinos.
El mensaje de las FDI a Gaza era claro: devuelvan a Gilad Shalit sin condiciones o seguiremos bombardeándolos.
Pero los grupos militantes palestinos no estaban dispuestos a soltar a un soldado capturado a cambio de nada. Los militantes anunciaron que deseaban un intercambio de prisioneros.
Israel rechazó la propuesta.
"No habrá negociaciones para liberar prisioneros", afirmó la oficina del entonces primer ministro, Ehud Olmert.
Desde la perspectiva de Israel, lo peor estaba por venir.
SOLDADOS DESAPARECIDOS
La mañana del 12 de julio de 2006, estaábamos sentados frente a la mesa de café en nuestra oficina de Gaza, recuperándonos de días de incursiones aéreas. El televisor estaba encendido en una esquina de la habitación.
Uno de mis colegas dijo sorprendido: "Un canal de televisión en Líbano indica que Hezbolá tiene en su poder a dos soldados israelíes". Pronto se confirmó la noticia.
Hezbolá, la milicia chiita respaldada por Siria e Irán, había matado a dos soldados israelíes y capturado a otros dos: Ehud Goldwasser y Eldad Regev. La milicia se rehusó a revelar si estaban vivos o muertos.
Israel procedió a seguir el mismo patrón que en Gaza. Fue a la guerra contra Hezbolá en Beirut y el sur de Líbano, y exigió la liberación incondicional de sus dos soldados cautivos, sin intercambio ni negociación.
Hezbolá respondió disparando cohetes Katyusha hacia Israel y esperó hasta que pudiera haber un intercambio de prisioneros. Un cese el fuego, 34 días después, no resultó en el retorno de los soldados desaparecidos.
Tanto en Gaza como en Líbano en 2006, la táctica inmediata de Israel de bombardear a sus enemigos para liberar a sus cautivos de las FDI fracasó.
Tanto Hamas como Hezbolá apostaron por una premisa simple: si resisten el tiempo suficiente, eventualmente Israel negociará para liberar a sus soldados.
De un modo inusual, Hamas y Hezbolá entienden la mentalidad de Israel, así como al propio estado judío.
Israel recluta a sus hombres y mujeres jóvenes para el servicio militar, bajo el entendido de que nunca dejará a ningún soldado en manos del enemigo.
Al final, la necesidad de Israel de traer de vuelta a sus soldados rehenes puede más que su negativa inicial de hacer concesiones a sus enemigos.
INTERCAMBIO DE PRISIONEROS
El 16 de julio de 2008, Israel puso en libertad a cinco militantes libaneses y entregó los restos de unos 200 militantes palestinos y libaneses a cambio de los restos de Ehud Goldwasser y Eldad Regev.
Entonces, el 18 de octubre de 2011, Israel comenzó a liberar a 1.027 prisioneros palestinos y árabes israelíes a cambio de la liberación de Gilad Shalit, después de más de cinco años en cautiverio.
Los intercambios de prisioneros fueron objeto de mucho debate en Israel.
La necesidad de traer de regreso a los soldados desaparecidos ¿realmente debilita al estado, al estimular a los grupos militantes a intentar más raptos?
La captura de Hadar Goldin en Gaza reabrirá este debate.
Hamas podrá presentar el rapto del soldado como un logro tangible de la actual serie de enfrentamientos en Gaza: una manera de asegurar la liberación de prisioneros palestinos en el futuro.
Al inicio de estos recientes combates en Gaza, Hamas exigió la puesta en libertad de varias decenas de palestinos arrestados en julio.
Esos hombres fueron liberados originalmente como parte del intercambio por Gilad Shalit. Ahora, la captura de otro soldado israelí podría conducir a negociaciones para volver a liberarlos.
La historia se repite a sí misma en ciclos cortos.