Duró apenas media hora, pero fue la primera vez en tres años que se sentaron frente a frente. Unos los acusan de asesinos y los otros de terroristas. El primer encuentro entre el Gobierno Sirio y la oposición que busca derrocar al presidente Bashar al Asad concluyó ayer en Ginebra, luego de treinta minutos en los que ambas delegaciones se miraron en silencio mientras el mediador de la ONU procuraba reducir la distancia que los separa.
Después de días tensos en los que evitaron verse cara a cara y se reunieron por separado con el mediador Lajdar Brahimi, la delegación de Al Asad y los representantes de la Coalición Nacional Siria se sentaron en una mesa en forma de U y luego salieron por puertas separadas con el fin de no entrar en contacto.
Brahimi preparó el terreno para conversaciones encaminadas a poner fin a la guerra civil en Siria. Solo habló él, según Anas al-Abdé, que integró el grupo de la coalición.
"Para nosotros no fue fácil sentarnos frente a la delegación que representa a los asesinos en Damasco, pero lo hicimos por el pueblo sirio y por los niños de Siria", afirmó. Todos los presentes se mantuvieron en calma.
Las discrepancias fueron patentes antes del inicio de la reunión. La delegación de Damasco negó que hubiese aceptado la premisa de un gobierno de transición, mientras que la oposición dijo que no aceptaría nada menos que la salida del presidente Al Asad. Algunos diplomáticos han dicho que el mero hecho de lograr que las partes se sentaran a la misma mesa podía ser considerado un logro tres años después del comienzo de la rebelión que ha dejado 130.000 muertos.
"Hoy comenzaremos con ideas modestas para ir ampliándolas a fin de lograr algo e iremos avanzando gradualmente a cuestiones cada vez mayores", afirmó el vicecanciller sirio Faisal al-Mikdad antes del encuentro.
Al-Abdé agregó que los dos bandos se reunirían otra vez el sábado pero que solamente se dirigirían al mediador.
Agenda pendiente
El primer punto del temario es un alto el fuego para la ciudad de Homs, la tercera ciudad de Siria. Homs se convirtió en un centro importante de la resistencia desde el comienzo de la rebelión
Los vecindarios en el sector antiguo de la ciudad están casi destruidos después de los reiterados ataques del gobierno para desalojar a los rebeldes. La urbe tenía un millón de habitantes, pero la mayoría ha huido.
La guerra civil siria comenzó en el 2011 con protestas mayormente pacíficas contra Al Asad, que recurrió al aparato militar para reprimir a los manifestantes. Una cuarta parte de la población nacional se ha visto desplazada y se ha refugiado en campamentos dentro de Siria o en países vecinos.
La rebelión se transformó en una guerra entre aliados de ambas partes, entre Irán y Arabia Saudí, con combatientes extranjeros en los dos bandos.