¿Cuál será el siguiente paso? Esa es la pregunta que se hace el mundo luego de que Irán disparara 180 misiles contra Israel, en lo que constituye el segundo ataque directo de la República Islámica en este año. Tanto el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu como los altos mandos militares han dicho que la represalia es inminente. Teherán respondió sin bajar los decibeles y amenazó con apuntar a “toda la infraestructura” de su enemigo si ello ocurre. La situación hace temer que se desate una guerra más amplia en el Medio Oriente, donde ya hay acciones bélicas en Gaza desde el 7 de octubre entre Hamás e Israel, y una operación terrestre en curso de Israel en el sur del Líbano para neutralizar a la milicia chiita Hezbolá. A todo esto se suman las acciones que ejecutan contra Israel los rebeldes hutíes de Yemen y las milicias armadas por Irán en Irak y Siria.
El miércoles, el diario Jerusalem Post informó que varios misiles de Irán alcanzaron bases de la Fuerza Aérea de Israel causando daños materiales. Ningún civil, soldado o avión resultó dañado por las explosiones.
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Los daños en las bases militares no fueron lo suficientemente significativos como para obstaculizar el trabajo de la Fuerza Aérea, lo que permitió a Israel seguir atacando objetivos en Gaza y el Líbano.
Además, el ejército israelí ha precisado que los daños tampoco impiden que Israel ataque a Irán en cualquier momento.
La mayor parte de misiles disparados por Irán fueron interceptados por los sistemas de defensa de Israel Cúpula de Hierro y Arrow. Pero ello no evitó que millones de personas se vieran amenazadas y tuvieran que buscar refugios antiaéreos.
Cabe recordar que en el ataque de abril, Israel determinó que Irán usó 185 aviones no tripulados, 36 misiles de crucero y 110 misiles tierra-tierra. La mayoría fueron destruidos con la ayuda de Estados Unidos y otros países aliados, incluso antes de que cruzaran a territorio israelí. El ataque causó daños menores en una base militar israelí y la metralla hirió gravemente a una niña de 7 años de una comunidad árabe beduina del sur de Israel.
Israel tomó represalias disparando misiles contra Irán. Apuntó a un objetivo cercano a las instalaciones nucleares de la República Islámica, causando pocos daños, aunque sirvió para demostrar a Irán que es vulnerable.
En ese momento, los analistas consideraron que ambas acciones fueron anunciadas y limitadas y no tenían el objetivo de causar numerosas víctimas.
En el ataque de abril, Israel tuvo varios días de anticipación para coordinar su defensa con Estados Unidos y sus aliados en la región. Pero la acción del martes se produjo con solo horas de anticipación. EE.UU. lanzó una alerta y al poco tiempo los misiles ya estaban sobre Israel.
En comparación con el de abril, el ataque del martes ya no es considerado simbólico y hay inquietud por la forma en la que Israel responderá.
El miércoles, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, dijo que “no busca la guerra”, pero prometió una respuesta “más fuerte”, en caso de que Israel responda al ataque con misiles.
- Israel está en guerra con Hamás en Gaza desde que el movimiento islamista palestino lanzó un ataque sin precedentes contra su territorio el 7 de octubre de 2023, que dejó 1.205 muertos. Además, secuestró a 250 personas, de las cuales unas 100 permanecen cautivas.
- La ofensiva israelí en Gaza ha dejado más de 41.600 muertos, en su mayoría civiles.
- Israel también lleva adelante una operación terrestre en el Líbano contra Hezbolá. La semana pasada mató en Beirut a su máximo líder, Hassan Nasrallah. Además, cientos de libaneses han muerto en los recientes bombardeos israelíes.
¿La respuesta de Israel podría desembocar en una guerra directa?
El analista internacional Roberto Heimovits sostiene que para entender la situación se debe partir de la premisa de que Irán no tendría por qué tener algún problema con Israel, porque no hay ningún área de disputa geopolítica entre ambos, no tienen fronteras e Israel no representa una amenaza para Irán, “pero a pesar de todo ello, Irán ha decidido convertirse en el enemigo mortal de Israel desde 1979″.
“Entonces, después del ataque del martes, es probable que Israel decida adoptar una respuesta bastante dura para mantener su disuasión, tanto frente a Irán como a otros enemigos en el Medio Oriente”, anticipó Heimovits a El Comercio.
El analista citó lo dicho por el exprimer ministro israelí Naftali Bennett, quien manifestó que esta es una oportunidad de Israel para eliminar la mayor amenaza a su existencia: el programa de Irán para construir bombas nucleares.
“Israel también puede atacar como represalia la infraestructura de producción y exportación de petróleo de Irán”, anotó Heimovits.
Específicamente, las represalias más extremas podrían estar relacionadas con un ataque a los centros de enriquecimiento de uranio de Natanz, que es el núcleo del programa nuclear de Irán. Mientras que un ataque a la industria petrolera sería un duro golpe para la economía del país. Tampoco se pueden descartar los asesinatos selectivos de dirigentes iraníes.
¿Un ataque a Natanz podría desembocar en una guerra directa? Heimovits cree que esa acción provocará otra andanada de misiles de Irán disparados contra Israel, quizá más grande que la del martes.
“Realmente, la amenaza para Israel es el programa nuclear militar de Irán, país que ha dicho en numerosas ocasiones que Israel debería desaparecer. Si se ve el asunto de manera racional, tanto Israel como cualquier otro Estado en su posición, que viera amenazada su existencia por un enemigo que quiere dotarse de armas nucleares, buscaría eliminar el peligro nuclear, el programa nuclear del enemigo, antes de que pueda construir su primera bomba nuclear”, enfatizó Heimovits.
“Una sola bomba nuclear, un misil equipado con una cabeza nuclear, puede hacer más daño que los 180 misiles convencionales que Irán lanzó el martes, incluso más daño que 500 0 1.000″, explicó el analista.
Heimovits refirió que el jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, ha dicho que en cuestión de semanas Irán podría tener uranio enriquecido al 90% para dos bombas nucleares, aunque también necesita tener avanzados otros sistemas como el de navegación, además de miniaturizar las cabezas nucleares para poder ponerlas en un misil. “Nadie sabe qué tan cerca puede esta Irán de esto, probablemente lo esté. Podríamos hablar de meses o semanas”.
“Si Israel lanza un ataque mayor contra el programa nuclear de Irán, esto puede generar nuevos choques entre ambos países. Pero no olvidemos que entre ambos no hay fronteras comunes. Hay más de 1.200 kilómetros de distancia. La distancia geográfica limitaría el alcance de un choque militar directo. Lo que no se sabe es la reacción de Irán si su industria nuclear es atacada, podría amenazar con bloquear el Golfo Pérsico, aunque eso está en el terreno de lo incierto”, dijo Heimovits.
Por su parte, Carlos Novoa, analista internacional especializado en temas del Medio Oriente, manifestó a El Comercio que no le sorprende el ataque de Irán porque es una represalia por la ofensiva feroz y masiva que Israel infligió a Hezbolá en el Líbano, provocando la muerte incluso de su máximo líder Hassan Nasrallah.
“Hay que entender que Irán es la potencia chiita más grande del mundo musulmán y Hezbolá es un grupo chiita. Hezbolá es un actor más del Líbano, no es quien tiene el control total, pero sí mucha influencia porque es un partido político con un brazo armado, con presencia en el Gabinete, en el Parlamento y con gran apoyo social”, remarcó Novoa.
“Entonces, Irán se ha sentido golpeado directamente y ha lanzado una ofensiva que ha sido brutal sobre Israel, con 180 misiles, un acto sin precedentes, quizá uno de los mayores ataques que haya recibido Israel en su historia reciente, pero que no ha tenido una cantidad de muertos masiva como se esperaría debido al gran sistema antimisiles que tiene Israel, y también al apoyo de Estados Unidos que ha participado en la defensa con su sistema de desvío de misiles. Desde el punto de vista israelí, es un triunfo el no haber tenido víctimas, aunque sí este tipo de acciones generan un tremendo estrés en todo el país, que es muy pequeño”, indicó.
Novoa considera que la respuesta de Israel puede determinar si ambos países entran en una confrontación directa, “que la han evitado hasta el momento, sobre todo Irán, que es un actor principal en el Medio Oriente, que se disputa el liderazgo en el Golfo Pérsico con Arabia Saudita. Irán ahora tiene en Israel a un enemigo a eliminar, pero no lo va a hacer porque Irán está evitando por todos los medios una escalada directa. Cuando sea inevitable lo hará”.
Una escalada directa, según Novoa, podría arrastrar a otras potencias, como Estados Unidos en defensa de Israel y eventualmente Rusia y China en favor de Irán. “Sí existe una posibilidad de un escalamiento preocupante. En este momento lo importante es que las grandes potencias entren a tallar para frenar la violencia”, manifestó.