La emboscada en Michoacán donde murieron 14 policías es la más mortífera de los últimos años. Pero también es señal de un nuevo escenario que se presenta este año: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que se atribuyó la masacre se encuentra en una especie de pulso con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, coinciden los especialistas.
El ataque del 14 de octubre en Aguililla es una forma de medir la reacción de las autoridades y también ver los alcances de su estrategia de seguridad, explican analistas como Francisco Jiménez Reynoso, investigador del centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.
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“Es un pulso para medir fuerzas, una medición de lo que puede ser capaz uno y otro”, subraya a BBC Mundo.
Actualmente al CJNG se le considera el más violento de México, así como el de mayor crecimiento en los últimos años.
De acuerdo con la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, la organización tiene grandes ganancias con la exportación de drogas sintéticas como fentanilo.
Y es además el que menos afectaciones tiene en su patrimonio, asegura Alberto Islas, director de la consultora en seguridad Risk Evaluation.
“Tienen mucho flujo de efectivo y casi no invierten en casas, bodegas o restaurantes”, dice a BBC Mundo.
“Por eso es difícil que les ubiquen o decomisen propiedades, como sí ocurre con otras organizaciones”.
BBC Mundo pidió a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) una evaluación sobre el reto del CJNG al actual gobierno.
La dependencia encabeza el gabinete de seguridad de López Obrador. No hubo respuesta.
“Pórtense bien”
El ataque a policías en Aguililla no es el primer desafío del grupo a las autoridades, recuerdan los expertos.
En mayo pasado, por ejemplo, un convoy de al menos 20 camionetas con sicarios del CJNG recorrió las principales calles y avenidas de Zamora, Michoacán.
Después atacaron el cuartel de la policía militar. Tres oficiales fueron asesinados y ocho más resultaron heridos.
Del recorrido se difundió un video en redes sociales de internet. Analistas como Ricardo Raphael, director del Centro Cultural Universitario de Tlatelolco, advirtieron en ese momento que el ataque fue un mensaje a López Obrador.
“Se acabó la tregua. No se esconderán más, el CJNG ha decidido hacer sentir de nuevo su poderío”, escribió en el diario El Universal.
En agosto ocurrió otro incidente cuando se difundió un video atribuido a Nemesio Oseguera, “El Mencho”, líder de la organización.
El presunto capo criticó al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, a quien acusó de atacar al Cártel por una rencilla personal. El mandatario negó el señalamiento.
También envió un mensaje al presidente López Obrador. “Usted es una persona justa y hace su trabajo, defiende a la ciudadanía como yo defiendo a mi gente y a los ciudadanos” dice el video.
El presidente dijo que “no todo tiene que ver con la realidad. Vemos con precaución todo esto, las mantas, los mensajes, amenazas”.
Luego pidió “a todos los que se dedican a estas actividades ilícitas a que se porten bien, que no afecten a los demás. No hay ninguna justificación”.
Cártel poderoso
¿Qué es el el CJNG? Según la DEA el grupo “es uno de los más poderosos de México: el Departamento de Justicia considera que es una de las cinco organizaciones criminales más peligrosas del mundo”.
En un comunicado de octubre de 2018, la agencia dice que el cártel “es responsable del tráfico de toneladas de cocaína, metanfetamina y heroína con fentanilo a Estados Unidos, así como la violencia y pérdida significativa de vidas en México”.
No siempre fue así. Hasta 2010 el grupo era parte de la organización de Ignacio Coronel, “El Nacho”, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa quien vivía en Jalisco.
El capo fue abatido durante un enfrentamiento con militares ese año, lo que provocó una fractura en la organización.
Uno de los líderes del grupo, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, se quedó con el control del territorio. Su grupo se conoció después como Cártel Jalisco Nueva Generación.
El CJNG empezó una disputa con sus antiguos aliados, el Cártel de Sinaloa e inclusive el grupo fue investigado por la Fiscalía de Jalisco como probable autor del secuestro de dos hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa y quien en ese entonces estaba encarcelado en México.
El plagio ocurrió en agosto de 2016 en un restaurante de Puerto Vallarta, un balneario en la costa del Océano Pacífico. La organización de Sinaloa era considerada la más fuerte en México.
Algunos especialistas como José Reveles, autor de varios libros sobre narcotráfico, advirtieron que el secuestro fue un mensaje de “El Mencho” a sus rivales, pero también a las autoridades.
El mensaje
Algo que ya había hecho el grupo. Un año antes, en abril de 2015 sicarios del CJNG emboscaron a un convoy de policías en San Sebastián del Oeste, Jalisco.
Es un municipio en el sur del estado. En el ataque murieron 15 policías.
Un mes después durante un operativo para capturar a Nemesio Oseguera los sicarios del CJNG derribaron un helicóptero del Ejército.
Fue la primera vez que una aeronave militar fue derribada durante una operación de seguridad.
Después del enfrentamiento Nemesio Oseguera se convirtió en uno de los más buscados por las autoridades de México y Estados Unidos, que le incluyó en su lista de personajes con quienes se prohíbe hacer cualquier negocio en su territorio.
En 2018 durante la contienda electoral por la presidencia, el CJNG pareció mantener un perfil bajo que mantuvo durante los primeros meses del gobierno de López Obrador.
Pero la tregua concluyó, coinciden especialistas, y una evidencia fue la emboscada a policías en Michoacán.
El investigador Jiménez Reynoso dice que es parte de una respuesta a la estrategia de seguridad de AMLO, como se conoce al presidente en México.
Pero otros van más allá como Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del desaparecido Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen).
El ataque en Michoacán, dice, es un reto al gobierno federal.
“Lo que vemos es una afrenta gravísima al gobierno estatal (de Michoacán) y al federal”, explica a BBC Mundo.
“Es una forma de decir: podemos hacer lo que queramos y sin ningún límite de crueldad y violencia”.