El partido gobernante en México, Morena, se perfila para ganar al menos cuatro de las seis gubernaturas que se disputarán en las urnas el domingo, gracias en gran medida al presidente Andrés Manuel López Obrador —su campechano y carismático líder— ya la ausencia de una oposición creíble, según los analistas.
Irónicamente, en su momento de mayor fuerza política, Morena tal vez también está por ingresar en su fase de mayor vulnerabilidad: el joven partido necesita hacerse del control de Tamaulipas, un estado fronterizo y conflictivo dominado por los cárteles, y después de realizar una divisiva contienda interna para ver quién sucederá a López Obrador en la presidencia en 2024.
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Debido al dominio aparentemente inobjetable de Morena —porque ya sólo le quedarán a la oposición las gubernaturas de media docenas de los 32 estados de México— se ha producido una estampida de políticos de todos los colores que buscan sumársele o aliársele para su supervivencia política, una premura que amenaza con erosionar la ya débil cohesión e ideología de esa fuerza en el poder.
Los analistas aseguran que Morena podría estar transformándose en un “partido de gobierno” omnipresente, a similitud del antiguo Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la política mexicana durante 70 años de 1929 a 2000, pero sin la reputación de la férrea disciplina interna que lo caracterizó alguna vez.
Básicamente, Morena es una fuerza muy amplia conformada por cualquiera cuyo ingreso haya permitido a López Obrador, un político pragmático que a veces ha cortado a políticos de la oposición otorgándoles embajadas.
Esto marca una nueva etapa en la política mexicana.
“La lucha no va a ser contra la oposición, va a ser dentro de Morena”, dijo Guadalupe Correa-Cabrera, profesora adjunta en la Universidad George Mason. “Se va a desdibujar el movimiento por la incorporación de elementos que no van con el proyecto. Se está desdibujando como partido de izquierda”.
Esas contradicciones están a la vista en Tamaulipas, estado fronterizo con Texas, donde la mayoría de los exgobernadores de los últimos 20 años han ido a prisión acusados de corrupción o por asociarse con cárteles del narcotráfico que dominan el estado.
El candidato a gobernador por Morena en Tamaulipas es un cardiólogo de trato amable, Américo Villarreal, exmiembro del PRI e hijo de un fallecido gobernador priísta muy querido que también fue amigo de López Obrador.
El candidato Villareal no ha hecho las grandes propuestas para enfrentar a las organizaciones narcotraficantes como el Cártel del Noreste, que actúa con desfachatez y atacó este año el consulado estadounidense en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo.
Aunque López Obrador ha decepcionado al gobierno estadounidense al evitar la confrontación con los cárteles del narcotráfico y ni siquiera intentar el arresto de jerarcas de las drogas, ha mantenido una estrecha cooperación con Estados Unidos al detener a migrantes que buscan llegar a la frontera.
Correa-Cabrera prevé que Villarreal dará continuidad a esa tendencia, en una situación que ella dijo podría ser vista como una política de “narcopaz”. Sin embargo, la profesora destacó que la violencia del narcotráfico tiende a incrementarse después de las elecciones locales, debido en parte a que terminan los acuerdos con los políticos destacados y hay que negociar nuevas condiciones.
“Los grupos de delincuencia sí se van a ir fuera del control”, declaró Correa-Cabrera. “Va a empezar a recrudecer la violencia; al empezar, va a haber un periodo dificil; qué tan difícil no sé”.
Ivonne Acuña Murillo, profesora de ciencias políticas en la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, dice que las políticas de López Obrador, como duplicar el salario mínimo en zonas como Tamaulipas y visitar constantemente localidades y ciudades del interior, son clave para entender la posible victoria avasalladora de morena en la contienda por las gubernaturas.
“Es su continua labor de estar, de no descuidar ninguna plaza, de estar visitando siempre los lugares, los fines de semana para tener ese acercamiento con la gente, que es lo que lo nutre y nutre su poder”, dijo Acuña Murillo,
“Efectivamente, es un movimiento armado por él, que lo sigue a él, que es lo que conocemos como López Obrador y que no obstante no coincide con lo que es Morena, con sus bases y su estructura. Y entonces va a ser todo un reto”, agregó. “Me parece que es un partido que sin el gran líder pudiera ser un poco frágil en función de esas elecciones”.
Morena fue fundada por López Obrador en 2012, y cuando él se retire, el partido posiblemente se convierta en un escenario de división política de todos contra todos. La ley prohíbe la reelección del presidente.
Varias personalidades del gobierno de López Obrador han comenzado una disputa encarnizada para obtener la candidatura presidencial de Morena rumbo a las elecciones de 2024.
Morena también parece enfilarse al triunfo en las elecciones de Quintana Roo, donde se ubican centros turísticos como Cancún, Tulum y Playa del Carmen.
Aunque el turismo, la principal fuente de ingresos del estado, se ha recuperado de la pandemia de coronavirus, enfrenta enormes desafíos frente a la violencia del narcotráfico y la llegada del pestilente sargazo a sus playas.
López Obrador ha realizado una fuerte inversión en Quintana Roo para construir su proyecto turístico del Tren Maya, que unirá a las ciudades coloniales, centros turísticos de playa y sitios arqueológicos mayas, aunque ha suscitado varias críticas de los ecologistas debido a la tala de franjas de selva por parte de los trabajadores, sin mencionar las repercusiones ambientales.
“Yo creo que sí es seguro (el triunfo) para Morena; Espero que tengamos más apoyo federal y eso ayude a poner el turismo en la agenda nacional y resolver los temas que nos preocupan para el estado”, dijo Sergio León, expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), una organización empresarial.
Rafael Barajas, activista civil en Tulum, dijo que “obvio Morena va a ganar porque ese grupo político de (el alcalde de Tulum) Marciano Dzul pactó con el gobierno federal para que los dejen hacer lo que quieran mientras el proyecto del Tren Maya se lleve a cabo sin interferencia o protestas”.
Aunque todavía existen partidos de oposición, estos se han visto obligados a concertar una alianza incómoda contra López Obrador.
En dos estados donde Morena va abajo en las encuestas –Aguascalientes y Durango—, los candidatos van en forma conjunta con el PRI y el Partido Acción Nacional, de tendencia conservadora.
Morena posiblemente ganó los estados de Oaxaca e Hidalgo, cuáles gobernadores actuales del PRI se mantienen extrañamente cercanos a López Obrador. Nuevamente, los desafíos para Morena provienen más de dentro que de fuera.
“En ciertos estados, como en Hidalgo, el gobernador priísta está como más del lado de Morena”, dijo Acuña Murillo. “A mí me parece que sigue viva esa cultura política del presidencialismo; yo creo que es la lógica priísta, es decir, están del lado del que va a ganar y están del lado del presidente fuerte”.
“Si Morena cae, va a ser por una lógica interna, porque no hay oposición que le haga frente”.
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