Desde que las protestas ciudadanas empezaron en Colombia, el 28 de abril, varios países, organismos y organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación por las denuncias de represión y uso desproporcionado de la fuerza por partes de las fuerzas estatales contra los manifestantes.
Desde organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional hasta países como Estados Unidos u organismos como la ONU y la Unión Europea, el mensaje dirigido al gobierno de Iván Duque fue uno: estamos alarmados, que cese la dura represión contra las protestas.
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Desde el estallido social, además, el gobierno ha perdido a dos ministros. El 3 de mayo renunció Alberto Carrasquilla al Ministerio de Hacienda, autor del proyecto de reforma tributaria que encendió las manifestaciones (finalmente retirado); y el 11 hizo lo propio la entonces canciller Claudia Blum.
Los motivos oficiales de la renuncia de la titular de Exteriores se desconocen; sin embargo, no es difícil imaginar que las críticas del extranjero fueron importantes para tomar dicha decisión.
El lugar dejado por Blum fue ocupado el miércoles 19 por Marta Lucía Ramírez, una política de amplia experiencia que además ocupa la vicepresidencia de la República y tiene ahora por delante la compleja misión de poner la cara ante la comunidad internacional.
Precisamente con este último punto inició su gestión, mediante una gira a Estados Unidos que empezó el viernes 21 para dar a conocer la postura del régimen de Duque, es decir, representar al país en los “espacios multilaterales donde queremos reafirmar no solamente el talante democrático de nuestro país sino también la convicción de ser un país siempre respetuoso de los derechos humanos”, según el mismo Duque.
COPIOSA TRAYECTORIA
Durante los 30 años que lleva involucrada directamente en política, Ramírez se ha afianzado como una figura importante y siempre relacionada a los gobiernos colombianos.
“Ella viene de un matrimonio muy próspero, siempre ha estado en política, viene de todo un linaje político”, explica a El Comercio Ariel Ávila, politólogo y subdirector de la fundación Paz y Reconciliación.
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Nacida en Bogotá hace 66 años, estudió Derecho en la prestigiosa Universidad Javeriana, especializándose luego en Derecho Comercial y cursando estudios en Asuntos Internacionales en la Universidad de Harvard.
Su primer cargo público llegó en 1991, cuando laboró como viceministra de Comercio Exterior, una cartera encabezada por Juan Manuel Santos. Posteriormente, encabezó dicho ministerio durante el mandato de Andrés Pastrana.
En el 2002 fue embajadora en Francia y ese mismo año, con Álvaro Uribe en el poder, fue nombrada ministra de Defensa, convirtiéndose en la primera mujer en estar al frente de dicha cartera en su país.
“Cuando entré al ministerio, pregunté cuántas mujeres estaban haciendo el curso para generales y me dijeron que ninguna, porque las mujeres cuando llegaban al rango de coroneles debían salir de las fuerzas militares. Entonces, yo me empeñé en que a las mujeres había que abrirles el espacio para que sean generales si tenían la vocación militar y las capacidades. Cuando hubo la primera mujer general me sentí muy feliz de haber dado esa pelea”, contó a Ramírez a El Comercio durante una entrevista brindada en el 2018.
Del 2006 al 2009 fue senadora, y en el 2018 triunfó como compañera de fórmula presidencial junto a Iván Duque, convirtiéndose una vez más en la primera mujer colombiana en alcanzar ese puesto.
“Es como la jefa más importante en los últimos años del otrora gran Partido Conservador. Siempre ha estado con los políticos ganadores, desde Pastrana en el 98, siempre logra un cargo. Popularmente en Colombia a estos personajes se les conoce como puesteros”, añade Ávila.
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En conversación de hace tres años con este Diario, Ramírez también reiteró su intención de convertirse en la primera presidenta de Colombia. Ya en el 2009 había renunciado a su sitio en el Senado para tentar dicho sueño, aunque cayó derrotada en las internas del Partido Conservador, ganadas por la abogada Noemí Sanín.
En el 2014, se convirtió en la candidata de los conservadores, llegando a conseguir el 15,52% de los votos en primera vuelta, aunque esto solo le bastó para ocupar el tercer puesto, por detrás de Juan Manuel Santos y de Óscar Iván Zuluaga.
“Es una figura muy destacada. La primera mujer vicepresidenta, la mujer que más votos ha conseguido en la política colombiana, fue candidata presidencial y tiene gran trayectoria. Fue la primera ministra de Defensa de Colombia durante el gobierno del presidente Uribe. Es muy activa en la política, con un gran liderazgo”, comenta a El Comercio la senadora colombiana por el Partido Centro Democrático, Paloma Valencia Laserna.
¿OTRA VEZ CANDIDATA PRESIDENCIAL?
Hasta antes del paro, Ramírez era una opción presidenciable bastante atractiva dentro de la derecha colombiana. Para conseguir postularse, sin embargo, las leyes de ese país exigen que un funcionario de alto nivel renuncie como máximo un año antes de realizarse los comicios, en este caso la fecha límite era el 29 de mayo del 2021.
Asumir la Cancillería supone, de forma tácita, una renuncia a tentar la presidencia. “Era la mayor opción en el mundo de la derecha. Pero debido al paro, se rumorea que pagó una encuesta interna y se dio cuenta de que no tendría opción, por eso decide optar por la Cancillería”, asegura Ávila.
Una encuesta realizada por el Centro Nacional de Consultoría para la revista “Semana” el 16 de mayo posiciona a Marta Lucía Ramírez en tercer lugar en caso de que las elecciones presidenciales se celebraran al día siguiente, sin embargo el apoyo que recibiría solo representaría el 5% de sufragios.
Sin embargo, para la senadora Valencia el cambio de titular de Relaciones Exteriores respondería más a una postura del Gobierno. “Yo desconozco las razones que llevaron al presidente a hacer estos cambios. Evidentemente cuando hay una crisis política debe haber movimientos que oxigenen al Gobierno y le den posibilidades de conectarse con otros ciudadanos, mostrar otras figuras y poder avanzar. Hoy el Gobierno tiene el enorme reto de devolverle a Colombia el estado de derecho, que es lo que se está perdiendo”, asegura.
Al ser consultada sobre si esto representaría la renuncia de Ramírez a su sueño presidenciable, Valencia señaló que mas bien lo percibía como un escalón más hacia ese objetivo en el futuro.
“Yo no creo que eso (asumir la Cancillería) limite sus posibilidades, todo lo contrario, le otorga un protagonismo y una visibilidad muy importante para seguir avanzando en su proyecto político que es muy importante para el país. Colombia, como muchos países latinoamericanos, está en mora de tener mujeres presidentes. No porque seamos fundamentalmente mejores que los hombres, pero una sociedad capaz de elegir mujeres sí es mejor porque es más equitativa, le enseña a las niñas y a los niños que cualquiera puede estar en una posición de poder”, argumentó.
UN VIAJE, UN MENSAJE
El viaje emprendido el viernes último por Ramírez hacia Estados Unidos, y que durará toda esta semana, tiene un gran objetivo principal: transmitir el mensaje del Gobierno sobre las marchas en Colombia.
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Al respecto, la senadora Valencia detalla cuál es la postura oficialista. “La versión que está primando en los medios internacionales es amañada porque solo se ha escuchado a un sector y se han recogido muchas mentiras. La realidad de Colombia es que tenemos más de 1.500 bloqueos que están llevando a la quiebra al sector productivo, miles de empresas han quebrado porque no hay circulación dentro del país. Incluso han obstaculizado el tránsito de ambulancias. Cuando uno mira las cifras se habla de que el presidente Duque mandó a matar a los manifestantes, lo cual es absolutamente falso”, afirma.
“De todos los homicidios investigados solo cuatro están directamente relacionados con las Fuerzas Armadas de Colombia. De esos 4 hay investigaciones en curso. Muchos de los otros asesinatos no tienen que ver con la protesta, ni siquiera los vinculan. Lo cierto es que sí hay más policías heridos que civiles heridos en estas protestas. Además, se han destruido muchas estaciones de los servicios públicos, más de mil buses, el 70% del transporte público de Cali, además de bancos, cajeros, comercios. Lo que ha habido es un azote de vandalismo y casi terrorismo que es preocupante para la democracia”, añade la senadora.
Para Ávila, sin embargo, la gira de Ramírez no tendrá mayores efectos sobre la postura de la comunidad internacional, ni sobre la del mismo Gobierno.
“El gobierno perdió el discurso sobre la movilización social, hoy el discurso que hay es que las fuerzas públicas han reprimido las marchas y que eso está en la impunidad. Y eso es cierto. Yo creo que le va a ser muy difícil (a la canciller) revertir el discurso en el extranjero. Su primer pronunciamiento (en referencia a la columna publicada por Ramírez el 19 de mayo en el diario “El Tiempo”) salió muy mal, empezó a hablar del fracaso en el proceso de paz y eso no le gusta a la comunidad”, comenta por su parte Ávila.
“Va a terminar una gira para intentar mantener relaciones pero no va a tener resultado, ni la comunidad internacional ni Duque va a cambiar su mensaje”, agrega el politólogo.
La senadora Valencia, por el contrario, se muestra optimista sobre los resultados que se podrían tener con la gira. “Lo principal es enderezar la versión. Se ha mostrado al Gobierno como asesino de jóvenes y eso es absolutamente falso. Ni la policía de Colombia se prestaría para eso ni el mandatario daría una orden en ese sentido. Lo que hubo fue una protesta legítima pero también otra parte violenta, agresiva y violadora de los derechos de otros colombianos. La canciller tendrá que mostrarle al mundo la realidad de lo que pasa en Colombia, que es mucho más grave de lo que se ha mostrado. Este no es un caso de violencia de Estado sino todo lo contrario, la utilización de la protesta como un mecanismo para desestabilizar un Gobierno democráticamente elegido”, afirma.
En la misma encuesta de “Semana”, citada líneas atrás, sin embargo, el 81% de colombianos considera que el manejo del presidente Iván Duque sobre el paro ha sido negativo.
La senadora Valencia considera que este resultado se puede interpretar de dos formas. “Lo que pasa es que si le preguntan a la comunidad internacional por qué cree que el presidente manejó mal el paro dirían que uso mucha fuerza. Lo que dirían los colombianos es que le ha faltado autoridad. Hoy sienten, en regiones como el suroccidente del país, que se les está dejando a merced de los violentos, que no pueden circular por la carretera, que hay retenes ilegales y las empresas están cerrando sus puertas, teniendo que empezar con despidos. Llevamos 21 días de paro donde hay empresas con miles de trabajadores a las que obligan de no trabajar. Están amenazados, al que se atreve a ir a trabajar lo violentan. Todas las empresas productivas hoy sienten lo que está pasando”, afirma.
Cabe resaltar que en la encuesta citada el 79% apoya endurecer las sanciones y penas contra el vandalismo y el 68% aseguró estar en desacuerdo de los bloqueos. Sin embargo, el 72% se mostró a favor del paro y el 57% opinó que este debería continuar.
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