En 1982, luego de nueve años de intenso trabajo, se aprobó uno de los tratados internacionales más importantes de la historia en la ONU, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). El Perú resultó fundamental para la elaboración de dicho tratado, pero luego de 40 años es una de las pocas naciones en el mundo que aún no la ha firmado, debido principalmente a un intenso debate nacional sobre la soberanía que perderíamos mediante su implementación.
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Ante esta situación, el embajador Nicolás Roncagliolo y el internacionalista Oscar Vidarte vieron necesario elaborar una obra en la que se aborde desde distintos ángulos todos los detalles posibles sobre la Convemar. Así, luego de dos años de investigaciones y recopilación de artículos escritos tanto por los editores como por Elvira Velásquez, Diego García-Sayán, Gattäs Abugattäs, Eduardo Ferrero, Gustavo Arévalo, Pablo Moscoso, Carlos Gamarra, Marisol Agüero y Sandra Namihas, este 2023 se presentó “El Perú y la Convención del Mar: balance y perspectivas”.
El libro editado por la Academia Diplomática del Perú y el Fondo Editorial de la Fundación Academia Diplomática del Perú tuvo un espacio en la reciente Feria Internacional del Libro de Lima (FIL 2023). Pero no fue la única obra de Vidarte ahí expuesta.
En el puesto del Fondo Editorial de la PUCP, una obra con la firma del internacionalista abordaba otro tema que probablemente despierta el mismo debate -sino uno mayor- que el de la Convemar: las relaciones con nuestros vecinos del sur, Bolivia y Chile.
En “Perú, Bolivia y Chile en el siglo XXI. Hacia un enfoque trinacional en política exterior” se identifican los asuntos concernientes a los tres países y se explica la necesidad de que exista una agenda trinacional para abordarlos.
El Comercio conversó con Vidarte sobre ambas obras.
- Hablar sobre la Convemar es entrar en un tema bastante delicado, principalmente por las preocupaciones territoriales que despierta. ¿Cómo surge la idea de hacer un libro al respecto?
Lo sabemos. Recordemos lo que le sucedió al excanciller Miguel Rodríguez Mackay (quien renunció al cargo por diferencias con el entonces presidente Pedro Castillo sobre la Convemar). Sabemos que es un tema complejo, pero estamos convencidos de su importancia y que requiere mucha pedagogía, demostrar frente a las críticas por qué es importante nuestra adhesión. Especialmente luego del fallo de La Haya por el diferendo marítimo con Chile. A nosotros nos parece un tema de vital de importancia, pero en el país se ha politizado bastante.
- ¿Y esa politización permite un debate en condiciones?
Será difícil, porque el debate en torno a la Convemar ha estado protagonizado por dos grupos: los territorialistas, que defienden las 200 millas como parte de nuestra soberanía; y los zonistas, quienes creen que las 200 millas son parte del dominio marítimo pero la soberanía propiamente se da dentro de las 12 primeras millas. Entonces es un debate que ha estado marcado con el nacionalismo, la política y el desconocimiento. Si el libro puede contribuir a mejorar el debate a nosotros nos daría mucho gusto.
- Una contribución principalmente pedagógica por lo que entiendo.
Así es, el libro reúne a un grupo de especialistas en el tema marítimo con la intención de hacer un poco de pedagogía; es decir, demostrar desde la diferentes perspectivas la importancia de la Convención del Mar para el Perú. Recordemos que el país tuvo un papel clave en la construcción de la Convemar, tuvo un liderazgo fundamental en un tema importante como fue el establecimiento de las 200 millas marítimas.
- En su otro libro aborda un tema no menos complicado, las relaciones con Chile y Bolivia. ¿Cuál es la principal intención de esta obra?
Quisimos demostrar que la relación entre los tres países ha sido compleja principalmente por los asuntos de índole soberano. En tiempos más recientes vivimos el dilema del gas, donde Perú y Chile competían por la salida del gas boliviano, por el corredor interoceánico o por quién otorgaría salida al comercio boliviano hacia los puertos. En ese sentido, quisimos demostrar que al margen de dinámicas bilaterales por la naturaleza misma de los tres países existe una dinámica de carácter trinacional. Al trabajar la política exterior generalmente la trabajamos en términos bilaterales, entre dos países; o multilaterales, dentro de un grupo de países. Pero en este caso encontramos dinámicas que atraviesan las tres fronteras.
- ¿Por ejemplo?
La más histórica y compleja es la mediterraneidad boliviana. Si bien corresponde a chilenos y bolivianos acordar, de acuerdo al Tratado de Lima de 1929 el Perú juega un papel también. Además, entre los tres países hay una serie de dinámicas en materia económica, turística, diplomática, de seguridad, entre las comunidades y en diferentes ámbitos. Eso debería hacernos llevar a entender nuestros vínculos no solo de manera bilateral sino también en términos trinacionales. Para temas como el tráfico de personas, por ejemplo, de nada sirve coordinar entre dos naciones porque se forma un círculo entre los tres, entonces se requiere la coordinación de los tres países. Esto fue algo que Chile le propuso a Bolivia a inicios del siglo XXI, entonces ya hemos tenido un primer intento de pensarnos trilateralmente. Pensar en una relación cooperativa trinacional con Chile y Bolivia sería lo más conveniente e interesante en política exterior.
- Con los gobiernos actuales en los tres países, ¿cuán probable es que se alcance ese tipo de cooperación?
En el capítulo que yo escribo en el libro se desarrolla esa idea, somos conscientes de que la realidad actual lo hace muy difícil por muchas razones. La principal por las dificultades en las relaciones entre Chile y Bolivia, también por la situación de la economía regional. Siendo muy actuales podemos hablar de las malas relaciones entre el gobierno peruano y boliviano. Pero todo eso es coyuntural, solo el año pasado veíamos al Perú como el gran articulador y ahora ha cambiado drásticamente. Sin embargo, a pesar de las dificultades coyunturales e históricas esto se debe comenzar en algún momento. Desde la academia estamos intentando de empujar la necesidad de pensarnos desde una perspectiva distinta.
- ¿Desde una perspectiva de Estado y no de gobierno?
Claro. Es una mirada de Estado, al margen de que haya gobiernos con mayor o menor interés de cooperar y lograr acercarmientos. Pensamos en el país y en los intereses del Estado que deberían ser comúnes a cualquier gobierno. Aunque no dejamos que existirán coyunturas que no sean tan favorables.