Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA
Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA

Desde que empezó diciembre que casi no pega un ojo. Es temporada alta. Altísima. Hasta el 24 a la medianoche no tiene un hueco libre. Raúl Espineda es jubilado, tiene 69 años, maneja un flete y forma parte de un grupo de señores de barba blanca que cuando llega diciembre deja su trabajo de lado para transformarse en , con dedicación exclusiva.

Aprovechando su parecido con el original, se calzan el traje rojo con 40 grados de calor y salen a la calle a sacarse fotos y recibir cartitas de los más pequeños. Todas las Navidades están ahí, en los shoppings de, en los supermercados, en algún evento corporativo o en la TV, participando de un programa o una nueva publicidad. Son el sindicato de Papá Noel, y van de un lado para otro sin descanso hasta mañana a la medianoche. Porque si alguien los contrata para dejar la bolsa de regalos en el arbolito de una casa particular y hacer una aparición fugaz ante los chicos, ellos dicen que sí. Luego, si hay tiempo, festejarán con su familia.

A Raúl este año le tocó ser el anfitrión en el shopping Portal Rosario. “Es como hacer una obra de teatro en continuado. Hay chicos que se acercan sin ningún problema, que me quieren hablar y sacarse fotos. Otros no se animan. Generalmente los más chiquitos. Se paralizan y no hablan. Y siempre tenés alguna madre o padre que los obliga, que incluso los retan porque se ponen a llorar. Creo que hay adultos que no comprenden que el impacto para los chicos es muy grande. Porque para ellos Papá Noel existe. Y ahí está, lo tienen frente a sus ojos”, dice Raúl, que recuerda cuando hace ocho años lo “engancharon” mientras caminaba por la calle, en Barracas. Estaba entregando un pedido con el flete cuando de repente un hombre se le acercó, y le preguntó si quería trabajar de Papá Noel. “Desde los 20 años tengo barba y pelo largo, y nunca me la corté. Ahora la cuido más que nunca, porque para trabajar de Papá Noel es un requisito excluyente”, explica.

Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA
Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA

Cuando se acerca noviembre, los trabajadores del sindicato de Papá Noel siempre se reúnen en un mismo lugar: la peluquería. Llegan en grupos a una casa de belleza que está en Constitución, y Raúl cuenta que en el barrio se arma un alboroto. "Hay clientas que ya nos conocen. Pero están las que nos miran como si fuéramos bichos raros. Y un poco de razón tienen. Porque de repente ven llegar a un grupo de viejos panzones que se quieren teñir de blanco nieve el pelo y la barba. Todos iguales", cuenta Raúl, que confiesa que para lograr el look Papá Noel tienen que ir a la peluquería más de una vez, en promedio entre tres y cuatro sesiones.

Se lo escucha cansado, pero Raúl no se queja, porque confiesa que trabajar de Papá Noel es un trabajo intenso, pero bien pago. Le quedan pocas horas para reencontrarse con su familia. "Mis hijos ya están grandes, pero tengo nietos, y desde que comencé con este trabajo disfruto mucho más de las Fiestas. Una vez me contrataron seis familias que pasaban todas juntas la Navidad, en Quilmes. Llegué a la medianoche en punto, y hasta que me fui sentí como si el tiempo se hubiera detenido. La cara de los pibes cuando me vieron fue increíble. Algunos se quedaron petrificados. Es un momento de fantasía muy lindo. Algo único", opina.

Otro miembro del sindicato, no solo de Papá Noel sino de Actores, ya que ésa es la institución que agrupa a los señores de barba blanca, es Ricardo Castro. Tiene 63 años y es actor, ceramista y músico. Cuando aceptó el trabajo por primera vez, hace doce años, cuenta que lo único que lo atrapó fue la remuneración económica. “Pero descubrí que es un trabajo extraordinario. Es la mentira más maravillosa que existe, y alimentar esa fantasía en los chicos es el mejor trabajo que se puede hacer. Hay nenes que llegan con una cara de emoción que te contagian. Y por más que me disfrace de Papá Noel desde hace doce años, siempre aparece alguna nueva situación que te conmueve”, asegura Ricardo, que ya se sacó miles de fotos con los chicos y las familias que este año visitaron el shopping Dot.

Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA
Cómo es trabajar de Papá Noel en Buenos Aires. Foto: La Nación de Argentina/ GDA

Recuerda que cuando él era chico, era su papá el que todos los años hacía de Papá Noel. "Era un ritual, y les entregaba los regalos a los chicos del barrio. Cuando mi viejo murió nadie más lo quiso hacer. Después me ofrecieron este trabajo, y lo mismo que hacía mi papá lo hice yo con mis hijos y mis nietos", cuenta Ricardo, que también es ceramista y hace pesebres.

Anécdotas, asegura Carlos Bige, tiene muchas. Trabaja de Papá Noel desde 2007, y su traje rojo apareció en varias tapas de revista. Dice que los chicos no solo piden regalos materiales, y eso que tiene ver con las emociones es siempre lo que primero se recuerda. Son deseos que tienen que ver con los afectos, con la posibilidad que imaginan los chicos tiene Papá Noel para cumplir cualquier sueño. “Que mis papás no se separen; que a mi papá le devuelvan el trabajo”, enumera Bige, que estuvo durante los últimos 23 días de evento en evento. De una fiesta corporativa, a una juguetería, a un shopping y después a filmar un comercial o participar en un programa de TV.

Mañana es su último día. Dejarán de ser Papa Noel para convertirse otra vez en señores de barba blanca, que llaman la atención por su parecido al original pero que durante todo el año no solo se dedican a entregar regalos a los niños del mundo. También manejan un flete, trabajan en una oficina, una fábrica de pastas y llevan pasajeros en sus taxis los otros once meses al año.


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