Desde hace varios años Steven Levitsky sigue las noticias de Brasil y señala que las comparaciones con lo vivido en Estados Unidos en los últimos años parecen inevitables.
Levitsky es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, autor y coautor de varios libros, entre ellos el bestseller “Cómo mueren las democracias”, junto a Daniel Ziblatt.
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En el libro, ambos autores afirman que las democracias de todo el mundo se han visto debilitadas por líderes autoritarios.
En vísperas de las elecciones brasileñas, Levitsky advierte que el presidente Jair Bolsonaro está copiando las tácticas del expresidente estadounidense Donald Trump al cuestionar la legitimidad del sistema electoral brasileño.
Según él, Bolsonaro hace esto porque podría perder las elecciones y trata de encontrar una justificación para revertir los resultados de las elecciones o incluso cancelarlas.
“Es una mentira con el único propósito de desacreditar o deslegitimar las elecciones que podría perder, y crear una especie de justificación para algún tipo de esfuerzo extraconstitucional, ilegal o incluso violento para revertir el resultado de las elecciones o incluso cancelarlas”, señaló Levitsky a BBC Noticias Brasil.
La entrevista fue realizada el 15 de julio, antes de la reunión convocada por Bolsonaro con representantes diplomáticos de aproximadamente 40 países.
En el encuentro, el 18 de julio, el presidente cuestionó nuevamente la seguridad del sistema electoral y atacó a los ministros del Supremo Tribunal Federal (STF).
En la entrevista, Levitsky afirmó que la democracia brasileña no está muriendo, pero está en riesgo.
Según él, ese riesgo sería aún mayor en un posible segundo mandato de Bolsonaro.
“Un segundo mandato de Bolsonaro sería muy peligroso para las instituciones democráticas de Brasil. Le permitiría un mayor control sobre los tribunales y otras instituciones”, afirmó.
Consultado sobre la posibilidad de que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) sea el vencedor de la disputa, Levitsky dijo que evalúa ese resultado como positivo, pero cree que Lula enfrentaría una fuerte oposición en el país y que Brasil no estaría “pacificado” después de las elecciones.
“Pase lo que pase, especialmente si es una elección reñida, las cosas seguirán inestables y polarizadas. Hasta Dios tendría problemas para gobernar Brasil en el próximo mandato presidencial”, señaló.
BBC News Brasil - En 2018, usted describió el momento que atravesaba Brasil como “una tormenta perfecta”. ¿Cómo describiría a Brasil en vísperas de estas elecciones?
Lo describiría de una manera mixta. Además de esa tormenta perfecta, Brasil sufrió una pandemia y la crisis económica relacionada con la pandemia.
La tormenta perfecta resultó ser incluso peor de lo que esperábamos en 2018.
Teniendo en cuenta lo seria y profunda que fue la crisis y que la presidencia cayó en manos de una figura abiertamente autoritaria, creo que las instituciones brasileñas y los cuerpos democráticos de Brasil han estado funcionando muy bien. La democracia brasileña sobrevive.
Definitivamente está en riesgo, pero el congreso, los gobiernos estatales y municipales, el Poder Judicial, especialmente el Supremo Tribunal Federal, desempeñaron un papel enérgico para defenderse y contener a Bolsonaro en algunos de sus peores impulsos. Podría haber sido mucho peor.
¿Quién o qué representa la mayor amenaza para la democracia brasileña?
Creo que el Presidente de la República es la mayor amenaza para la democracia en este momento.
Una de las cosas que argumentamos en "Cómo mueren las democracias" es que, la mayoría de las veces, en el siglo XXI, las democracias no mueren como en Brasil en 1964, con un general que toma el poder y derroca al presidente. Por lo general, es el presidente o el primer ministro quien socava la democracia.
Nadie hubiera esperado en 2016 que el presidente de Estados Unidos diera un golpe de Estado, algo que en América Latina llamamos autogolpe.
Pero lo hizo porque si eliges a alguien que no cree en la democracia, como presidente, esa persona es muy probable que use los poderes de la presidencia para tratar de mantenerse en el poder ilegalmente. Trump trató de hacer esto.
No puedo predecir el futuro, pero creo que existe un riesgo serio de que Bolsonaro intente hacer algo similar.
Cuando dice “algo similar”, ¿a qué se refiere específicamente?
Bolsonaro copió a Trump de muchas maneras. Una cosa que ha estado haciendo es exactamente lo que ha hecho Trump: cuestionar la legitimidad de las elecciones.
Brasil tiene un sistema electoral increíble e impresionante. Nunca ha habido problemas serios con la integridad de este sistema. Y ahora, de la nada, Bolsonaro cuestiona si habrá fraude en las elecciones.
Él lo inventó. Es una mentira con el único propósito de desacreditar o deslegitimar las elecciones que puede perder y crear una especie de justificación para algún tipo de esfuerzo extraconstitucional, ilegal o incluso violento para revertir los resultados de las elecciones o incluso cancelarlas.
¿Existe la posibilidad de ruptura democrática en Brasil?
Sí, podría (haber una ruptura), lo que no quiere decir que vaya a suceder o que sea muy probable. Ninguna democracia está completamente a salvo de la ruptura, todas son vulnerables en algún grado.
Aunque Brasil tiene una democracia muy sólida, una de las más fuertes de América Latina, si tienes una elección relativamente reñida, y Bolsonaro es capaz de fomentar la violencia o el desorden, si usa eso como excusa para declarar algún tipo de emergencia y tal vez traer los militares en esta situación, podría suceder.
El Ministerio de Defensa ha estado cuestionando la seguridad del sistema electoral brasileño, al igual que Bolsonaro. ¿Podrían los militares apoyar una ruptura democrática?
Sí. Una vez más, no diría que es muy probable. Siempre estuvo muy claro que el ejército estadounidense se negaría a cooperar con cualquier aventura autoritaria de Trump. Creo que esto también es cierto en Brasil.
Es poco probable que los militares cooperen con Bolsonaro, pero hay una larga historia de intervención militar en Brasil, muy diferente a la de Estados Unidos.
Es particularmente problemático que haya habido un regreso de los militares a la arena política en Brasil en los últimos años.
Las declaraciones recientes de los militares que cuestionan la integridad del proceso electoral, algo que es una total invención, son muy preocupantes.
¿Qué significaría la reelección de Bolsonaro para la democracia brasileña?
Hay tres resultados. Bolsonaro podría perder e irse a casa, lo que probablemente sea el resultado más democrático.
Porque, sin importar lo que uno piense de Lula, es una figura menos autoritaria que Bolsonaro. Si gana las elecciones democráticamente no representaría la muerte de la democracia, pero un segundo mandato de Bolsonaro sería muy peligroso para las instituciones democráticas. Esto le permitiría un mayor control sobre los tribunales y otras instituciones.
El peor resultado es que pierde las elecciones y se las arregla para mantenerse en el poder de una manera antidemocrática, utilizando a los militares para robar o revertir los resultados.
¿Cuáles serían los impactos de una victoria de Lula, que lidera las encuestas?
Sería positivo para la democracia. La alternancia siempre es útil. Esto evita que las personas acumulen demasiado poder, especialmente en los casos en que los incumbentes son autoritarios.
La gente tiene diferentes opiniones sobre Lula, pero no creo que nadie lo considere seriamente como una persona autoritaria. Gobernó Brasil durante ocho años y lo hizo de manera democrática. Él (si es elegido) podría ser un presidente bueno, mediocre y hasta pésimo en un tercer mandato, pero no será un presidente autoritario.
A su edad, Lula tiene que ser lo mejor que pueda ser, y ser un puente hacia el futuro.
Muchos críticos de Bolsonaro ven sus acciones como ataques a la democracia, pero bajo Lula, Brasil tuvo el llamado “Mensalão” (escándalo de las mensualidades), cuando los miembros del Parlamento recibieron pagos indebidos para votar a favor de las propuestas del gobierno. ¿Fue esto un ataque a la democracia?
No directamente. La corrupción debe ser condenada. Hay que investigar a los líderes corruptos… No voy a defender la corrupción. Corrupción no es lo mismo que autoritarismo.
Considerando el nivel de polarización, ¿podrán las elecciones pacificar Brasil?
No. En muchos sentidos, la democracia estadounidense ha sido menos estable desde las elecciones y hay razones para esperar lo mismo en Brasil.
El bolsonarismo es más débil que el trumpismo, en parte porque Bolsonaro no tiene partido.
Trump tiene todo un partido político en un sistema bipartidista. Esto le da más poder destructivo que Bolsonaro.
Pero pase lo que pase, especialmente si se trata de una elección reñida, las cosas seguirán siendo inestables y polarizadas.
Lula, de alguna manera, es la persona adecuada para sacar a Brasil de esta crisis, pero al mismo tiempo no lo es. Usted mencionó la corrupción, y él es una figura polarizante e impopular. Habría mucha más oposición hacia él (en un nuevo gobierno) desde el principio.
Además, Brasil es grande y siempre ha sido, incluso en las mejores épocas, un país desigual y muy difícil de gobernar. Hasta Dios tendría problemas para gobernar Brasil en la próxima presidencia.
En los últimos días, un miembro del PT fue asesinado por un simpatizante de Bolsonaro. Testigos afirman que, antes de cometer el crimen, gritó “aquí es Bolsonaro”. En su opinión, ¿es posible vincular la retórica del presidente con este tipo de delitos?
No he seguido lo suficiente la retórica de Bolsonaro en los últimos meses para decir eso.
Sin embargo, lo que puedo decir es que hemos visto, en Estados Unidos, un gran aumento de la retórica violenta por parte de Trump y sus aliados, y eso claramente ha llevado a un aumento de la violencia política.
Cuando los líderes políticos se involucran en una retórica violenta, es muy probable que sus seguidores se comporten de manera violenta. Es realmente importante que los políticos en una democracia condenen inequívocamente el comportamiento violento.
¿La situación podría empeorar hasta las elecciones o incluso después?
Sí. Brasil está bastante polarizado, está bastante radicalizado. Hay un número considerable de armas y gente armada y un alto nivel de violencia en la sociedad, incluida la violencia paramilitar, que es muy grande.
Si el presidente de la República u otros políticos fomentan tal violencia como lo hizo Trump en Estados Unidos, esto fácilmente podría conducir a más violencia.