SUSAN ABAD
Corresponsal en Bogotá
Colombia se viste hoy de amarillo. La camiseta de la selección de fútbol, portada por millones de colombianos, es el símbolo de unidad nacional de un país que hace fuerza por lograr hoy una hazaña histórica: sacar al legendario Brasil del Campeonato Mundial de Fútbol.
Banderas, cornetas, matracas, sombreros, camisetas, corbatas y todo lo que puedan ponerse encima los aficionados inundan las calles en ventas ambulantes, mientras globos, cadenetas, gigantografías y decenas de ingeniosos adornos cuelgan en tiendas, restaurantes y bares.
“Le vamos a ganar en su casa”, “James es mejor que Neymar”, “Colombia está jugando muy bien”, son las frases con las que los cafeteros justifican su certeza de que hoy vencerán y ganarán un puesto entre las cuatro mejores selecciones de fútbol del mundo.
Y es que el país está en “modo fútbol” desde que sus jugadores eliminaron el sábado pasado a los uruguayos y hoy esa situación se encuentra en el punto máximo de la exacerbación. “Como decimos en la costa: se habla y se come fútbol”, dice a *El Comercio* el sociólogo Mario Rodríguez. “Colombia está paralizada políticamente: no hay diálogos de paz, los terroristas han paralizado sus ataques. La economía la mueven las ventas que tengan que ver con la selección. ¡Hasta [Álvaro] Uribe ha parado de tuitear!”, añade.
Los recuerdos tampoco escapan a la fiesta. Por radio y televisión han desfilado los primeros entrenadores de James Rodríguez en Ibagué, la señora que en Necoclí vendía los plátanos y el pescado con que se alimentaba el pequeño Juan Guillermo Cuadrado, los muchachos que sin zapatos ya bailaban los goles con Pablo Armero.
Todos planean dónde ver el partido. El presidente Juan Manuel Santos, que estará en el estadio de Fortaleza viendo el partido en compañía de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, decretó medio día festivo para los empleados públicos e invitó a las empresas privadas a paralizar labores luego del mediodía, para que sus trabajadores puedan gozar el encuentro. Cientos de pantallas gigantes han sido ubicadas en plazas de todo el país y hasta los presos de la cárcel La Picota en Bogotá tendrán la oportunidad de ver a su selección.
Sin embargo, no todo es felicidad. Las desbandadas celebraciones que siguieron a los últimos triunfos de la selección, que causaron una docena de muertos y cientos de heridos, determinaron que en Bogotá y varias ciudades del país se prohíba la venta de licor de 10 de la mañana a 10 de la noche. Para evitar accidentes de tránsito algunos gobernantes restringieron la circulación de motocicletas y automóviles, y en el costero pueblo de Santero el alcalde prohibió la circulación de su principal medio de locomoción: los burros.
Sin embargo, los comerciantes se las han ingeniado para atraer al público con estrategias como descuentos en compras realizadas antes de que empiecen las restricciones, o precios especiales a los que permanezcan en sus locales después de que se levante la prohibición de venta de licor, y los moteles ofrecen tarifas reducidas a quienes quieran vivir en privado “la pasión del fútbol”.
SANTOS ESTARÁ HOY EN EL ESTADIO
1. “Vamos a modificar los horarios para que todos puedan ver el partido”, dijo el presidente Juan Manuel Santos, quien viajará a Brasil para ver el duelo ante Brasil y apoyar al equipo que dirige el técnico argentino José Pekerman.
2. “Solamente aquellos servicios especiales, la parte de seguridad y salud, tendrán que mantener la gente trabajando, pero en términos generales los funcionarios podrán disfrutar y apoyar a la selección desde sus respectivas casas o donde quieran ver el partido”, precisó el mandatario colombiano, quien ya estuvo en el triunfo de su selección por dos goles a uno frente a Costa de Marfil en el Estadio Nacional de Brasilia.