El opositor de Venezuela, Juan Guaidó reconoció este viernes que está en “deuda” con sus compatriotas e, incluso, con la región latinoamericana, al no lograr, como prometió en enero de 2019, sacar a Nicolás Maduro del poder y asumir el cargo de “presidente interino” que aseguró desempeñar.
No obstante, y pese al reconocimiento, aseguró, durante una comparecencia ante la prensa para rendir cuentas de su gestión al frente de lo que denominó “presidencia encargada”, que “la lucha sigue” hasta que se celebren unas “elecciones libres para recuperar la democracia” que -insistió- “no existe” en el país caribeño.
“Hoy, para nosotros, la elección libre es el cese de la usurpación que iniciará la transición en Venezuela. Nos corresponde asumir nuestros errores, pero sobre todo corregirlos, ajustar velas en tiempos tormentosos y trazar una ruta a puerto seguro, a la mejor Venezuela, a una Venezuela democrática”, señaló el opositor.
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Argumentos constitucionales
Guaidó recordó que los diputados del Parlamento del período anterior, que finalizó en enero de 2021 y que contaba con amplia mayoría opositora, lo llevaron a proclamarse “presidente interino” en enero de 2019, respaldándose en el artículo 233 de la Constitución, que contempla la facultad de nombrar un mandatario encargado si, entre otros supuestos, se produce “falta absoluta” del electo.
Al no reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo, el Parlamento respaldó a Guaidó para erigirse como mandatario encargado, cuyo cargo no debe durar más de 30 días, en los cuales debe convocar elecciones.
El opositor recordó los nombramientos de sus representantes en diversos países, donde los designó como “embajadores”. No obstante, nunca pudieron desempeñar funciones diplomáticas al uso por no contar con un respaldo institucional real ni tener la capacidad para extender visas, renovar pasaportes o hacer documentos de identidad, entre otras.
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Activos en el extranjero
Asimismo, asegura en su memoria presentada hoy, que gracias a su gestión se protegieron activos en el exterior, como Citgo, filial de la petrolera estatal PDVSA en EE.UU.; el oro que el país tiene depositado en el Banco de Londres por valor de unos 1.772 millones de dólares, o el control de la petroquímica Monómeros en Colombia, que Guaidó ostentó desde 2019.
No obstante, con la salida de la Presidencia de Colombia de Iván Duque, fiel aliado del opositor, y la entrada de Gustavo Petro el pasado 7 de agosto, pasará a ser controlada por el Gobierno de Maduro, según explico el embajador del país andino, Armando Benedetti, en una entrevista reciente con Efe.
Sin embargo, el antichavista insistió en que es responsabilidad del “gobierno encargado” mantenerla, aunque no explicó qué planes tiene para lograrlo.
Por otra parte, dijo que él y su equipo manejaron, durante estos tres años y medio, un promedio de 65 millones de dólares anuales, lo que asciende a 227,5 millones en total.
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Detalló que, en 2020, el 70 % se ejecutó en programas sociales, alrededor del 14,17 % en el Parlamento, el 1,8 % en la “presidencia interina”, el 7,51 % en el “trabajo diplomático y de relaciones exteriores” y el 5,92 % en el “consejo de administración de gasto”.
En 2021, alrededor del 40 % -aseguró- fue destinado a la ayuda humanitaria, el 31 % en “defensa de la democracia”, el 20 % entre el Parlamento -ya en manos chavistas entonces-, la “presidencia encargada” y la “diplomacia por la libertad”, mientras que el resto se encauzó en “el manejo de los gastos de los activos recuperados por la república”.
Pero el opositor no brindó un desglose detallado por departamentos con cifras absolutas, ni detalló en qué consisten las gestiones de la “defensa de la democracia” o la “diplomacia por la libertad”, entre otras cuestiones mencionadas en su informe.