Argentina se fue a dormir con un peso por los suelos y un férreo control cambiario. Pero este viernes el país se despertó con un radical giro en la política cambiaria del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Después de más de dos años aumentando las restricciones a la compra de dólares, el uso de tarjetas de crédito en el extranjero o el comercio online en sitios web del exterior, el jefe de gabinete (Jorge Capitanich) anunció que a partir del lunes se volverá a permitir la adquisición de dólares para el ahorro.
Un anuncio tan inesperado que cesó hasta el rumor de los 'arbolitos' en el paisaje porteño, aunque fuera por momentos. Así se conoce a los vendedores callejeros de divisas -una actividad ilegal pero frecuente y tolerada- en el centro de la ciudad, que cualquier otro día ofrecerían casi a gritos a los turistas la compra de dólares, reales, euros…
A primeras horas de la mañana, cuando la policía suele recorrer la zona, solo quienes se acercaban con disimulo a los 'arbolitos' de la calle Florida oían el susurro de los vendedores. Uno de ellos me ofreció 12,50 pesos por cada dólar, cuatro más que la cotización oficial, cuando me aproximé a consultarle.
Horas después regresó el ruido. La emblemática calle Florida se volvió a sembrar de 'arbolitos', como si se hubieran sacudido la parálisis inicial tras el anuncio. Vuelta a la normalidad ¿O no?
Generando psicosis
Aún no se conocen detalles de la nueva medida del ejecutivo, pero según el ministro de Economía, Axel Kicillof, busca "generar más equidad en este asunto cambiario, dar certidumbre y certeza sobre cómo vienen las variables principales" de la economía.
En una entrevista con la estación Radio Continental, Kicillof aseguró que el ejecutivo pretende atacar el mercado ilegal de divisas y callar a los especuladores del dólar oficial y del llamado 'dólar blue', un nicho en el que los argentinos deseosos de ahorrar en moneda estadounidense pagan cifras astronómicas con tal de deshacerse de sus pesos, cada vez menos valiosos a cuenta de la alta inflación del país.
Se trata, en palabras de Kicillof, de una maniobra para acabar con un sistema que "va generando una psicosis", donde los analistas pronostican "un clima apocalíptico" para las finanzas de Argentina y en el que cada día los medios publican la turbulenta cotización del dólar… la oficial y la paralela.
Aunque los 'arbolitos' siguen murmurando, de momento pareció callar a las llamadas 'cuevas', oficinas registradas bajo otra actividad, como agencias de viaje, consultorías o tiendas de ropa, pero que se dedican también al cambio paralelo.
En una de ellas se compraban los dólares a unos 11 pesos, menos que hace solo un par de días, antes de la gran devaluación de la moneda local. En otras ni siquiera se operaba en la mañana del viernes.
Y es que el anuncio del gobierno de flexibilizar el control de cambio generó también temores entre los operadores del mercado negro de divisas.
A unas pocas cuadras de la oficina de la BBC en Buenos Aires, una joyería conocida en el barrio por servir a la vez de casa de cambio ilegal, amaneció con un grupo de agentes de la Policía Federal en sus puertas.
A lo largo de la semana hubo más operativos de las autoridades en consultorios médicos, tiendas y hasta en el mismísimo edificio de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
La gente está cansada
El dólar es un asunto sensible en este país, donde a pesar de los esfuerzos del gabinete de Cristina Fernández por pesificar la economía, la clase media y alta sigue contando sus ahorros en moneda extranjera. El inesperado anuncio fue recibido por los más críticos del gobierno con mucho escepticismo.
Emanuel, un joven banquero que trabaja desde hace seis años en el sector financiero de la capital, no parece optimista ante la flexibilización de los controles. El hartazgo, según le cuenta a BBC Mundo, no se va a disipar.
"Miedo no hay, pero la gente esta cansada. Esta semana pusieron la restricción para la compra web en dólares y hoy sacan esto, no siguen un camino, se contradicen todo el tiempo", se queja. "Lo de hoy no calmó nada, porque hay que ver cuáles son las condiciones para esa compra de dólares", explica.
"No me parece una buena noticia", añade Liliana, de 58 años. "Me dicen solamente un título a las ocho de la mañana de un viernes, no hay medidas que lo avalen. Los comerciantes van a paralizar las ventas o aumentar los precios para cubrirse", dice.
Entre los simpatizantes del gobierno, como Tomás, un estudiante de Derecho de 23 años entrevistado por BBC Mundo en el barrio de Colegiales, también existe expectación por lo que está por venir. "La palabra no es miedo o incertidumbre, sino más bien tengo cierta preocupación por la corrida financiera que puede llegar a generarse", dice.
"Yo creo que a la gente ya no le sorprende nada", apunta Matías, otro estudiante de la provincia de Santa Fe y que reside en la capital. "Pero son muchas idas y venidas que generan malestar en la sociedad y falta de coherencia en las políticas económicas", precisa.
Dependencia del dólar
Queda conocer los detalles del anuncio del gobierno sobre compra de dólares para saber si en realidad se acabará con el mercado negro, como espera el ejecutivo.
O si por el contrario los argentinos seguirán buscando más divisa extranjera de la que puedan obtener por vías legales.
Eso es lo que cree Gerardo, un belga que vive en Argentina desde hace 15 años. "Sí, saldría a comprar dólares. La gente desde siempre lo hizo y lo hará, no rinde ahorrar en pesos. Si se puede comprar a cambio oficial que es un precio más barato mejor, y si no en el mercado negro", le dice a BBC Mundo. "Creo que vamos a pasar por una crisis económica muy grave. Claro que en el 2001 era totalmente diferente que ahora, pero la situación actual es preocupante", advierte.
Por su parte, Tomás cree que "es muy probable que muchos se lancen a comprar dólares, mucho más que antes del cepo, lo cual podría generar problemas económicos". "Pero confío en que el equipo económico ya tiene este factor en cuenta. Yo no compro productos en dólares, asi que no los necesito", señala.
A favor o en contra del gobierno, culpen a los especuladores de divisas o a la gestión del ejecutivo, los argentinos coinciden en que los vaivenes económicos les puedan acabar afectando. Algunas consecuencias de la devaluación ya se notan en las calles.
Este viernes, varias cafeterías de Buenos Aires amanecieron con carteles pegados junto a las cajas registradoras donde se informaba de la nueva cotización que tomarían en cuenta para sus precios.
Este jueves esos papeles indicaban una tasa de cambio de poco más de 5 pesos, ahora de 7. Y los encargados no saben cuándo tendrán que cambiarlos de nuevo.