El expresidente de Argentina, Alberto Fernández, sigue hundiéndose política y personalmente tras las acusaciones de violencia de género que su esposa, Fabiola Yáñez, ha realizado contra él. El escándalo no solo ha tenido impacto directo en el mandatario, sino que ha afectado al peronismo, fuerza que hoy es oposición y que ya enfrentaba una crisis que hoy luce más profunda.
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Luego de que fuera imputado el miércoles de los delitos de lesiones graves y amenazas contra Yáñez, Fernández anunció su renuncia a la presidencia del Partido Justicialista (peronista), cuyos integrantes rechazaron en pleno las acciones del exjefe de Estado.
Fernández, que ha alegado ser acusado falsamente, también está en el ojo de la tormenta pues videos divulgados recientemente muestran cómo hizo uso indebido de edificios oficiales y tuvo encuentros íntimos con personajes ligados al espectáculo argentino.
El Comercio conversó con Lucas Sebastián Raffo, consultor político argentino en “Ad Hoc”, sobre los alcances de la crisis que protagoniza Fernández. Para el experto, es un escándalo que no solamente impacta en la legitimidad personal del expresidente, sino que tiene consecuencias políticas en todo el peronismo. “Esto termina poniendo al peronismo en una situación de debilidad con su propio electorado y su agenda”, apunta.
-¿Se había visto antes a un expresidente o presidente argentino involucrado en un escándalo de este tipo?
En realidad, uno tiene que remontarse a muchísimos años atrás. Cuando el expresidente Carlos Menem se divorció de Zulema Yoma había rumores sobre su separación, pero no teníamos el componente de Internet, X y las redes sociales que hoy generan una ola de expansión. Entonces si bien la violencia de género es un problema social y tiene mucha importancia, todo lo que termina pasando ahora se ve espectacularizado y magnificado a niveles increíbles, porque no solamente interviene en los medios, sino que se empieza a conversar primero en las redes sociales y eso genera una especie de potencia que termina aumentando los niveles del escándalo. Porque en realidad este tema para nosotros, más allá de que obviamente hay que analizar las consecuencias judiciales y políticas, se traduce en un escándalo. Y es un escándalo que no solamente impacta en la legitimidad personal del expresidente Alberto Fernández, sino que tiene consecuencias políticas en todo el peronismo.
-¿Cómo queda la oposición tras las denuncias contra Alberto Fernández?
Obviamente queda muy debilitada. Si bien la oposición peronista que había estado en el gobierno entre el 2019 y el 2023, ya tenía problemas internos y de hecho Alberto Fernández no era una figura muy legitimada. Era presidente del partido, pero a su vez muchos sectores del peronismo se diferenciaron y eran fuertemente críticos con su gobierno, sobre todo después de la derrota con Javier Milei.
Ahora bien, yo creo que este escándalo funciona como catalizador de una crisis más profunda que viene teniendo el peronismo que es de representación con su electorado histórico, que son las clases populares, las clases trabajadoras, todo el electorado de centro-izquierda que había abrazado muy fuerte, por ejemplo, las banderas del género, de la agenda de género. Recordemos que Alberto Fernández en un momento, cuando estaba hablando de la situación del aborto y de la violencia de género, dijo que estaba encantado de ponerle fin al patriarcado, algo muy autocelebratorio. Imagínate la crisis de legitimidad que te genera esa contradicción al enterarte de que el propio expresidente está acusado de ejercer violencia de género.
-Alberto Fernández renunció como presidente del Partido Justicialista, que presidía desde el 2021. ¿Cómo impacta la interna del peronismo este escándalo? ¿Habrá alguna reorganización o cómo queda esta agrupación?
Bueno, aquí en Argentina, y sobre todo en el peronismo, los cargos partidarios nunca han sido la expresión de la conducción. Generalmente cuando uno piensa en los históricos partidos de masas de Latinoamérica, el presidente del partido es alguien que tiene mucha presencia, mucha importancia y es el jefe o el caudillo del partido. En Argentina eso no ha sido tan así. De hecho, Alberto Fernández era el presidente del Partido Justicialista, pero, por ejemplo, en la campaña del 2023 no tuvo ninguna injerencia. El candidato era Sergio Massa y el comando de campaña era la gente de confianza de Sergio Massa con el kirchnerismo, que funcionaban como una especie de clanes.
Ahora, esto sí va a tener un impacto profundo en términos de que cataliza una crisis porque termina poniendo al peronismo en una situación de debilidad con su propio electorado, con las agendas que representan. Recordemos que el peronismo ha gobernado muchos de los últimos años y hay un importante deterioro en los indicadores sociales, económicos, etc., de los cuales la sociedad responsabiliza a ese peronismo. Y a esto se le suma entonces, con este escándalo, una crisis de dimensión moral. Es decir, una cosa es, bueno, ‘te hago responsable de la situación económica’, pero otra cosa es, ‘veo que te divorciaste de los valores que decías representar’. Y eso genera una crisis de legitimidad muy fuerte porque además genera otro efecto que es que, indirectamente, legitima el discurso del actual oficialismo de Javier Milei.
-La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue tajante al criticar a Alberto Fernández. ¿Cómo cayó en Argentina su pronunciamiento?
Cristina venía siendo muy dura con Alberto. De hecho, uno de los que puede hablar de la experiencia del Frente de todos, que es el nombre que ha tenido el peronismo en el gobierno entre el 2019 y el 2023, es de una gran disfuncionalidad. Y la disfuncionalidad venía un poco marcada por expresiones públicas de disconformidad y descontento con el rumbo en el cual Alberto Fernández manejaba el gobierno.
En definitiva, lo que se empieza a ver en el electorado y la ciudadanía es cierto hartazgo con estas discusiones que son percibidas como propias de la política, pero que no terminan discutiendo probablemente la resolución de los reales problemas. Argentina tiene problemas de inflación, de economía y de seguridad hace más o menos entre 15 y 20 años. Y no se discuten esas cosas, se terminan discutiendo personalismos que creo que terminan impactando en la crisis de representación del espacio en general y de la política en general, que es la que sufre con estos avatares.
"La judicialización de la política es un fenómeno bastante común en Argentina. En algún caso hasta terminó siendo un arma que se utiliza cuando justamente el ejercicio de la política empieza a fallar"
-Alberto Fernández ha dicho ser víctima de un linchamiento mediático y que se lo acusa falsamente. Sin embargo, ya ha sido imputado por la Fiscalía. ¿Cómo se espera que avance el caso a nivel judicial?
La judicialización de la política es un fenómeno bastante común en Argentina. En algún caso hasta terminó siendo un arma que se utiliza cuando justamente el ejercicio de la política empieza a fallar. ¿Cómo puedo debilitar a un adversario? Bueno, lo hago pasear por tribunales. Obviamente en este caso no estamos hablando de causas inventadas, hay una denuncia concreta, hay supuestas pruebas. Todos los expresidentes de alguna manera han tenido que desfilar por tribunales por diversas causas, pero esta es la primera vez por violencia de género. Además, hay que recordar que esto comenzó como una denuncia de corrupción, con unos supuestos chats en los cuales se descubre esta acción de violencia. Y Fabiola Yáñez elige denunciar y a partir de ahí se activa paralelamente todo este escándalo.
-La investigación que provocó el destape del caso de violencia es por presunta corrupción en la contratación pública. ¿Qué tan comprometido está Fernández en esta causa?
Más allá de los detalles más jurídicos de la causa, uno podría pensar que está comprometido en términos de que para la percepción pública es muy difícil separar al presidente o a quien está a la cabeza de la organización de las cosas que sucedían abajo. Obviamente uno podría decir que eran la secretaria u otros funcionarios los que podrían estar actuando de forma autónoma, pero acá siempre la figura política, la autoridad política, termina impregnada por esa situación. Le pasó a Cristina Kirchner con las causas de corrupción vinculadas a los cuadernos. Le pasó a Mauricio Macri con algunas causas de espionaje. La responsabilidad política es algo muy difícil de eludir. Y ahí sí yo diría que Fernández está comprometido en esos términos. Le va a ser muy difícil decir que no estaba al tanto de lo que estaba pasando, sobre todo porque se lo menciona.
-¿Cómo está capitalizando el gobierno de Javier Milei este escándalo?
La está capitalizando muy bien en términos de que en primer lugar no tiene que hacer muchos esfuerzos para capitalizarlo. Esto casi que le viene de regalo para legitimar un relato. Porque no es solamente el gobierno de Javier Milei diciendo ‘miren, esto es lo que hace el peronismo’, sino que en realidad legitima algo más profundo. Por ejemplo, todas estas cosas se presume que sucedieron entre el 2020, 2021, 2022, cuando la sociedad argentina estaba remitida a algún tipo de aislamiento a causa del COVID. Uno de los principales relatos que explica incluso el ascenso de Milet es decir que mientras nos encerraban y no podíamos salir a trabajar, los políticos estaban de fiesta. Y toda esta situación y estos videos que son muy frívolos, donde se muestra a Alberto Fernández con figuras del espectáculo, de alguna manera ponen de manifiesto esta escandalización moral. Lo que termina pasando es que justamente esta contradicción entre la palabra y la acción se pone muy de manifiesto. Y Milei lo está capitalizando afirmando que hay periodistas que apañaron a Fernández en su momento y que todos son responsables. Todos son casta. Y esto es interesante porque de alguna manera esto corre el foco de otras cosas que están pasando en Argentina en ese momento.Por ejemplo, en estos días se supo que la inflación en Argentina en julio fue de 4% mensual. Hay una situación económica que no mejora. Pero bueno, toda Argentina hoy está discutiendo sobre la causa de violencia de género del expresidente y sus “conversaciones y amoríos” y su vida privada con personas de la farándula.