A medida que pasan los años, las ciudades van cambiando. Se demuelen edificios antiguos y se levantan nuevos. Lo mismo ocurre con la construcción de carreteras, de modo que algunas casas hechas décadas atrás en paisajes tranquilos ahora se ven rodeadas de autopistas.
Esto fue lo que les pasó hace años a la familia Howatson, cuyo hogar quedó en medio de la rotonda por la autopista A525 de Rhyl a Ruthin en Denbighshire, Gales, junto a la circunvalación de Denbigh. Una imagen que no pasa desapercibida para nadie. Su historia se ha vuelto viral en las redes sociales.
El inicio
Al parecer, Clwyd Howatson y su familia han vivido en el transitado óvalo durante más de cuatro décadas. Sus padres, David John y Eirian Howatson se mudaron al bungalow en 1960, pero en ese entonces no había óvalo ni desvío de Denbigh, solo una pequeña propiedad que rodeaba su hogar.
No obstante, a finales de los 70 se presentó el plano urbanístico del nuevo óvalo que rodearía el hogar de los Howatson, pero no fue hasta la década de los 80 que se terminó. Desgraciadamente, ese mismo año David John falleció. Aunque su familia permaneció allí por 42 años, hasta el día de hoy.
En la actualidad, Clwyd Howatson, de 64 años, vive allí con su esposa y su hijo. Por eso mismo, después de haber pasado toda su vida allí, el hombre está más que acostumbrado a estar en medio del transitado óvalo, algo que sin embargo deja absorto a más de un transeúnte.
La vida dentro de un óvalo
“No tenemos que preocuparnos por los vecinos, pero la vida en la rotonda a veces se hace pesada, especialmente cuando los nietos se quedan a dormir”, confiesa Clywd al Daily Post Wales.
“He vivido en la rotonda durante más de 40 años, así que es prácticamente todo lo que conozco. También vivimos aquí durante 20 años antes de eso, así que ha sido parte de la familia durante mucho tiempo”, explica.
Ubicación y ruido
La peculiar ubicación de su hogar siempre despierta preguntas. “‘¿Cómo llegas a tu casa? ¿Es ruidoso?’ En realidad, no lo es. Diría que es como vivir junto a cualquier calle, pero no es tan malo, tenemos doble acristalamiento, así que no es algo que nos moleste, y la calle solo se llena mucho en las horas punta, que es pocas veces un día”, explica.
Lo que sí es un problema, según asegura el dueño, son los deliverys. “Compartimos el mismo código postal que las casas que nos rodean, por lo que los conductores pueden tardar un tiempo en darse cuenta de que la casa está en la rotonda. Normalmente cuando damos instrucciones está bien, pero siempre suenan un poco dudosos hasta que llegan aquí”, cuenta.
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