Quién es Vadim Krasikov, el sicario ruso cuyo juicio ha elevado la tensión entre Berlín y Moscú

Un asesinato a plena luz del día en un parque de Berlín continúa elevando las tensiones entre Alemania y Rusia.

El 23 de agosto del año 2019, un ruso identificado como Vadim Krasikov disparó desde una bicicleta a un opositor checheno de 40 años, que había llegado a Alemania en 2016 en condición de refugiado. Cuando cuando este yacía herido en el suelo, el ruso se acercó para fulminarlo. Los testigos calificaron el hecho como una “ejecución”.

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Vadim Krasikov fue detenido cerca del lugar el mismo día, tras ser visto intentando deshacerse de una peluca, una bicicleta y un arma en el río Spree. Desde entonces está encarcelado y podría ser condenado a cadena perpetua.

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Al acusado de 55 años se le encomendó “liquidar” al georgiano Tornike Kavtarashvili (40) por cuenta de “organismos vinculados al gobierno central de la Federación rusa”, indica la fiscalía federal encargada de los casos de terrorismo y espionaje.

Rusia negó estar implicada en el crimen y el presunto autor guarda absoluto silencio sobre lo ocurrido, dejando su defensa en manos de su abogado.

Interrogado sobre su identidad, uno de sus abogados, Robert Unger leyó una declaración del acusado en la que confirmaba llamarse Vadim Sokov, “ruso, soltero e ingeniero de la construcción” y no conocer a nadie con el nombre de Vadim Krasikov.

Sin embargo, investigaciones demuestran lo contrario. Para el portal de periodismo de investigación Bellingcat, Vadim Krasikov y Vadim Sokov son la misma persona. La siguiente fotografía a la que tuvo acceso el portal fue sometida al software de reconocimiento facial Azure de Microsoft y muestra una coincidencia con un factor de confianza muy alto.

Un detalle adicional es que el 19 de junio de 2013, Krasikov era el principal sospechoso del asesinato de un empresario ruso que había sido objeto de varios intentos de asesinato anteriores.

Lo que llama la atención es la similitud entre ambos crímenes: el asesino se había acercado a su objetivo en una bicicleta, le había disparado con una pistola a corta distancia, tanto en la espalda como en la cabeza, y se había marchado en su bicicleta.

“Las autoridades rusas pudieron identificar al sospechoso utilizando una descripción de un testigo incidental y secuencias de video de las cámaras de seguridad del estacionamiento que habían capturado el asesinato”, revela el portal.

A principios de 2014, Rusia inició una búsqueda nacional e internacional del sospechoso, a quien identificaron como Vadim Krasikov. Incluso se emitió una orden de Interpol. Sin embargo, poco más de un año después, en julio de 2015, sorprendentemente se retiraron la notificación de Interpol y las órdenes de captura del sospechoso.

Esto solo sucede en dos escenarios, señala el portal: que el sospechoso ya haya sido detenido o ya no sea sospechoso del crimen. Lo que se sabe hasta el momento es que este caso no ha sido cerrado ni se han identificado a otros sospechosos.

Además, datos de reserva de aerolíneas muestran que un año después de la terminación de su orden de captura, Krasikov reanudó sus viajes aéreos a diversas ciudades de Rusia, Crimea y Asia Central.

“Esta es una prueba más de que en ese momento las autoridades rusas ya no buscaban a Krasikov, que habrían estado al tanto de sus viajes, incluidos los cruces fronterizos”, agrega el portal de investigación.

Juicio y fricciones

El futuro del ruso está ahora en manos de la justicia alemana. La corte especializada en asuntos que afectan a la seguridad del Estado del tribunal de Berlín inició hoy el proceso que podría extenderse hasta finales de enero de 2021.

Según la fiscalía, el presunto asesino cumplió una “misión de Estado, ya fuese para cobrar, o porque compartía las motivaciones de sus clientes de matar a un opositor político (...) y en represalia por su implicación” en un conflicto contra Rusia.

Exlíder separatista checheno, Tornike Kavtarashvili combatió las fuerzas rusas entre 2000 y 2004 y desde 2016 vivía con su familia en Alemania, donde solicitó asilo, después de haber sobrevivido a dos intentos de asesinato en Georgia.

El presidente ruso, Vladimir Putin, lo tachó de “combatiente muy cruel y sanguinario”. Rusia aseguró haber pedido su extradición.

El caso envenena las relaciones entre Alemania y Rusia desde hace más de un año. Las fricciones aumentaron incluso más después del denunciado envenenamiento del opositor ruso Alexéi Navalni, quien está siendo tratado en Berlín.

A finales de 2019, Alemania expulsó a dos diplomáticos rusos para protestar contra su falta de cooperación en la investigación del Tiergarten, a lo que Moscú respondió expulsando a su vez a dos diplomáticos alemanes.

El asesinato en Berlín y el reciente caso de Navalni, así como el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija en el Reino Unido en 2018, que causó un gran revuelo en el mundo occidental, despiertan sospechas sobre el papel de los servicios de seguridad rusos en operaciones violentas.

Por el momento nunca se ha demostrado la implicación de Moscú.

Estos casos se han sumado a una serie de tensiones diplomáticas entre Berlín y Moscú, desde el ciberataque del Bundestag en 2015 atribuido a Rusia pasando por muchas discrepancias geopolíticas, como la anexión de Crimea por Moscú y la situación en Siria y Libia, dos países en guerra.

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