Decenas de miles de personas desfilaron este sábado en las calles de Londres para denunciar la política "de austeridad" del gobierno conservador de David Cameron, que venció en las elecciones legislativas del 7 de mayo.
"La austeridad no funciona", "No a los recortes presupuestarios" o "Fuera los Tories (conservadores)", rezaban algunas pancartas de los manifestantes.
Los organizadores afirmaron que 250.000 manifestantes participaron en la marcha. La policía no brindó ninguna estimación del número de participantes, pero aclaró que no se habían registrado actos de violencia ni detenciones.
Los recortes presupuestarios del gobierno de Cameron tienen "un efecto dramático" sobre toda la sociedad británica, dijo Sian Bloor, maestra en una escuela primaria de Trafford, cerca de Manchester (oeste).
"Los niños vienen a la escuela con temor a que los expulsen de sus viviendas (...) porque las prestaciones sociales de sus padres se han suspendido", añadió.
Entre los manifestantes había también activistas antinucleares, sindicalistas y personalidades como el actor Russell Brand o la cantante Charlotte Church.
También hubo pequeñas manifestaciones en Glasgow (Escocia, norte de Gran Bretaña) y Liverpool (noreste de Inglaterra).
Estas manifestaciones suponen "el principio de una campaña de protesta, de huelgas, de acciones directas y de desobediencia civil en todo el país", declaró Sam Fairbairn, un responsable del grupo People's Assembly (Asamblea del Pueblo), que organizó la concentración.
"No descansaremos hasta que la cura de austeridad infligida al país se convierta en agua pasada", añadió.
La marcha salió del banco de Inglaterra, en el barrio de negocios de Londres, en un ambiente festivo y llegó al parlamento de Westminster por la tarde.
Por su parte, mientras transcurría la marcha, Cameron afirmó en Facebook: "Seguiremos trabajando en nuestro plan para crear mayor seguridad y oportunidades en nuestro país. Y, con vuestra ayuda, podremos asegurar a todos en Gran Bretaña un futuro mejor".
Los opositores a Cameron, que fue reelegido para un segundo mandato el 7 de mayo, suelen acusar al primer ministro de llevar a cabo una política antisocial que ha aumentado la desigualdad en Reino Unido.
A principios de junio, el ejecutivo británico lanzó una nueva ronda de privatizaciones y de medidas de austeridad para reducir la deuda pública, con recortes previstos de 13.000 millones de libras esterlinas (unos 20.647 millones de dólares) en los ministerios y de 12.000 millones de libras en ayudas sociales en los dos próximos años.
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