El abogado francés Alexandre Silva se dirige a la prensa el 17 de octubre de 2022 en el juzgado de París, al salir de una audiencia con un juez después de que su cliente fuera acusado de la violación y asesinato de Lola, una niña de 12 años. (Foto de Christophe ARCHAMBAULT / AFP)
El abogado francés Alexandre Silva se dirige a la prensa el 17 de octubre de 2022 en el juzgado de París, al salir de una audiencia con un juez después de que su cliente fuera acusado de la violación y asesinato de Lola, una niña de 12 años. (Foto de Christophe ARCHAMBAULT / AFP)
/ CHRISTOPHE ARCHAMBAULT
Agencia AFP

El origen de la principal sospechosa de la brutal muerte de una niña de 12 años el viernes en generó un duro debate político en , donde la ultraderecha y la derecha cargaron contra un “laxismo migratorio”.

Lola murió el viernes supuestamente a manos de una mujer de 24 años, de origen argelino y en situación irregular en Francia, que habría violado y torturado a la colegiala. Su muerte conmocionó el país.

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El presidente francés, el centrista Emmanuel Macron, recibió este martes a los padres de la niña para expresarles “su pésame (...), su solidaridad y su apoyo en el sufrimiento que están pasando”, indicó su oficina.

Sin embargo, horas después, el caso sacudió la sesión de preguntas al gobierno en la Asamblea Nacional, donde la derecha y la extrema derecha se esforzaron en vincular la tragedia a la inmigración irregular.

Dahbia B., en prisión preventiva acusada de “homicidio” y “violación agravada”, llegó con un visado de estudiante a Francia en 2016 y, en agosto, se le comunicó una orden para abandonar voluntariamente el territorio en 30 días.

Los servicios policiales conocían a la joven, que presentaría problemas psicológicos y una caótica historia de vida marcada por la marginalización, porque en 2018 fue víctima de violencia doméstica.

“La sospechosa de este acto bárbaro no debería haber estado en nuestro territorio desde hace más de tres años”, aseguró la ultraderechista Marine Le Pen, líder del primer partido de la oposición, denunciando un “laxismo migratorio”.

La primera ministra, Élisabeth Borne, le pidió a Le Pen un “poco de decencia”, que respetara “el dolor de la familia” que dejara “a la policía y la justicia hacer su trabajo” para “castigar este crimen como se merece”.

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En respuesta a un diputado de Los Republicanos (derecha), su ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti fue más duro, acusándolo de instrumentalizar políticamente “el féretro de una niña”.

Desde que se conoció el origen de la sospechosa, las redes sociales de ultraderecha se llenaron de mensajes criticando la política migratoria del gobierno, acompañados por una imagen de la víctima.

“Los asesinos y asesinas no pueden reducirse a un color de piel, una religión o una nacionalidad, a menos que se caiga en las horas más oscuras de la humanidad”, tuiteó la diputada ecologista, Sandrine Rousseau.

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