Mientras Julia Wandelt toca la guitarra en su habitación en Polonia, nos rodean ositos de peluche. Uno es de color rosa brillante y lleva una camiseta que dice: “You got this!” (¡Lo tienes!).
Fue un regalo, dice la joven de 22 años, de algunos de sus nuevos seguidores. Los conoció después de crear una cuenta de Instagram llamada @iammadeleinemccan, en referencia a la niña británica que desapareció en Portugal en 2007 pero a la que le faltaba la "n" final de su apellido.
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La desaparición de Madeleine McCann a la edad de tres años, que sigue sin resolverse, es una de las más reportadas de la historia.
Las comunidades en línea de personas obsesionadas con el caso han crecido, y la cuenta de Julia fue como arrojar gasolina al fuego que ya ardía en sitios de redes sociales como Instagram, TikTok y X.
"Nunca quise lastimar a nadie, incluidos [los] McCann", me dijo. "Realmente quería saber quién soy".
Si tuviera que retroceder en el tiempo, Julia dice que nunca habría creado el perfil de Madeleine McCann.
"Nunca hubiese entrado en las redes sociales. Te pueden destruir", afirmó.
¿Por qué me odias?
Estoy rastreando a falsificadores, teóricos de la conspiración, imitadores y gente perjudicada por internet con la intención de descubrir por qué algunas personas se comportan como lo hacen en las redes sociales. Todo para una serie de podcasts de BBC Radio 4 llamada "¿Por qué me odias?".
Empiezo por Julia, porque su caso me pareció uno de los más extraordinarios que he conocido.
La cuenta original en la que publicó como Madeleine a principios de 2023 ya no existe. Pero entre los grupos online obsesionados con la niña había uno dedicado a analizar las publicaciones de Julia en las redes sociales, que es donde encontré su cuenta personal.
Después de que le envié un mensaje, Julia me dijo que quería compartir su versión de los hechos. Debido a que ha hablado abiertamente sobre sus luchas pasadas con su salud mental, conversamos varias veces por teléfono durante varias semanas, además de reunirnos en persona, para que pudiéramos estar seguros de que estaba tomando una decisión informada antes de hablar.
Nos conocimos por primera vez en su departamento en Polonia. Cuando llegué, fui recibida por un fuerte maullido de su gato, Monty. Ahora, en lugar de publicar sobre el caso de Madeleine McCann, ella suele compartir videos del animal haciendo trucos.
Entonces, ¿quién es exactamente Julia? ¿Y por qué publicó en las redes sociales que era Madeleine?
Pérdida de memoria
Julia dice que lo sucedido tuvo sus raíces en una infancia traumática.
Me contó que fue aislada en la escuela y que cuando era niña fue abusada sexualmente.
La música se convirtió en su escape, dice. De vez en cuando, mientras hablamos, toma su guitarra y canta una canción improvisada. "Sigue siendo la forma de afrontar las dificultades de mi vida", afirma.
Más tarde, cuando tenía unos 20 años, estaba en terapia y comenzó a darse cuenta de que sus recuerdos de la infancia eran irregulares, con períodos de tiempo en los que no podía recordar mucho.
Los psiquiatras y psicólogos con los que he hablado dicen que es común experimentar pérdida de memoria si has sufrido abuso. Es la forma que tiene el cerebro de protegernos, dicen.
Julia empezó a preguntarse si los espacios en blanco de su memoria podrían esconder un gran secreto: que tal vez había sido adoptada.
Comenzó a pedir ayuda a sus familiares para llenar los vacíos.
"Por ejemplo, ¿puedes mostrarme algunas fotos de mi infancia? ¿Puedes mostrarme tus fotos de embarazo?", preguntó Julia.
Dice que su familia desestimó sus preocupaciones de que pudiera ser adoptada y no respondió a sus preguntas. Eso sólo sirvió para alimentar sus sospechas.
Entonces empezó a preguntarse si había alguna razón aún más inquietante para su actitud defensiva. ¿Podría haber sido secuestrada?
Búsqueda online
Frustrada por el silencio de su familia, Julia recurrió a Internet en busca de respuestas. Comenzó a buscar en Google sitios web de personas desaparecidas.
Fue entonces cuando encontró el caso de Madeleine. Julia me dijo que nunca antes había oído hablar de su desaparición, porque en Polonia no fue una noticia importante.
En los perfiles de las personas desaparecidas a veces hay bocetos o fotografías electrónicas de posibles sospechosos, y Julia creyó reconocer a uno de los hombres en el perfil de Madeleine.
"Sé [cómo] es mi abusador. Y sé que es muy, muy similar a los sospechosos de [la] página de Madeleine McCann".
Su mente se puso a toda marcha. Dado que ahora sospechaba que tal vez no era parte de su familia, esta parecía la respuesta que había estado buscando. Y cuando notó un parecido físico inusual entre ella y Madeleine, creyó confirmar que tenía razón.
Tanto Julia como Madeleine tienen un coloboma del iris, una rara anomalía ocular que afecta a uno de cada 10.000 bebés. Es un espacio en el iris que puede hacer que la pupila parezca el ojo de una cerradura. Sentada frente a ella, pude confirmar que ese era el caso.
Entonces Julia se puso en contacto con la policía de Polonia y Reino Unido. "Los llamé muchas veces", me dice. "Pero nadie me tomó en serio".
A lo largo de los años, varias mujeres jóvenes y niñas se han presentado afirmando ser Madeleine McCann, pero se ha demostrado que ninguna lo era.
Julia no se sintió escuchada por nadie, por lo que dice que recurrió a las redes sociales para ver si la gente allí le prestaba atención.
Fue muy abierta con sus seguidores, contándoles que había sido abusada cuando era niña, sus luchas contra la depresión y sus dificultades para afrontar la atención que había generado.
"Estaba mirando lo que la gente escribía, lo que decían, si me creían o si me ignoraban", comenta.
Popular online
Casi de inmediato, Julia se vio envuelta en una comunidad en línea completamente nueva que ofrecía apoyo, validación e incluso regalos (flores, pulseras, peluches y mantas), uno para ella y otro para su gato.
Una niña con pocos amigos en el colegio se había convertido en una joven que muy rápidamente consiguió más de un millón de seguidores en su perfil de Instagram.
"Nunca he sentido que las personas que me apoyan o que me siguen sean fans. Siempre siento que son sólo personas que son amigos", sostiene.
Pero la notoriedad en las redes sociales también trajo críticas y abusos.
"Sabía que habría gente que no me creería o que me odiaría, pero no esperaba recibir amenazas de muerte, por ejemplo. Fue algo que no entiendo. La gente sabía que habían abusado de mí y todos sabían que yo padezco depresión", dice.
"Estaba tratando de ser fuerte incluso cuando la gente decía: deberías morir. Deberías ser violada. Deberías ser asesinada. No deberías existir en este mundo. Eres una perra".
Una persona dijo que había ofrecido dinero por la cabeza de Julia y ofreció 30.000 euros como recompensa.
No obstante, la joven siguió publicando. ¿Por qué?
"Quería saber la verdad. Algunas personas decían que [quería] ser una estrella. 'Ella quiere que su música se vuelva viral, bla, bla'", explica. Pero dice que nunca publicó su música en su Instagram de Madeleine McCann y que ese no era su objetivo.
En marzo del año pasado, la historia de Julia se había vuelto global. Atrajo la atención de productores de Estados Unidos y la invitaron a participar en el famoso programa de entrevistas del psicólogo Dr. Phil.
Por esa época, Julia decidió hacerse una prueba de ADN. Dice que ni sus padres ni los McCann aceptaron proporcionar muestras de ADN para comparar con las suyas.
Pero cuando llegaron los resultados, demostraron que Julia era de Polonia, con algo de herencia lituana y rumana. En otras palabras, ella no es Madeleine McCann.
Su familia dijo en ese momento en un comunicado: “Para nosotros, como familia, es obvio que Julia es nuestra hija, nieta, hermana, sobrina, prima y sobrinastra. Tenemos recuerdos, tenemos imágenes. Siempre tratamos de entender todas las situaciones que sucedieron con Julia".
Las repercusiones
Si bien algunos seguidores se volvieron contra ella luego de conocer los resultados de la prueba de ADN, otros permanecieron en estrecho contacto con ella y le ofrecieron su apoyo. No la abandonaron y varios continuaron siguiéndola por ser Julia.
Julia dice que publicó una disculpa para los McCann porque le preocupaba haber aumentado su angustia.
"Me disculpé con los McCann porque no los conozco personalmente. No sé si estaban viendo todo lo mío, si estaban tristes o lo que sea. Y sólo quería pedirles perdón. Porque cada persona puede reaccionar de una manera diferente y tal vez les trajo más tristeza", dice Julia.
"No quería que se sintieran tristes", agrega.
¿Cuánto pensó ella en lo que habían estado pasando como padres de una niña desaparecida?
"Tenía muchas ganas de saber quién soy y sabía que eso podría entristecerlos", señala.
Y añade que en ese momento creía que podría ayudarlos a encontrar a su hija.
A la luz de todo eso, ¿es posible aquí la comprensión y el perdón?
Dado lo extrema e interminable que ha sido la conversación en las redes sociales sobre este caso, cualquier cosa que digan los padres de Madeleine probablemente generará más odio y más titulares.
También hay una investigación policial activa sobre la desaparición de Madeleine que tienen cuidado de no interrumpir.
Por mi parte, me comuniqué con la campaña Find Madeleine, la organización oficial de la familia de la niña, que trabaja para encontrarla.
Esas personas, que también se han visto afectadas por parte del contenido de Julia, me dijeron que todos están dispuestos a aceptar sus disculpas y perdonarla por la situación que se desarrolló en internet.
“Soy fuerte”
Julia ahora está en paz con mucho de lo que ha sucedido: las consecuencias de sus propias acciones y el horrible abuso que recibió. De manera extraña, dice que le ha ayudado.
Ella es consciente de que hablar abiertamente podría provocar más abusos, pero le es más importante contar su versión de los hechos con sus propias palabras.
Me puse en contacto con Instagram, X y Tiktok y ninguno respondió algún comentario sobre el caso. Todos los sitios de redes sociales dicen públicamente que cuentan con políticas para proteger a los usuarios del odio y la desinformación.
Cuando Julia comenzó a cuestionar su identidad por primera vez, dice que estaba deprimida y sintía que "no pertenezco aquí". Ahora: "Me doy cuenta de que soy fuerte y soy una luchadora y no soy una persona débil".
Julia recurrió a las redes sociales en busca de comunidad, validación y respuestas. El mundo en línea puede ser un lugar rápido y fácil para encontrar un fuerte sentido de pertenencia.
Pero en las redes sociales, las comunidades se definen a sí mismas en oposición de unas con otras y esto puede desencadenar odio.
Sin embargo, fuera de internet la gente parece más amable y justa. Están más abiertas a los matices y a comprender por qué las personas están motivadas a comportarse como lo hacen.