Puede que para algunos no tenga sentido, pero las leyes sobre crímenes de lesa humanidad especifican que dichos atentados no prescriben. De allí que se pueda ver en el banco de los acusados a nonagenarios como Irmgard Furchner, quien este martes 20 fue condenada a dos años de prisión .

¿Por qué fue sentenciada? La mujer de 97 años trabajó en un campo de concentración nazi y fue cómplice de la muerte “cruel y maliciosa” de más de 10 mil personas.

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Según la , Furchner fue secretaria de Paul Werner Hoppe, comandante del campo “de Stutthof, en la Polonia ocupada. Entre 1943 y 1945, ella “el dictado de las órdenes del oficial de la SS y llevó su correspondencia”. Para el juez, ella “estaba completamente al tanto de lo que sucedía”.

Frente al tribunal alemán que concluyó el caso -”uno de los últimos juicios del Holocausto en el país”-, ella guardó silencio. Solo se animó a dar un comentario en una de las audiencias previas: “Siento todo lo que sucedió”.


De acuerdo a la BBC, la condena del “exguardia del campo de exterminio nazi John Demjanjuk” sentó jurisprudencia y un precedente vital para este caso: “ser guardia era prueba suficiente para probar complicidad”. En esa lógica, Furchner también podía ser juzgada.

Como la exsecretaria tenía menos de 21 años cuando trabajó en el campo de concentración, el juicio se llevó a cabo en un tribunal especial de menores”, agrega el medio.

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OTROS CONDENADOS
Desde el 2011, recuerda la BBC, son varias las personas (no militares) que fueron condenadas por su relación con el nazismo. A continuación, algunas de ellas:
1
John Demjanjuk

Siempre negó haber sido guardia en el campo de concentración de Sobibor. Sin embargo, fotografías de la época que se guardaban en un museo de Berlín demostraron que estaba en flagrante mentira. De allí que el ucraniano “fue condenado por un tribunal alemán a cinco años de cárcel en 2011″ por ser “cómplice de la muerte de 27.900 judíos” en la “Polonia ocupada por los nazis”. Murió a los 91 años.

2
Oskar Gröning

El ‘Contador de Auschwitz’, dice la BBC, “fue uno de los pocos funcionarios nazis que habló abiertamente de su trabajo en el campo de concentración”. Así, en el 2015, fue sentenciado por facilitar “el asesinato de 300.000 prisioneros del campo de concentración en el suroeste de Polonia”, convirtiéndose en la “primera persona en ser condenada por instigar el genocidio nazi pese a que no hubo evidencia de que participara directamente en los asesinatos”.

Sin embargo, Gröning nunca fue encarcelado.

Entre apelaciones, falleció en el 2018, a los 96 años.

3
Reinhold Hanning

Por ayudar, entre 1943 y 1944, al “asesinato de al menos 170.000 personas, sobre todo judíos originarios de Hungría”, Hanning fue sentenciado por el Tribunal de Detmold a cinco años de prisión. Esto sucedió en junio del 2016, luego de que él confesara ser miembro “de las temidas SS del dictador Adolf Hitler y haber tenido conocimiento” de las muertes.

La Deutsche Welle recuerda que Hanning participó en la Operación Hungría, y presenció “la deportación de 425.000 judíos húngaros a Auschwitz”.

Hanning apeló y murió en el 2017.

4
Friedrich Karl Berger

Algunos decían que era el último nazi en Estados Unidos.

Berger vivía, desde 1959, en Tennessee, alejado de su pasado como guardia de un campo de concentración en Neuengamme, cargo que ocupó en 1945.

En el 2021 y con 95 años, fue deportado hacia Alemania por sus “actos de persecución promovidos por los nazis”. El mismo Berger reconoció que “evitó que prisioneros escaparan”.

Sin embargo, un año antes, los fiscales alemanes abandonaron el caso por “evidencia insuficiente”.

5
Josef S

Se trata de la “persona de mayor edad en ser condenada por crímenes de guerra de la era nazi en Alemania”. El exguardia del campo de concentración en Sachsenhausen fue condenado en junio de este año a 5 años de cárcel por ayudar en el asesinato de miles de prisioneros”.

Antes de la sentencia, se defendió: “No entiendo por qué estoy sentado en el banquillo del pecado. Realmente no tuve nada que ver con eso”. En respuesta, y teniendo en consideración que él trabajó desde 1942 y por tres años en el campo, el juez Udo Lechtermann le dijo: “Usted apoyó por voluntad propia este exterminio a través de su trabajo”.

La BBC apunta que “es improbable que cumpla algo de su sentencia pues el Tribunal Federal de Justicia -la máxima instancia en Alemania- tendrá primero que considerar si permite la apelación, y eso durará varios meses”.