Dmitri Peskov, vocero del Gobierno ruso, dijo este martes 28 que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un “bloque creado con fines de confrontación” que busca situar su infraestructura en sus fronteras. Parece no equivocarse: lo dicho fue en respuesta a la posibilidad de que el organismo aumente “a más de 300.000 sus fuerzas de alta disponibilidad”.
La decisión de la OTAN debería tomarse entre este martes y el jueves 30, días en los que sus líderes se reúnen en Madrid.
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Según Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, esta medida supone “la mayor revisión de nuestra disuasión y defensa colectiva desde la Guerra Fría”.
Pero, ¿de qué estamos hablando realmente?
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La Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad (VJTF)
Dentro de la OTAN existe la Fuerza de Respuesta (NRF), que “reúne componentes terrestres, aéreos, marítimos y de Fuerzas de Operaciones Especiales” de los países de la alianza. Dentro de ella se ubica la VJTF.
Esta se creó en el 2014 como “respuesta a las crisis en Medio Oriente y la agresión de Rusia contra Ucrania”. Actualmente cuenta con 40 mil efectivos.
Según la agencia EFE, su característica principal es estar “disponible de forma permanente” y ser capaz de “desplegarse en unos días para defender cualquier país de la Alianza”.
Este año, y bajo el liderazgo de Francia, el tiempo de respuesta se redujo de 7 a 5 días.
La idea suena bien, pero la crisis económica mundial pondría en aprietos a las naciones que, incluso en mejores tiempos, no pudieron cumplir con las inversiones prometidas.
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Desde el 2014, explica El Mundo, los miembros de la OTAN han invertido US$ 350 mil millones en seguridad y defensa. A la ecuación hay que sumarle que el costo que esto supone no ha dejado de aumentar.
De allí que muchos aliados no puedan cumplir con sus cuotas. Se recuerda que, ese año, todos se comprometieron en aportar el 2% de sus PBI; sin embargo, hoy por hoy, solo 9 de los 30 miembros lo cumple. Se espera que, para el 2024, la cifra suba a 14.
Uno de los que ha incumplido es España, que se sostiene con el 1.02% del PBI, “a años luz de Grecia o EE.UU., que encabezan la lista con el 3,76 y el 3,47% respectivamente”.
¿Un cambio de dirección?
Explica El Mundo que, durante la Cumbre de Madrid, la OTAN debatirá si aprueba o no un nuevo concepto estratégico, una “hoja de ruta de las prioridades y cómo ejecutarlas a lo largo de la próxima década”. No solo eso: podría ser que las tropas “desplegadas de forma provisional y rotatoria”, se conviertan en permanentes.
El medio también adelanta que esta nueva dirección debería tener en consideración a Rusia como principal amenaza del este.
Jens Stoltenberg ha hablado al respecto.
“Nuestro nuevo concepto nos guiará en una era de competencia estratégica. Quedará claro que los aliados consideran a Rusia como la amenaza más importante y directa para nuestra seguridad, y se mencionará a China y los desafíos que plantea Beijing a nuestra seguridad, intereses y valores por primera vez”.
“También cubrirá nuestros planes para otras amenazas y desafíos, como terrorismo, los ciberataques y los ataques híbridos”.
¿A qué responde el cambio de paradigma?
Por lo mismo que se trata de una noticia nueva y de la que todavía se conoce muy poco, el especialista en seguridad y coordinador del World Political Analysis Laboratory Rubens de S. Duarte plantea aproximarse a la respuesta a partir de la historia.
“Si revisamos lo que ha pasado en los últimos años y lo analizamos desde varios ángulos, veremos que la OTAN ha probado ser ineficiente. En el 2007 fue claro que Rusia orquestó ataques cibernéticos contra Estonia, pero la alianza se quedó mirando cómo atacaban a uno de sus miembros. De igual forma, no hizo nada por Georgia en el 2008 ni en la crisis de Crimea del 2014″.
“Y, en la actual, la OTAN no pudo lograr el diálogo, no fue disuasiva ni ha logrado apoyar a Ucrania. De ahí que Kiev siga perdiendo batallas importantes y parte de su territorio. En resumen, la OTAN no ha demostrado su utilidad”.
Internamente -lo que implica desenvolverse en el plano político-, tampoco ha tenido éxito en lograr que sus miembros cooperen. Para Duarte, los gastos militares deberían estar más coordinados, así como la producción de armas. “Pero, hasta el momento, los países siguen teniendo sus propias industrias y producción. Hay aviones y carros de combate de distintos modelos, lo que da cuenta de que no se ha logrado crear una política de defensa común”.
“Por eso es que no me puedo explicar cómo países como Suecia y Finlandia ven en la OTAN una solución. Tal vez tenga que ver con que es la única respuesta y que ven en ella un futuro brillante, a pesar que en los últimos años no ha sido así”.
De allí que Duarte se anime a entender este cambio de estrategia como una forma en la que la OTAN lidia con sus propios problemas. “Otra pregunta será si son capaces de lograrlo”.
El especialista concluye: “Al ver el panorama presente, diría que no lo conseguirá. Pero si logran entender a Rusia como un fuerte enemigo externo, puede ser que los países miembros se animen a llegar a consensos”.