La rebelión del viernes de Yevgeny Prigozhin, el jefe del grupo militar privado Wagner, fue el colofón de una larga disputa con el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, que se remonta incluso a la guerra de Siria. Esta pelea escaló en los últimos meses, en el contexto de la invasión de Ucrania, con el poderoso oligarca lanzado insultos llenos de improperios contra los altos oficiales militares rusos por los reveses en el frente y porque no recibía a tiempo las municiones que estaba solicitando para sus mercenarios.
El viernes Prigozhin, de 62 años, fue bastante lejos. A través de un video, acusó a Shoigu de ordenar un ataque con cohetes contra los campamentos de Wagner que mató a un número indeterminado de combatientes. Anunció represalias, llamó a un levantamiento contra el ejército ruso, dijo que había que “ponerle freno” a los responsables militares y prometió “llegar hasta el final”. Agregó que miles de sus milicianos se estaban dirigiendo a Moscú.
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En el video, Yevgeny Prigozhin, quien es aliado del presidente Vladimir Putin, dijo también que la justificación del Kremlin para invadir Ucrania se basó en mentiras inventadas por los altos mandos del ejército.
Sostuvo que en realidad Rusia está perdiendo terreno en el campo de batalla.
En respuesta, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) anunció que abrió un caso penal contra Prigozhin por llamar a un motín armado.
Vladimir Putin acusó
al líder del Grupo Wagner de traición, de embarcase en una rebelión armada y de darle a Rusia “una puñalada por la espalda”.
El sábado, el Grupo Wagner tomó el control de la ciudad rusa de Rostov del Don, en el sur del país, desde donde Rusia dirige las operaciones para hacer frente a la contraofensiva de Ucrania.
También tomó las instalaciones militares en la ciudad de Vorónezh, ubicada a unos 500 kilómetros al sur de Moscú.
Las tropas de Prigozhin avanzaron hasta ubicarse a solo 200 kilómetros de la capital de Rusia, antes de que el jefe del Grupo Wagner ordenara el repliegue tras la mediación del presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko.
A continuación, las claves de la disputa entre Prigozhin y el alto mando militar ruso:
La guerra de Siria
La agencia EFE recuerda que durante la campaña militar rusa en la guerra civil de Siria, Yevgeny Prigozhin acusó en varias ocasiones a Sergei Shoigu de utilizar “métodos arcaicos”.
El jefe del Grupo Wagner responsabilizó al mando militar ruso de haber atacado las posiciones de sus mercenarios en Palmira. También acusó a Moscú de haber provocado deliberadamente un bombardeo de la aviación estadounidense contra los mercenarios durante la batalla de Khasham, en el 2018.
Shoigu respondió a Prigozhin, y lo acusó de haber entregado al ejército ruso en Siria alimentos de mala calidad, cuando tuvo contratos de cáterin con Rusia.
Wagner y la invasión de Ucrania
Tal como detalla EFE, el Grupo Wagner se sumó a la invasión de Ucrania desde el inicio de la operación, en febrero del 2022. Pero su papel ganó relevancia cuando tomó la ciudad de Soledar, en la región ucraniana de Donetsk, tras varios reveses del ejército ruso. Prigozhin reivindicó ese triunfo y criticó al ministerio de Defensa por no dar el crédito merecido a sus hombres.
Dijo que la cúpula militar se estaba “apropiando” de los méritos del Grupo Wagner.
“Constantemente tratan de robar la victoria a Wagner”, señaló.
Pero la situación se volvió irreconciliable en medio de la lucha por Bajmut, encabezada por los mercenarios de Wagner y que es considerada como una de las más sangrientas en lo que va de la guerra de Ucrania.
El gobierno de Estados Unidos considera
que el Grupo Wagner está gastando aproximadamente 100 millones de dólares mensuales en los combates en Ucrania.
Prigozhin reclamó de manera constante por la falta de suministro de municiones por parte del ministerio de Defensa y acusó directamente a Shoigu y al el jefe del Estado Mayor General, Valery Gerasimov, de traición. También los calificó de débiles e incompetentes.
El oligarca dijo que Shoigu y Guerasimov se negaban a entregar municiones a Wagner de manera deliberada y que ambos responderían por ello ante las madres y esposas de los combatientes fallecidos.
Incluso en uno de los videos donde arremetió contra el alto mando militar ruso, Prigozhin apareció junto numerosos cadáveres de supuestos mercenarios muertos en combate.
“Ellos aparecieron aquí como voluntarios y creyeron para permitirles a ustedes descansar en sus oficinas de caoba”, gritó Prigozhin. “Ustedes están sentados en sus clubes caros, sus hijos disfrutan de la buena vida y graban videos en YouTube. ¡Aquellos que no nos dan municiones serán devorados vivos en el infierno!”, dijo.
Atacó a Putin sin mencionarlo
Prigozhin también apuntó al presidente Putin en un video, aunque sin mencionar su nombre. Dijo que mientras sus hombres morían en el campo de batalla debido a la incapacidad del Ministerio de Defensa para suministrarles municiones, un “abuelo feliz piensa que le está yendo bien”. Luego se refirió a ese “abuelo” con una obscenidad, reseñó la agencia AP.
El comentario causó revuelo en las redes sociales, donde fue considerado como una clara referencia a Putin. Ante ello, Prigozhin aseguró después que habló de Gerasimov.
“Prigozhin dice ahora cosas mucho más riesgosas de las que ha dicho antes”, señaló a la agencia AP Nigel Gould-Davies, investigador para Rusia y Eurasia del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Serguei Markov, un comentarista político partidario del Kremlin, describió a Prigozhin como “el segundo hombre más popular después de Putin” y un “símbolo de la victoria militar de Rusia para millones de personas”.
Wagner no se subordina a Shoigu
Antes de la rebelión, Prigozhin se había negado a que los mercenarios del Grupo Wagner firmaran un contrato con el ministerio de Defensa para subordinarse a Shoigu, como exige el ministro, que en este tema tiene el respaldo de Putin.
Prigozhin señaló que sus efectivos “no recorrerían el camino de la vergüenza”.
Preguntó enfadado y con ironía a Shoigu si también los 20.000 mercenarios fallecidos en Bajmut tenían que firmar un contrato, detalló EFE.
Calificó a Shoigu de “abuelito tembloroso” al que habría que juzgar por la muerte de “decenas de miles de jóvenes”.
Yevgeny Prigozhin fue declarado culpable de robo y agresión en 1981, y sentenciado a 12 años de cárcel. Luego de su liberación, abrió un restaurante en San Petersburgo en la década de 1990. Conoció a Vladimir Putin cuando este era vicealcalde de esa ciudad.
Prigozhin se valió de ese contacto para desarrollar un servicio de banquetes y obtuvo lucrativos contratos del Gobierno Ruso, lo que a la larga derivó en que lo apodaran “el chef de Putin”.
Posteriormente amplió su negocio a otras áreas, incluidos los medios de comunicación y una “granja de trols” en Internet. Estados Unidos lo acusó formalmente de inmiscuirse en los comicios presidenciales de ese país en el 2016.
En enero de este año, Prigozhin reconoció haber fundado y financiado el Grupo Wagner.
Putin y su dependencia de Wagner
Un análisis de la agencia AP sostiene que Putin necesita a los mercenarios de Prigozhin en un momento en que las Fuerzas Armadas regulares de Rusia aún están recuperándose de los reveses en la guerra de Ucrania.
La victoria del Grupo Wagner en Bajmut el mes pasado ha fortalecido a Prigozhin y por ello critica abiertamente al alto mando militar ruso.
En la batalla de Bajmut y en otros frentes de guerra Wagner utilizó a miles de reos convictos, a quienes se les prometió el indulto si sobrevivían a seis meses de lucha.
En una entrevista en mayo, Prigozhin dijo que había reclutado a 50.000 reos, de los cuales 10.000 perdieron la vida solo en Bajmut. Los otros 10.000 que fallecieron eran contratistas privados.
El destino de Shoigu
Sergei Shoigu es considerado el gran perdedor tras lo ocurrido en los últimos días en Rusia y un reporte de la agencia AFP señala que podría tener las horas contadas al frente del ministerio de Defensa.
Shoigu, de 68 años, tiene una carrera dilatada en las Fuerzas Armadas y en la política de Rusia.
De acuerdo con AFP, inició su ascenso en 1994, cuando fue nombrado ministro de Situaciones de Emergencia en los primeros años de la presidencia de Boris Yeltsin.
En el 2012 fue nombrado gobernador de la región de Moscú, antes de ser designado ministro de Defensa por Vladimi Putin en el mismo año 2012.
Por Andrés Gómez de la Torre, especialista en Defensa
Wagner es un ejército privado bajo el concepto del outsourcing militar, así como Estados Unidos por ejemplo tiene a Blackwater, que está formada por exmiembros de las Fuerzas Armadas y de los servicios de inteligencia, entre otros integrantes del aparato público en retiro. También hay personal de la CIA y del FBI que se van a estas empresas privadas tercerizadoras.
Inicialmente Yevgeny Prigozhin monta una serie de negocios vinculados con la alimentación y pone restaurantes, hasta que conoce a Putin y más o menos en el 2014 crea su empresa de mercenarios privados. Se estrena en Crimea y empieza a actuar en otros países del mundo reclutando gente y operando.
Ahora lo que está haciendo Prigozhin es tensar la cuerda porque tiene una relación muy difícil con los altos mandos militares rusos, por temas de competencia, celos y políticos.
Si bien hay un trasfondo político porque todo apunta a que Prigozhin tiene un peso muy fuerte con Putin, el oligarca también quiere expandir sus negocios empresariales.
A Prigozhin se le llama el Rasputín del siglo XXI por su cercanía a Putin, y ha despertado los celos de los militares rusos. Entonces, lo que ha hecho el jefe del Grupo Wagner es una demostración de fuerza frente al poder ruso central.
Prigozhin es un crítico de la guerra en Ucrania, por eso su áspera relación con el alto mando militar y a eso se debe esta bravata golpista. Es un tema de medición de fuerzas que se ha zanjado con la mediación del presidente de Bielorrusia Alexandr Lukashenko, fiel aliado de Rusia.
Yevgeny Prigozhin es un mercenario que ha hecho un imperio empresarial, en parte vinculado al ámbito de la seguridad y que es financiado por el Gobierno Ruso. Lo que hay ahora es un conflicto de competencia porque el tipo tiene cada vez más poder, y ese poder le da legitimidad para fustigar el modo de conducción de la guerra, y de manera paralela escala ante la opinión pública.
Es un comunista duro al estilo de los líderes ortodoxos rusos del pasado. Ahora veremos cuál va a ser su posición en Bielorrusia. Por lo pronto, esta rebelión nos deja un trío autoritario integrado por Lukashenko, Putin y Prigozhin.
En cuando a los ucranianos, también tienen su paramilitarismo tercerizado, que es el Batallón Azov, dependiente del ministerio de Seguridad Interior. Así que esta es igualmente una guerra paramilitarizada. Es lo mismo que hace Estados Unidos con los contratistas militares privados, muchos de los cuales actúan hasta en políticas antidrogas en nuestra región.
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