Hay dos certezas sobre Alexander Lukashenko: que está enquistado en el poder de Bielorrusia -lleva gobernando el país desde julio de 1994 y se aferra a la presidencia con uñas, dientes y mano de hierro-, y que es un líder autoritario.
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Esto último lo ha reconocido él mismo:
“Mi posición y el Estado nunca me permitirán llegar a ser un dictador... pero gobernador con estilo autoritario es una característica mía y siempre lo he admitido”.
No importa que, desde el año pasado, miles de manifestantes hayan tomado las calles para pedirle su renuncia. Él siempre respondió mandando a la policía, y lanzando “granadas aturdidoras, balas de goma y cañones de agua”.
Y a su desprecio por los derechos humanos se suman polémicas que no se ven ni en las ficciones más osadas. Por eso, en esta nota, recopilamos las más recientes.
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EL CASO DE ROMAN PROTASEVICH
El caso de este joven periodista disidente podría ser un claro ejemplo de la relación entre Lukashenko y la prensa.
Según Infobae, los problemas de Protasevich empezaron en el 2012, cuando a los 18 años fue apresado y golpeado por “dirigir dos grupos en la red social rusa Vkontakte” en contra del mandatario.
“Me golpearon en los riñones y en el hígado. Oriné sangre durante tres días. Me amenazaron con acusarme de asesinatos sin resolver”, declaró entonces.
Para el 2019, Protasevich dejó Bielorrusia y empezó a trabajar en Nexta, un canal de Telegram en contra del oficialismo.
“El canal participó en la organización de las protestas contra Lukashenko, compartiendo con sus seguidores detalles sobre las horas y fechas de las reuniones”, informa Infobae.
Protasevich ya era un enemigo del Estado.
Y el domingo último, mientras el muchacho viajaba en avión de Gracia hacia Lituania, Lukashenko ordenó que la nave aterrizara en Minsk, la capital de Bielorrusia.
La Deutsche Welle anota que, según los medios progubernamentales, fue el mismo presidente quien ordenó que un “avión de combate MiG-29 interceptara el avión [...] por una supuesta amenaza de bomba”.
Pero que, al momento de revisar, no se dio con ningún explosivo.
El medio añade que Protasevich tiene procesos penales en su contra, entre los que se incluye la incitación al odio contra el gobierno. Además, también se lo acusa de actividades terroristas y algunos “líderes de la oposición” han dicho que “podría enfrentar la pena de muerte”.
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CONTRA LA LIDERESA TIJANÓVSKAYA
Se hizo conocida en el mundo por ser la ama de casa que se postuló a la presidencia de Bielorrusia, y por denunciar el fraude electoral de Lukashenko, quien finalmente, en agosto del año pasado, se reeligió con el 80% de los votos.
Svetlana Tijanóvskaya tuvo suerte. En una entrevista al portal El Diario, ella declaró:
“Me dieron a elegir entre salir de Bielorrusia y leer un papel reconociendo los resultados electorales o meterme en la cárcel”.
Porque su calvario parece no tener cuando terminar.
La persecución política empezó cuando detuvieron y mandaron a prisión a su esposo, Serguéi Tijanovski, quien se postulaba a la presidencia y a quien finalmente reemplazó.
En una entrevista, ella sostuvo que, hasta el momento, solo ha hablado con su marido una vez y por teléfono. Se escriben cartas que se envían a través de su abogado.
Más tarde, la invitarían a renunciar a cualquier aspiración política, botándola del país junto a sus hijos.
“El miedo es algo que ha formado parte de nosotros al levantarnos por la mañana. El miedo a este régimen, tan experto en utilizar herramientas para amedrentarnos”, dijo a “El País”.
Y agregó:
“Quizás sea mi destino morir por la democracia en Bielorrusia”.
EL CORONAVIRUS
En marzo del 2020, la BBC titulaba: “Bielorrusia, el país de Europa que no está tomando ninguna medida para detener la pandemia”.
“Estas cosas pasan. ¡Lo más importante es no entrar en pánico!”, declaró entonces Lukashenko.
La vida no se detuvo y todo parecía caminar sin problemas gracias a la baja cantidad de contagios... Pero habría que precisar que las cifras que comparte el gobierno son dudosas.
Incluso, el presidente llegó a afirmar que el trabajo duro en las granjas, sumado a no tomar cualquier bebida alcohólica sino solo unas pocas dosis de vodka, eran una forma de detener la COVID-19.
Jugar hockey sobre hielo también podía ser una forma de evitar la “psicosis masiva”.
En su extraña forma de aproximarse a la enfermedad, al iniciar este año dijo que se trataba de un castigo divino.
“El Señor seguro que nos castigó con el coronavirus porque nos comportamos irrespetuosamente con la naturaleza. Si no tenemos una relación armónica con la naturaleza no tendremos salud, y nuestros hijos vivirán en la miseria”, declaró.
Según “The Washington Post”, parte de la ciudadanía no le ha hecho caso a Lukashenko y ha mantenido la distancia social, así como otras acciones para frenar el embate del coronavirus.
“[Han] realizado campañas de financiamiento colectivo para comprar suministros a los hospitales y, al final, probablemente ello haya ayudado a evitar que el virus y la cifra de muertes en Bielorrusia se salieran de control”, se lee en el artículo.
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