La crisis que amenazó con sacar a Grecia de la zona euro puso en evidencia el poder alemán en Europa. Con un tamaño y ubicación favorables y una industria fuerte y competitiva, Alemania ha conseguido la posición que un día buscó a través de las armas.
Mucha agua ha corrido bajo el puente desde la caída del Muro de Berlín hace casi 26 años. La Alemania reunificada se ha convertido en la economía más sólida del Viejo Continente y representa el 28% del PBI de la Eurozona, casi lo mismo que Italia y España juntas, según el Banco Central Europeo (BCE).
Así, cinco años después de iniciada la crisis del euro, Alemania sigue mejor parada que sus vecinos. Su poder en la Eurozona quedó evidenciado en el último debate sobre el tercer rescate a la economía griega.
La sombra de la canciller Angela Merkel se posó sobre Atenas como la de una reina con mano de hierro. Por su peso en el bloque de los 19 países del euro, Alemania terminó forzando a Grecia a aceptar las condiciones de sus acreedores. Atenas no dudó en acusar a Merkel de imponer condiciones “duras e inhumanas” aprovechando que tiene la última palabra.
Para entender la situación actual, conviene retroceder al final de la Segunda Guerra Mundial. A los fondos que Alemania recibió para la reconstrucción, se sumó en 1953 la enorme reducción que casi 30 países –incluida Grecia– accedieron a hacer sobre la deuda alemana (62,2% del total), un hecho clave para entender la posición de Berlín, explica el colaborador de El Comercio en Bruselas, Idafe Martín.
Pero el poder actual de Alemania, que goza de las ventajas de su tamaño y su ubicación geográfica, se logró gracias a una posición fiscal saludable y sensatos balances corporativos y domésticos, según el FMI.
“Alemania tiene un sector industrial muy potente con muy poca conflictividad laboral, mucha población con educación secundaria técnica, tal vez no tantos universitarios, pero muchos técnicos calificados, además de su gran capacidad exportadora y una tasa de desempleo muy bajo”, dice Martín.
El analista internacional, Óscar Vidarte, destaca la legitimidad interna lograda por la canciller alemana. “Los mandatarios que podrían eclipsarla se encuentran ocupados en otro tipo de dinámicas. Como el primer ministro británico, David Cameron, que está más preocupado en sus reformas en la relación entre el Reino Unido y la UE que en el futuro de la UE”.
Desde el estallido de la crisis en el 2010, Merkel ha asumido el reto de mantener el delicado equilibrio entre ayudar a los países del bloque en problemas a aceptar duros recortes presupuestarios y reformas, y convencer a los alemanes que está defendiendo sus intereses.
Liderazgo y otros desafíos
El eje Berlín-París, antaño motor de la región, se ha visto debilitado por posturas diferentes en temas como la austeridad. Asimismo, la debilidad económica y política por la que atraviesa Francia (el presidente Hollande tiene mínimos históricos de aprobación) deja poco espacio para dudar de un liderazgo alemán real en Europa.
“Lo importante ahora es cómo Alemania va a poder articular este liderazgo que tiene en la Unión Europea con las presiones internas y externas de sectores de ultraderecha que se van consolidando conjuntamente con sectores de ultraizquierda”, advierte Vidarte.
Queda claro que el legado de Merkel –quien por quinto año seguido es la mujer más poderosa del mundo, según “Forbes”– se medirá con el resultado de la crisis del euro.
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Los alemanes, más adinerados que nunca
La cantidad de dinero acumulado por los alemanes llegó a un nuevo récord en el primer trimestre del 2015 gracias al alto nivel de empleo y los aumentos salariales, informó el Bundesbank (banco central).
Los hogares alemanes vieron aumentar su patrimonio pecuniario (dinero en efectivo, acciones, depósitos bancarios o seguros de vida) respecto al trimestre anterior en casi 140.000 millones de euros (un 2,8%) llegando a 5,2 billones de euros, precisan los datos.
La tasa de desempleo en Alemania se redujo en junio en una décima hasta el 6,2%, el mejor dato para junio en 24 años.
Asimismo, las exportaciones volvieron a crecer con fuerza, mientras que la construcción mantuvo el buen nivel que arrastra desde principios de año.
La economía alemana creció un 0,3% en los primeros tres meses del año en comparación con el trimestre anterior.