Siete menores con síndrome de Down entre 8 y 10 años de edad sufrieron maltrato e insultos por parte de dos profesoras de un colegio de educación especial en Madrid, España. Las humillaciones quedaron registradas en una grabadora de audio que fue escondida en un oso de peluche por los padres de una de las niñas.
Tras notar un cambio en su comportamiento, los padres de la pequeña hicieron que su hija llevara el peluche a clase todos los días colgado de la cremallera de su bolso. “Sois unos mierdas”, “gilipollas”, “atontados”, “bobos” y “alelaos” son algunos de los insultos que se escucharon en las grabaciones.
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Luego de poner los audios en manos de las autoridades, las dos profesoras fueron citadas a juicio. La Fiscalía solicita dos años de cárcel para cada una, señalando que “hay indicios racionales de criminalidad (…) de la comisión de un delito contra la integridad moral de siete niños, sus alumnos”.
Por su parte, las familias de los menores piden una condena de cuatro años y reclaman una indemnización de entre 20.000 y 30.000 euros por el daño psicológico y empeoramiento cognitivo que habrían sufrido los niños.
”Al menos desde el comienzo de 2019 ambas acusadas infligieron un trato humillante y vejatorio a los menores por razón de su discapacidad y con ánimo de lesionar su dignidad y atentando contra su integridad moral”, señalan los padres en su denuncia.
Según la reseña de los audios, hecha por el medio ABC, otros de los insultos captados decían: “Qué asco me das”, “Te voy a quitar la sordera de un guantazo”, “Qué ganas tengo de darte una hostia”, “Me dan ganas de matarte”.
El medio español ha identificado a ambas profesoras como B.C. (titular) y M.R. (auxiliar), quienes trabajaban en el centro educativo Fundación Gil Gayarre, un colegio de la capital española para niños con discapacidad.
Los informes psicológicos realizados a los menores señalan episodios de ansiedad, vómitos recurrentes, negativas constantes para ir al colegio, y un “notable empeoramiento” de sus habilidades a partir del mes de octubre de 2018, fehca en la que ambas mujeres se convirtieron en sus profesoras.
Además, los informes dan cuenta de una pequeña que volvió a orinarse en la cama y lloraba a veces sin razón aparente. Otro niño también habría sufrido una falta de control de esfínteres como consecuencia del maltrato que sufría en el colegio.
Gracias al peluche con una grabadora que pusieron los padres en la mochila de su hija pudieron descubrir los insultos que los pequeños sufrían: “Déjala que está muy gorda”, “Le he sacado a empujones al patio y le he hecho dar siete vueltas corriendo”, “EEste no vale para nada”.