En 1920, el Congreso de Estados Unidos emitió una enmienda que prohibió la producción y consumo de bebidas alcohólicas en el país. La medida, más allá de resolver los altos índices de consumo de licor, trajo consigo una serie de nuevas condiciones sociales y políticos. (Archivo Reuters)
En 1920, el Congreso de Estados Unidos emitió una enmienda que prohibió la producción y consumo de bebidas alcohólicas en el país. La medida, más allá de resolver los altos índices de consumo de licor, trajo consigo una serie de nuevas condiciones sociales y políticos. (Archivo Reuters)
/ HANDOUT
Redacción EC

En las primeras décadas de 1800, un adulto promedio consumía cerca de 26,5 litros de al año. Esto, en promedio, equivale a unos 30 tragos por semana.

En ese contexto, una ola activista que abogaba por prohibir el consumo de comenzó a ganar fuerza en el país. Sus razones principales eran tres: aumentar los ahorros del hogar, reducir la violencia en casa y mejorar la vida familiar.

Esto llevó, incluso, a la creación de una nueva formación política: el Partido Prohibicionista. Fundado en 1869, es el tercer partido más antiguo del país, lleva un camello como emblema y para el 2020 tendrá a Phil Collins como candidato... No, no nos referimos al músico británico sino a un veterano del ejército estadounidense que espera superar los 5 mil votos que obtuvo su antecesor en el 2016.

Para inicios del siglo XX, entre 1900 y 1915, la tasa de consumo había pasado a ser de 95 litros por estadounidense y al año siguiente se había reducido hasta los 7,5 litros anuales gracias a diferentes movimientos y leyes locales que alentaban a reducir el consumo. Sin embargo, esto seguía representando un promedio de 10 bebidas a la semana, lo que aún preocupaba a los impulsores de la sequía alcohólica.

Tres años más tarde, en 1919, el Congreso de Estados Unidos aprobó la 18va enmienda constitucional que imponía la ley seca, es decir, prohibía la producción y venta de toda bebida que contenga más de 0,5% de alcohol a nivel nacional. Esta entró en vigencia el 17 de enero de 1920 y se mantuvo durante 13 años. La Prohibición, como también se le conoce, lejos de significar el cese al consumo de licor en el país arrastró más de un problema.

La ley seca tuvo muchas consecuencias no buscadas, fue un tiro por la culata que perjudicó a la gente que impulsó esa ley”, le dijo a la agencia AP la profesora de historia de Harvard Lisa McGirr, cuyo libro “The War on Alcohol” (La guerra contra el alcohol) analiza las repercusiones políticas y sociales de la ley seca.

Agentes de la ley destruyen barrilles con cerveza incautados en Nueva York, en el año 1931. En 1920, el Congreso de Estados Unidos aprobó la 18va enmienda a la Constitución, que prohibía la producción y consumo de bebidas alcohólicas en todo el país. (Archivo AP)
Agentes de la ley destruyen barrilles con cerveza incautados en Nueva York, en el año 1931. En 1920, el Congreso de Estados Unidos aprobó la 18va enmienda a la Constitución, que prohibía la producción y consumo de bebidas alcohólicas en todo el país. (Archivo AP)

MAFIA, RACISMO Y ALCOHOL ADULTERADO

Si bien las estadísticas mostraron un descenso en las muertes por cirrosis provocada por el alcohol y en los arrestos por embriaguez en público, la ley no marcó el cese al consumo del alcohol en Estados Unidos, solo lo trasladó a la clandestinidad.

Bares clandestinos comenzaron a proliferar, muchas veces ofreciendo públicamente bebidas sin alcohol pero utilizando los sótanos para procesar el licor que ofrecían a precios más altos. Se popularizó el “gin de bañera”, alcohol destilado en casa que muchas veces resultaba contaminado. Y los contrabandistas desarrollaron una enorme red de distribución a través de todo el país. Entre estos últimos el nombre más recordado es el de Al Capone, símbolo de la mafia neoyorquina.

Al conseguir corromper a las autoridades locales y eliminar a las bandas rivales en enormes masacres, como la de San Valentín en 1929, Al Capone pudo crear el ilegal imperio que le aseguraba unos 100 millones de dólares anuales.

Durante los 13 años que rigió la ley seca en Estados Unidos, los contrabandistas desarrollaron una enorme red de distribución a través de todo el país. Entre estos últimos el nombre más recordado es el de Al Capone, símbolo de la mafia neoyorquina. (AP)
Durante los 13 años que rigió la ley seca en Estados Unidos, los contrabandistas desarrollaron una enorme red de distribución a través de todo el país. Entre estos últimos el nombre más recordado es el de Al Capone, símbolo de la mafia neoyorquina. (AP)

Y el de Capone era solo el reflejo de un crimen organizado que pudo crecer aceleradamente explotando el mercado negro que se creó durante esos 13 años de Prohibición.

Pero esos no fueron los únicos problemas legales. Michael Lerner, autor de “Dry Manhattan: Prohibition in New York City" (Manhattan seca: La Ley Seca en Nueva York), escribió que los tribunales y las cárceles estaban tan llenas que los jueces empezaron a conceder la libertad bajo palabra, “convirtiendo esa práctica en una norma jurídica por primera vez”, según recoge la agencia AP.

Una patrulla llena de alcohol ilegal confiscado junto a un automóvil de contrabandistas destrozado en Washington, en 1922. (Archivo AP)
Una patrulla llena de alcohol ilegal confiscado junto a un automóvil de contrabandistas destrozado en Washington, en 1922. (Archivo AP)

A esto habría que añadirle que la comunidad migrante jugó un papel fundamental en medio del problema. Primero, señalada como una de las causantes de los problemas que llevaron a la Prohibición y luego como uno de los principales objetivos de las autoridades.

De acuerdo al profesor de historia de la Slippery Rock University, Aaron Cowan, los protestantes blancos de clase media veían a los bares de los barrios de inmigrantes como una posible amenaza política y social, según AP.

En medio de esa agitación, el Ku Klux Klan también intervino apoyando la ley seca y aprovechando la situación para llevar adelante sus actividades racistas.

El temor de estos grupos radicales era que los inmigrantes comenzaran a seguir “políticas radicales”, según Cowan.

Agentes de Newark, California, durante una intervención a un local que almacenaba 7 mil barriles de cerveza en el año 1931. (Archivo AP)
Agentes de Newark, California, durante una intervención a un local que almacenaba 7 mil barriles de cerveza en el año 1931. (Archivo AP)

EL FIN DE LA SEQUÍA

El temor de los grupos extremistas tuvo algo de verdad después de todo. Aunque no optaron por posturas radicales, la persecución sufrida por los migrantes los llevó a apoyar masivamente al Partido Demócrata.

La depresión de los años 30, además, evidenció que la ley seca no estaba beneficiando a la economía sino mas bien dejaba escapar grandes cantidades de dinero que antes llegaban al Gobierno en forma de impuesto. Los cierres de cervecerías, destilerías y bares, además, produjo la pérdida de miles de empleos.

El demócrata Franklin D. Roosevelt logró acumular todo este descontento en su campaña electoral. De esa forma, en 1933 obtuvo una arrolladora victoria sobre el republicano y presidente en ejercicio en ese momento, Herbert Hoover, con la promesa de abolir la 18va enmienda como bandera.

En 1933, el demócrata Franklin D. Roosevelt obtuvo una arrolladora victoria sobre el republicano y presidente en ejercicio en ese momento, Herbert Hoover, con la promesa de abolir la 18va enmienda como bandera. (Archivo AP)
En 1933, el demócrata Franklin D. Roosevelt obtuvo una arrolladora victoria sobre el republicano y presidente en ejercicio en ese momento, Herbert Hoover, con la promesa de abolir la 18va enmienda como bandera. (Archivo AP)

Hoy en día, 100 años después de la propuesta por secar de alcohol a Estados Unidos, las estadísticas muestran que sus ciudadanos consumen más licor que al momento de promulgar la Prohibición, unos 7,5 litros en promedio o 9 tragos semanales.

El consumo ha ido en aumento. Los daños (relacionados con el alcohol) han ido en aumento”, dijo el doctor Tim Naimi, investigador sobre el consumo de alcohol de la Universidad de Boston, según Infobae. “Y no existe una respuesta política al respecto”.

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