Miami. El "salvador republicano" ya está aquí. Marco Rubio buscará sacar provecho de la etiqueta que le puso la revista "Time" y convertirse en el primer presidente de origen hispano de los Estados Unidos, para lo que deberá resolver el conflicto que hay para muchos entre su ADN hispano y su ideología conservadora.
Rubio, de 43 años y padre de cuatro hijos, es visto desde las elecciones perdidas en el 2012 por los republicanos como la cara joven e hispana que debe llevar al partido al siglo XXI y a la Casa Blanca tras ocho años de gobierno del demócrata Barack Obama.
Los padres del senador por Florida son cubanos y tanto en Washington como en Miami está acostumbrado a expresar el mismo mensaje en inglés y en español.
"NO ES UNO DE NOSOTROS"
Pese a todo y a tenor de las protestas de jóvenes estudiantes hispanos indocumentados anunciadas hoy durante su anuncio público en Miami, podría no tener de su lado el apoyo latino que puede ser crucial en el 2016.
"No es uno de nosotros", dijo Jorge Tume, de 23 años, peruano y estudiante indocumentado, el 20 de febrero, cuando boicoteó junto a otros la presentación en Miami del libro de Rubio, "American Dreams", centrado en la economía y en el "sueño americano" que los padres del senador vivieron tras llegar a Estados Unidos en 1956.
"Es muy difícil hacer el argumento económico ante gente que cree que quieres deportar a su abuela", afirma Rubio, consciente de las dificultades para ganarse el voto hispano, cuya caracterización monolítica rechaza.
APOYO
Pero seguramente es consciente de su importancia. Los hispanos apoyaron al demócrata Obama claramente en el 2008 y sobre todo en el 2012, cuando logró el 71 por ciento de respaldo entre ese grupo frente al 27 por ciento de su rival republicano, Mitt Romney.
George W. Bush alcanzó el 40 por ciento en el 2004, cifra de apoyo a la que los analistas republicanos consideran básico acercarse en el 2016.
Los que protestarán hoy de nuevo son "dreamers", jóvenes que llegaron siendo niños a Estados Unidos de forma ilegal junto a sus padres y que no tienen documentos que los reconozcan.
Reprochan al senador y a su partido que no aprueben una reforma migratoria y que estén combatiendo las medidas ejecutivas que Obama tomó en el 2012 y en noviembre del año pasado para frenar la deportación de millones de indocumentados, casi todos de origen hispano.
Rubio, graduado en leyes y nacido en Miami, llegó a Washington como senador en enero del 2011 tras hacer carrera política en Florida de la mano de su mentor, Jeb Bush, al que seguramente tendrá como rival por la candidatura republicana.
IDEAS CONSERVADORAS
A la capital llevó su ideología conservadora, apoyado por el radical Tea Party. Su juventud, su presencia y su oratoria pronto lo catapultaron como la gran esperanza, el "salvador republicano", como lo definió "Time" en la portada en febrero del 2013.
Durante meses fue la cara republicana de la esperada reforma migratoria. Defendió una ley de reforma en el Senado, donde republicanos y demócratas se pusieron de acuerdo en un proyecto en el 2013 que luego la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, ni votó.
Por ello, Obama decidió tras las elecciones legislativas del 2014 tomar medidas ejecutivas para frenar las deportaciones de indocumentados. La decisión ha sido contestada por republicanos, que lo consideran una "amnistía", y está varada en los tribunales.
Rubio ha dejado de pelear por esa causa, se ha ganado así de nuevo el favor del "establishment" republicano, pero ha perdido imagen ante los centristas y ante parte de la comunidad latina, que le recuerda que también su abuelo, el que le enseñó a odiar a Fidel Castro y al comunismo, fue un indocumentado.
"La realidad es que no contamos con los votos para aprobar un proyecto de ley en el Senado o una medida abarcadora", justificó su cambio de opinión, centrándose ahora en la seguridad en la frontera.
Como sus ya rivales en la carrera republicana Ted Cruz y Rand Paul, Rubio quiere hablar ahora de economía, de rebajar la presencia del gobierno, de facilitar las oportunidades para todos.
En política exterior tomó como bandera en los últimos meses la oposición al acercamiento de Estados Unidos a Cuba y la defensa de la mano dura contra Venezuela.
Pero son la raíces del posible primer presidente hispano lo que más le define. "No te metas con los inmigrantes, hijo mío", le dijo su madre, Oria García Rubio, según escribió la revista "Time" en el 2013.
La señora Rubio llamaba entonces a los indocumentados "los pobrecitos". "Son seres humanos como nosotros, vinieron (a Estados Unidos) por las mismas razones que nosotros. A trabajar, a mejorar sus vidas", le recordó. Palabras que resuenan de nuevo ahora que su hijo ha iniciado la carrera hacia la Casa Blanca.
Fuente: DPA