Para Donald Trump será su sétimo debate presidencial. Para Kamala Harris será el primero. El exmandatario tendrá por primera vez frente a frente a la actual vicepresidenta de Estados Unidos en un encuentro que podría ser determinante para el destino de la campaña y de las elecciones del 5 de noviembre.
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En dos meses el panorama electoral ha dado un vuelco completo. Fue justamente el primero de los debates programados, el del 27 de junio, el que movió el tablero de juego. El muy pobre desempeño de Joe Biden, quien iba por la reelección, puso en evidencia su deterioro cognitivo y gatilló su salida de la carrera presidencial tres semanas después. La entrada de Harris a la contienda le ha devuelto vigor y entusiasmo al bando demócrata. Pero solo con buenas vibraciones no se ganan los comicios, sobre todo porque al frente está Donald Trump, un hombre que siempre va a la ofensiva y que sabe cómo sacar provecho de situaciones adversas.
Por eso, el debate de este martes 10 es trascendental. El ‘momentum’ que ha ganado Harris en estas semanas, y que se ha trasladado a las encuestas, podría desinflarse si permite que Trump, acostumbrado a estas lides, le gana la iniciativa y no la deja exponer con claridad sus propuestas de gobierno. Será la primera vez, además, que muchos estadounidenses escucharán a Harris y verán si, efectivamente, está a la altura de las circunstancias. No hay que olvidar que ella llegó a la nominación sin haber sido elegida en unas elecciones primarias, así que deberá demostrar con argumentos que es la indicada para suceder a Joe Biden.
Para la doctora Nevena Trajkov, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Jacksonville (Florida), Harris llega al debate con un fuerte impulso y mucho entusiasmo. “Sin embargo, los debates están diseñados específicamente para influir en los votantes indecisos. Según mis análisis, aproximadamente el 18% de los que votaron a Trump en el 2020 ya no lo apoyan, y un porcentaje similar puede no estar seguro de volver a votar por él. Si Harris puede mantener su impulso y llegar eficazmente a estos votantes durante el debate, puede obtener buenos resultados”, explica a El Comercio.
Susan Stokes, directora del Chicago Center on Democracy de la Universidad de Chicago, avizora que el exmandatario se mostrará agresivo durante el debate y que volverá a recurrir a mentiras y exageraciones en su discurso. “La carrera está reñida y lo estará hasta el final. Pero ella ahora tiene el impulso y le ha estado robando atención a Trump, quien parece estar algo desesperado pero no vencido”, comenta a este Diario.
El ‘sparring’ para practicar
Como parte de la preparación, la vicepresidenta está reduciendo sus presentaciones públicas para tener sesiones especiales con su equipo de asesores. Ha trascendido que un doble del exmandatario la está ayudando con preguntas y respuestas incisivas para que pueda visualizar cómo será el debate real.
Un gran aporte a su preparación es la asesoría del propio Biden y de Hillary Clinton, quienes han debatido antes con Trump y conocen sus estrategias.
Aunque Harris llega con la moral alta al debate, no pocos demócratas están alertando que el exceso de confianza puede ser perjudicial. “No deberíamos pensar que, de alguna manera, Kamala Harris tiene mucha más capacidad para ganar un debate que Donald Trump”, dijo esta semana a CNN el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker. Si algo deben haber aprendido los demócratas desde el 2016 es que a Trump no se lo puede subestimar.
Trump, por su parte, ha dicho que no necesita de una ‘sparring’ para practicar. De hecho, nunca ha utilizado ese recurso pues siempre ha señalado que solo sigue su intuición. No obstante, sus asesores se están reuniendo con él para buscar los flancos más débiles de Harris, como la migración, la economía y la explotación minera.
Recientemente, la campaña de Trump ha reclutado a Tulsi Gabbard, excongresista de Hawái, quien se presentó a las primarias demócratas en el 2020 y que estuvo en un debate con Harris, cuando ella también intentó postularse.
Las estrategias
Aunque Trump llega con más experiencia en debates electorales, no hay que olvidar que Kamala Harris ha sido fiscal general del estado de California y que, según sus asesores, ella sacará lustre a esa experiencia, teniendo en cuenta que su rival es un condenado por la justicia y tiene varios juicios en curso.
- El último debate de la vicepresidenta Harris ocurrió en el 2020 como compañera de fórmula en la campaña de reelección de Joe Biden. En esa ocasión debatió con el exvicepresidente republicano Mike Pence.
- El debate, organizado por la cadena ABC, se realizará este martes 10 en el Centro Nacional de la Constitución en Filadelfia, Pensilvania, uno de los seis estados clave que puede determinar la elección.
“En el escenario del debate, el electorado será su jurado y ella tiene la tarea de presentarles argumentos convincentes contra Trump, que tiene un historial vulnerable”, señala Trajkov.
Para Stokes, Harris no puede pasarse todo el debate respondiendo a Trump sobre cada cosa que diga. “Ella está intentando caminar por una delgada línea. De un lado, lo menosprecia, pero del otro enfatiza el peligro que supone una segunda administración de Trump”.
Asimismo, Trajkov considera que la estrategia de Trump podría consistir en dominar el tiempo de intervención de Harris poniéndola a la defensiva, “obligándola a dedicar tiempo a refutar sus afirmaciones y acusaciones”.
“Ella debería emplear una estrategia disciplinada de tres partes: en primer lugar, preparar respuestas concisas por adelantado para hacer frente rápidamente a las tácticas y acusaciones predecibles de Trump; en segundo lugar, responder directa y sustantivamente a la pregunta del moderador; y en tercer lugar, vincular los fracasos de la administración Trump con el tema específico que se está discutiendo”, explica.
En este 2024, con la salida de Biden de la carrera quedó comprobado que los debates pueden cambiar la historia. Y este debate podría mostrar a un Trump iracundo o ajustado a su estrategia de lanzar frases hirientes, mientras que Harris puede convertir la tarima en un juicio o trastabillar y olvidarse de su guion. La competencia, en realidad, recién empieza.