Washington. La Cámara de Representantes de Estados Unidos marcó este jueves una hoja de ruta para someter a un juicio político al presidente estadounidense, Donald Trump, un proceso que aún puede durar semanas o meses y que promete mezclarse con la campaña electoral del 2020.
Estas son las claves para entender qué puede pasar a partir de ahora en la investigación para determinar si Trump abusó de su poder con propósitos electorales en sus contactos con Ucrania:
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Audiencias públicas y más derechos para Trump
La resolución recién aprobada por la Cámara de Representantes formaliza el proceso que la mayoría demócrata en el hemiciclo había desarrollado a puerta cerrada y bajo sus propias reglas desde setiembre.
A partir de ahora, los interrogatorios a testigos podrán ser públicos y emitirse en directo por televisión, y podrán publicarse las transcripciones de los testimonios que se hicieron en privado.
Los abogados de Trump podrán participar en las audiencias en el Comité Judicial y los republicanos podrán convocar a sus propios testigos, aunque antes deberán obtener el permiso de una mayoría en ese panel y el de Inteligencia, controlados por demócratas.
La Casa Blanca y los republicanos consideran esas reglas una “farsa”, por lo que podrían tratar de entorpecer el proceso. Mientras, el Comité de Inteligencia deberá elaborar un informe para que el Judicial decida si redacta artículos para un juicio político.
Si eso ocurre, se necesitaría una mayoría simple de la Cámara de Representantes para iniciar el proceso de destitución, que se celebraría en el Senado, de estrecha mayoría republicana.
Un calendario incierto
Hace dos semanas, tanto demócratas como republicanos confiaban en concluir su investigación en la Cámara Baja para la festividad de Acción de Gracias, el 28 de noviembre.
El líder de la mayoría republicana en el Senado de Estados Unidos, Mitch McConnell, calculaba que eso le permitiría iniciar inmediatamente el juicio político y concluirlo antes de Navidad.
Pero el número creciente de testigos que están accediendo a comparecer ha complicado el panorama y ahora los demócratas creen que su pesquisa se alargará hasta después de Acción de Gracias, lo que podría provocar que el juicio político se celebre en enero o más tarde, según el diario The Washington Post.
La presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, insiste públicamente en que el calendario dependerá de lo que se descubra en la investigación y ha evitado marcar fechas límite.
El factor electoral
Si el juicio político se convocara en enero, coincidiría con la campaña para las primarias demócratas, que comienzan con los caucus de Iowa el 3 de febrero.
Eso dificultaría que los seis senadores que compiten por la candidatura demócrata -Elizabeth Warren, Bernie Sanders, Cory Booker, Kamala Harris, Amy Klobuchar y Michael Bennet- hagan campaña en Iowa y otros estados clave.
También daría ventaja a los aspirantes que no están en el Senado, como el exvicepresidente Joe Biden, el alcalde Pete Buttigieg y el ex secretario de Vivienda Julián Castro.
No está claro cuánto podría durar un juicio político, pero el último, el del expresidente Bill Clinton en 1999, duró unas cinco semanas, un plazo en el que pueden entrar varias de las primarias consideradas clave.
La opinión pública
A día de hoy, pocos en Washington esperan que un juicio político prospere en el Senado, donde se necesitaría una mayoría de dos tercios para destituir a Trump y los republicanos controlan 53 de los 100 escaños.
Pero si la opinión pública se inclinara a favor del juicio político, sería más difícil para algunos senadores republicanos justificar su apoyo al presidente.
Eso explica en parte el interés de los demócratas en que se televisen las audiencias de su investigación, un paso que consideran clave para convencer a los estadounidenses de que el suyo no es un ejercicio meramente partidista y de que las acciones de Trump suponen realmente un desafío a la Constitución.
De momento, ese reto está complicado: solo el 48% de los estadounidenses apoya por ahora la apertura de un juicio político a Trump, según un promedio de encuestas de la web FiveThirtyEight.
Y las líneas partidistas siguen siendo determinantes: mientras que el 84% de los votantes demócratas respalda el proceso, solo el 11% de los republicanos lo hace.
Fuente: EFE