Su carrito de compras está repleto, pero no hay ni rastro de bistec. “Demasiado caro”, dijo Lisa, una madre de familia, al salir de un supermercado Giant en Washington. En Estados Unidos, tierra de parrilladas y asadores, la carne vacuna se está volviendo un lujo.
La inflación aumentó un 7,5% en doce meses a enero, algo sin precedentes desde 1982. Para las carnes, aves, pescados y huevos, el aumento fue aún más espectacular: 12,2%.
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El precio de la carne vacuna registró un incremento igualmente vertiginoso, hasta 19,2% según el corte. Sin embargo, fue un ritmo más lento que en 2021 (hasta 23%).
En los estantes del Giant en el vecindario de Van Ness, donde Lisa hace sus compras, solo la carne molida sigue siendo asequible. Si no, hay que pagar hasta 24,99 dólares la libra (453 gramos) por una pieza de ternera de calidad.
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En una carnicería en el elegante barrio de Georgetown, el equivalente se vende incluso por 37,99 dólares.
“Compro principalmente pollo y salchichas”, dice Lisa, de 48 años, madre de tres adolescentes, que solo quiso ser identificada por su nombre de pila.
“Combinación de varios factores”
Jayson Lusk, profesor de la Universidad de Purdue en el estado de Indiana, explicó que los precios de la carne se dispararon “como resultado de una combinación de varios factores”.
“Los compradores extranjeros de carne estadounidense, particularmente China, han mostrado una fuerte demanda al igual que los consumidores nacionales”, dijo Lusk.
Al mismo tiempo, apuntó, los salarios en la industria empacadora de carne aumentaron casi 20% desde el comienzo de la pandemia, en medio de una escasez de trabajadores en todo el país que también ha afectado al sector manufacturero y al transporte.
El año pasado, los estadounidenses continuaron comiendo carne de res con entusiasmo gracias a la ayuda del gobierno, que aumentó sus ahorros y su poder adquisitivo.
Pero ahora comer un bistec está fuera de discusión para muchas familias de bajos ingresos.
Preocupación para Biden
Esta semana, Tyson Foods, el procesador de carne más grande de Estados Unidos, justificó estos aumentos de precios por el hecho de que la demanda continúa superando su capacidad de producción por falta de mano de obra.
También destacó el aumento de salarios y beneficios para contratar y retener al personal.
Durante los últimos tres meses de 2021, Tyson marcó un aumento de precios promedio para la carne de res en torno al 33% en comparación con el mismo período de 2020, y alrededor del 20% para el pollo.
“En una familia, esto definitivamente tiene un impacto”, dijo Jay Smith, otro cliente del Giant.
Aunque vive solo, también redujo su consumo de carne vacuna y está pendiente de las promociones, “principalmente pollo” y “pollo frito”.
El alza de los precios de la carne vacuna preocupa incluso a la Casa Blanca, que rechaza la idea de que sea únicamente consecuencia de la pandemia.
El presidente Joe Biden culpa a la falta de competencia en el sector.
En esta industria de unos 213.000 millones de dólares, sólo cuatro empresas controlan el 85% del procesamiento de la carne vacuna y el 54% de la avícola, lamentó en enero la Casa Blanca, que prometió abordar este problema e inició investigaciones para asegurar que no haya un acuerdo de precios.
Consumidores afectados
Mientras tanto, los restaurantes se están adaptando, en detrimento de sus clientes.
“La mitad de los establecimientos que encuestamos en enero ya redujeron el tamaño de sus menús y aumentaron los precios de sus platos”, dijo Sean Jafar de Dataessentials, que rastrea unos 5.000 menús que representan una amplia gama de restaurantes estadounidenses.
Entre los restaurantes de comida rápida, la mayoría está tratando de mantener los precios bajos, pero debieron reducir la cantidad de las porciones, incluso del pollo, que es menos costoso que la carne de res.
En Domino’s, el precio de uno de sus menús insignia de “alitas de pollo” se quedó en 7,99 dólares. Pero, la caja ahora tiene solo ocho piezas en lugar de las 10 habituales y solo está disponible para la venta en internet.
Este aumento de precios puede ser una oportunidad para “comer más sano” al reducir el consumo de carne, dice Jay Smith, el cliente de Giant.
Por ahora, los estadounidenses siguen estando entre los mayores consumidores de carne vacuna del mundo. Comieron 59,1 libras (26,81 kilos) por persona el año pasado, después de 58,4 libras en 2020.
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