1967. 23 de julio. Detroit, Estados Unidos.
De madrugada, un grupo de policías ingresa al bar Bling Pig, ubicado en la calle 12. Saben que el local no tiene licencia y que opera fuera de hora. Adentro, un grupo de afroestadounidenses celebra que unos amigos volvieron sanos y salvos de luchar en Vietnam. Las fuerzas del orden quieren arrestar a todos, pero son demasiados. De todas maneras lo intentan, sin esperar que 82 personas están por lanzarse encima de ellos.
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Así fue como comenzaron los disturbios de Detroit, cinco días que terminaron con 43 muertos, 1.189 heridos y siete mil arrestos.
“Vanity Fair” escribe que los testigos de la época apuntaron que “la policía obligó a los asistentes a salir del local arrastrándolos y golpeándolos”, en un claro acto racista. Fue la gota que colmó el vaso.
De allí en adelante, caos.
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“Tanto fue así, que las amas de casa de la ciudad se apuntaban en listas de espera para comprar un arma”, anota la revista.
Por su parte, la BBC recuerda que George Romney, el entonces gobernador de Michigan, desplegó a la Guardia Nacional aunque no consiguió los resultados deseados.
Hasta el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, tuvo que intervenir. El 24 de julio, él se reunió con el secretario de Defensa, Robert McNamara, y el director del FBI, J. Edgar Hoover, y decidieron que, para controlar la situación, era necesario enviar “tropas de la 82da y la 101ra División Aerotransportada del Ejército”.
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-Mirar hacia atrás-
Para la década de 1950, Detroit era la quinta ciudad más grande de Estados Unidos. De hecho, según la BBC, era considerada como un modelo a seguir también por albergar el 90% del mercado de fabricación de carros.
Sin embargo, estos disturbios le cambiaron el rostro.
Según las estimaciones, hubo pérdidas de US$ 50 millones, mientras que “más de 2 mil edificios se redujeron a escombros”.
De igual forma, la demografía: el lugar pasó de tener 1.8 millones de vecinos a 672 mil. Y, claro, la calle 12 -el escenario del conflicto- jamás se recuperó. Hoy por hoy, anota el medio inglés, “está llena de locales vacíos, un parque y complejos de viviendas”.
El recuerdo de los disturbios todavía sigue fresco. Un buen ejemplo de ello es la cinta “Detroit” de la directora Kathryn Bigelow.
La película se basa es una historia real. La noche del 25 de julio de 1967, parte del grupo The Dramatics encontró refugio en el motel Algiers, “Hasta que un grupo de antidisturbios, policías estatales y miembros de la guardia nacional irrumpieron en el hotel y se dedicaron a jugar a ‘un juego mortal’ con los afroamericanos, con consecuencias trágicas”.
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