Beijing [EFE]. La prioridad del Gobierno chino, el país donde se originó la epidemia de COVID-19, es ahora “protegerse contra la importación” de contagios desde otros países, tras cuatro días consecutivos con más nuevos casos del coronavirus detectados fuera del país que en China.
En una rueda de prensa celebrada este domingo, el director general del Departamento de Asuntos Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores, Cui Aiming, aseguró que Beijing “seguirá de cerca la situación internacional de la epidemia”.
“Por supuesto, consideraremos la posibilidad de reducir algunos viajes transfronterizos innecesarios”, dijo.
Estas declaraciones se producen tras el rápido aumento de casos en países como Japón, Corea del Sur, Italia o Irán, que han provocado temores en China de que la “importación” de personas infectadas por el coronavirus eche por tierra los avances de las últimas semanas en la lucha contra la epidemia.
Según los últimos datos oficiales, este sábado solo se detectaron tres nuevos contagios -y un fallecimiento- en China fuera del foco de la epidemia, la provincia de Hubei, donde el número de nuevos infectados (570) fue el mayor de esta semana.
Eso sí, aunque según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS) otros 53 países cuentan con casos diagnosticados de COVID-19, China sigue acaparando el 93 % de los infectados.
Riesgos en otros países
Pero el comité interdepartamental encargado de la gestión de la epidemia prefirió centrar este domingo su mensaje en el riesgo proveniente del exterior.
El jefe del Departamento de Sanidad y Cuarentenas de la Administración General de Aduanas, Lin Wei, explicó que se han reforzado los controles en los puntos de entrada al país, en los que todos los viajeros provenientes de otros países deben ahora rellenar un formulario sanitario y pasar por controles de temperatura corporal.
Hoy domingo se registraron en la capital, Beijing, dos casos “importados” de otros países, aunque no se especificó su procedencia.
Asimismo, las autoridades aseguraron estar haciendo análisis de macrodatos ('big data') para identificar posibles contagiados entre los pasajeros provenientes de zonas afectadas.
Preguntado acerca de los chinos en el exterior, Cui indicó que quienes lo deseen pueden volver por sus propios medios a China por el momento, pero agregó: “Si la epidemia continúa propagándose y supone una amenaza para la salud de los ciudadanos chinos, tomaremos las medidas necesarias para traerlos de vuelta a su país”, aludiendo a posibles vuelos de repatriación.
Según los datos ofrecidos, desde el inicio de la epidemia Beijing ha fletado una decena de aviones que han traído de vuelta a más de 1.300 chinos.
Buenas y malas noticias
El carrusel informativo de los últimos días tiene a millones de chinos montados en una montaña rusa de sentimientos: este domingo, por ejemplo, se conocieron dos nuevos fallecimientos de médicos, uno por COVID-19 y otro por exceso de trabajo por no descansar durante 33 días consecutivos.
Hasta el 24 de febrero, según el diario estatal Global Times, nueve médicos han fallecido por el coronavirus mientras que otros 11 perdieron la vida por otras causas relacionadas como exceso de trabajo o fallo cardíaco.
Sin embargo, la prensa oficial también destacaba el caso de un hombre que se ha convertido, a sus 98 años, en el más veterano en ser dado de alta tras superar esta neumonía vírica.
Los dueños de mascotas del país también siguen muy de cerca, al igual que la Organización Mundial de la Salud (OMS), el caso de un perro cuyas muestras dieron un “positivo débil” en Hong Kong después de que se confirmara que su dueño estaba infectado, aunque todavía no se ha comprobado que el animal haya contraído la enfermedad. De dar positivo, sería la primera mascota contagiada por COVID-19.
Las noticias sobre la epidemia también llegaron desde el sistema judicial del país, con dos condenas: una de diez meses de cárcel a un hombre de la provincia oriental de Shandong que ocultó que había estado en contacto con personas de Hubei y desarrolló la enfermedad, poniendo en peligro a un total de 37 personas.
La otra sentencia no es nada anecdótica: un hombre de 23 años fue condenado a muerte en Yunnan (sur) por haber acabado con la vida de dos funcionarios a los que apuñaló en un punto de control epidémico.
El acumulado de fallecidos por COVID-19 en China se sitúa en 2.870 y el de contagios confirmados, en 79.824, de los cuales el 52,1 % ha sido dado ya de alta tras superar la enfermedad, aunque en los últimos días ha crecido el miedo a las recaídas tras varios casos registrados.