(EFE). “Samut Prakan Cocodrile Farm” presume de ser la granja de cocodrilos más grande del mundo, un espacio en las afueras de Bangkok, en Tailandia, que desde la década de los 50 aloja a más de 100 mil ejemplares de estos reptiles con el fin de prevenir su extinción.
La conservación de la especie no es el único objetivo de los promotores de esta iniciativa: también destacan la elaboración de productos de marroquinería o la producción de alimentos para el consumo humano.
A su vez, el centro emplea a estos animales en espectáculos circenses a los que asisten cada día miles de turistas locales y extranjeros.
Pero no todo es espectáculo, ya que el espacio ha sido testigo también de varios hechos trágicos: en 2014 una mujer saltó a uno de los estanques con cientos de cocodrilos adultos que acabaron con su vida, y un año antes uno de los cuidadores perdió el brazo a causa de una mordedura, según informaron medios locales.
Los visitantes más atrevidos, no obstante, pueden hacerse una foto con uno de ellos o darles de comer pollo crudo con grandes cañas de pescar.
Asimismo, son habituales las actividades con otros animales como elefantes, monos, tigres y otras especies que viven en el recinto; la mayoría pensadas para entretener a los más pequeños.
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— El Comercio (@elcomercio) enero 20, 2016
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