Islas Kuriles: la disputa territorial entre Rusia y Japón, un nuevo frente de conflicto

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“En 1855 se firmó el Tratado de Shimoda entre el imperio ruso y japonés, y allí el Kremlin reconocía la soberanía nipona en al menos una de las islas Kuriles. Las otras 3, Kunashiri, Shikotan y Habomai, que están al sur de Iturup, no se mencionan en el Tratado, pues se supone son parte de Japón”, dice Carlos Aquino, catedrático de la Universidad San Marcos y experto peruano en economía asiática.

“Luego hubo una guerra, hasta que, en 1904, Japón derrotó a Rusia y ocupó esas islas. Obviamente esto no fue del agrado de los rusos, que tuvieron que esperar hasta el final de la Segunda Guerra Mundial para retomarlas”.

Desde entonces, la soberanía de las islas Kuriles está en disputa.

“Las islas Kuriles, en realidad, son 56 islas ubicadas entre la gran isla de Shakalin y la gran isla de Hokkaido, que es parte de Japón. Las 4 islas, o los territorios del Norte, son las que están en disputa”, agrega Aquino.

Cuenta “La Nación” que la primera vez que Japón acusó a Rusia de ocuparlas ilegalmente fue en el 2003. Según su versión, los Territorios del Norte fueron ocupados por fuerzas soviéticas hacia fines de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, son sus territorios.

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Y como estas islas le pertenecen, es imposible un tratado de paz entre ambas naciones que, en el papel, siguen en guerra.

Hubo, sin embargo, coqueteos.

Aquino anota que durante la gestión de Mijail Gorbachov, Moscú aparentó evaluar la posibilidad de desocupar el territorio. “Incluso, en algún momento, Vladimir Putin insinuó dicha posibilidad, pero esto fue antes de la guerra con Ucrania”.

La polarización del mundo —Occidente vs. Rusia— terminó por jugarle mal a los japoneses, aliados de Estados Unidos. El 22 de marzo, Putin ordenó que se suspendieran las negociaciones de paz.

La Deutsche Welle anota que, desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, Tokio sancionó “a una docena de organizaciones y corporaciones rusas, además de a 76 ciudadanos como el presidente, Vladímir Putin, así como a 12 bielorrusos, entre los que figura su homólogo Alexandr Lukashenko”.

Es evidente que, en esas condiciones, Putin no va a negociar.

Tokio respondió: “Esta medida es extremadamente injusta, jamás será aceptada y supone nuestra protesta más enérgica”.

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La importancia de la zona

Ahora que Rusia está con la mente puesta en la toma del Donbás ucraniano, Japón contraataca. Este viernes 22 el Gobierno Nipón acusó al Kremlin de ocupar ilegalmente las islas Kuriles.

No es un tema menor: es la primera vez en dos décadas que Tokio utiliza esa terminología para describir la situación de sus Territorios del Norte, compuestos por las islas Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai.

Aquino anota que la única forma en la que Japón podría recuperarlas es a través de la diplomacia. “Las islas Kuriles son una zona militarizada. Desde el 2020 hay sistemas de defensa contra aviones y artillería pesada”.

“Además que es un lugar en el que suelen haber ejercicios militares, por donde hay barcos chinos y rusos paseándose”.

¿Por qué Rusia nunca quiso devolver las islas?

Primero, dice Aquino, es que se trata de un lugar muy rico en recursos marinos, a los que habría que hacerles más estudios para ver qué más pueden ofrecer.

Y lo segundo y más importante para la potencia es que su ubicación le permite dominar los mares adyacentes.

“La gran base naval rusa en el Pacífico suele congelarse varios meses al año, en cambio las islas Kuriles, que están más alejadas del continente, ofrecen más posibilidades para estacionar barcos”.

“Y ni hablar que dan una buena ubicación para controlar el mar y estar atentos a lo que hace Estados Unidos y Japón”.