La propietaria de la accidentada central nuclear de Fukushima ultimó hoy los preparativos para el primer vertido del agua contaminada depurada de planta al océano Pacífico, que tendrá lugar este jueves si no se presentan imprevistos.
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Los operarios de Tokyo Electric Power (TEPCO) continuaban este miércoles haciendo mediciones de los niveles de tritio en el agua tratada, el único isótopo radiactivo que no puede eliminarse con los métodos actuales, pero cuya concentración se reduce por debajo de una cuadragésima parte de los estándares salubres nacionales, diluyendo el líquido tratado en agua marina antes de la descarga.
Una vez comprobado que el agua cumple con las condiciones necesarias, se dejará fluir por un túnel subterráneo de un kilómetro que conecta con las aguas del Pacífico que bañan las instalaciones.
“Monitorizaremos continuamente el tritio durante la descarga. Hacemos lo posible para evitar errores”, ha dicho el encargado el grupo a cargo del proceso, Junichi Suzuki, en declaraciones recogidas por la agencia local de noticias Kyodo.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Agencia de Energía Atómica de Japón también llevan a cabo de forma paralela sus propias mediciones de los niveles de concentración radiactiva en el líquido para asegurar que entran dentro de lo considerado seguro.
TEPCO espera aumentar el seguimiento y mejorar su infraestructura analítica una vez comience el vertido, que se prolongará durante tres o más décadas, en paralelo al desmantelamiento de la central.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, anunció en la víspera que la primera de las descargas del proceso tendrá lugar este 24 de agosto, tras más de un año de deliberaciones mientras el OIEA preparaba una evaluación del plan, al que ha dado su visto bueno.
La industria pesquera japonesa continúa mostrando su oposición al plan por temor al daño de la reputación de la seguridad de sus productos, al igual que ciertos colectivos en países vecinos como Corea del Sur y China, donde en algunos casos se van a introducir nuevos controles a sus importaciones de productos del mar japoneses.
El agua de Fukushima se compone del agua contaminada durante el proceso de enfriamiento de los reactores dañados y el combustible fundido a raíz del accidente nuclear desencadenado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, así como de filtraciones de agua de lluvia en las instalaciones durante estos más de diez años.
Esta agua se ha estado almacenando en tanques tras someterse a un exhaustivo procesamiento para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, pero los recipientes y el espacio de almacenamiento físico en las instalaciones está llegando a su límite.
Hasta finales de julio había almacenados unos 1,34 millones de toneladas de agua tratada, en torno al 98 % de la capacidad máxima.
TEPCO afirma que es complicado aumentar el número de tanques porque entorpecería los trabajos de desmantelamiento de la central, que requieren espacio para almacenar escombros, y tras años de estudio se ha valorado que el vertido del agua tratada es la opción más recomendable para deshacerse de ella.
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