Ni su sangrienta y polémica campaña contra el narcotráfico, ni su terrible manejo de la pandemia de COVID-19, ni sus comentarios machistas y homófobos. Nada parece mellar en la popularidad del presidente filipino, Rodrigo Duterte, a pocos meses de que tenga que dejar el cargo. Un apoyo que, por arrastre, también beneficia a Sara Duterte Carpio, actual alcaldesa de Davao e hija del mandatario, desde que se especuló sobre sus intenciones de postular como su sucesora.
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Pese a que este jueves 9 Sara aseguró que no tentaría la presidencia luego de que su padre aceptara la nominación para ser candidato a vicepresidente por el partido PDP-Laban en los comicios del 2022, diferentes analistas del país asiático creen que ello forma parte de una estrategia similar a la que usó Rodrigo Duterte en su campaña del 2016.
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Según la alcaldesa, la principal razón por la que no se lanzaría es un acuerdo familiar de que solo un Duterte figuraría en las boletas de votación de mayo. Pese a ello, sigue siendo la favorita en las encuestas, por encima de otras figuras como el hijo del expresidente Ferdinand Marcos, Bongbong Marcos, o el excampeón mundial de boxeo Manny Pacquiao.
Quienes desconfían de sus intenciones de retirarse de la contienda recuerdan cómo Rodrigo Duterte hizo algo smiliar en el 2016, negando su candidatura hasta casi último momento, para luego presentarse como un ‘outsider’ en campaña.
FIEL RETRATO DE SU PADRE
Nacida en Davao hace 43 años, Sara Duterte y Zimmeman de Carpio es la mayor de cuatro hermanos y estudió Derecho al igual que su padre. Su carrera política empezó durante la alcaldía de Rodrigo Duterte, cuando ocupó el cargo de teniente alcalde entre junio del 2007 y junio del 2010. Posteriormente lo sucedió en el cargo hasta el 2013 y pidió que la llamen Inday Sara, un término filipino para referirse a las más jóvenes de la familia.
El momento más polémico durante su primera gestión como alcaldesa fue, sin duda, el que protagonizó en el 2011 cuando agarró a puñetazos a un oficial judicial mientras intentaba detener la demolición de un barrio pobre ordenado por la justicia de la ciudad.
La agresión quedó registrada en video, pero increíblemente, antes que desventajas, trajo consigo beneficios para la imagen de Sara, quien comenzó a ser comparada con su padre “por su fortaleza, testarudez y disposición para actuar”, según la prensa local.
En el 2016 fue elegida nuevamente alcaldesa de Davao, cargo que repitió en el 2019 hasta la actualidad.
¿CARRERA PRESIDENCIAL?
La actual Constitución de Filipinas prohíbe que un mandatario pueda ser reelecto para el cargo. Ante la inminente salida del polémico Duterte, las especulaciones sobre quién sucedería o cómo buscaría la forma de mantenerse cercano al poder comenzaron a circular desde el 2020 y se reforzaron a mediados de este año.
Fue entonces cuando el nombre de Sara Duterte comenzó a sonar con más fuerza. Una iniciativa ciudadana llamada “Run, Sara, run” (Postúlate, Sara, postúlate) comenzó a llenar las principales calles de Davao con afiches y paneles que contenían dicha frase. La alcaldesa ha señalado que no tiene relación con dicha organización.
En agosto, además, Sara Duterte señaló que “nunca le he dicho a nadie que seré candidata presidencial”, a partir de un video que comenzó a circular en redes sociales y en el que se aseguraba que habían utilizado el avión presidencial para trasladar material proselitista en favor de la alcaldesa.
Sin embargo, hace tan solo una semana aseguró que había conversado con diferentes líderes políticos, incluido Christopher Bong Go, el principal asesor de Rodrigo Duterte, sobre la posibilidad de que la acompañen como candidatos a la vicepresidencia en las boletas electorales.
El antiguo ministro de Defensa, Gilbert Teodoro, también fue mencionado por la misma Duterte como un posible compañero de fórmula.
Todo esto luego de que la alcaldesa cambiara su discurso para anunciar que estaría “abierta a participar” en las próximas elecciones, según reportes de medios locales.
La lista oficial de candidatos presidenciales se cerrará en octubre en Filipinas, por lo que el país asiático se mantiene a la expectativa de conocer la decisión final de Sara Duterte y de su padre.
La oposición, agrupada principalmente en el grupo Duterte Wakasan (El Fin de Duterte) y conformado por activistas, trabajadores, líderes religiosos y estudiantes, asegura que Filipinas “no soportaría otros 6 años bajo el mando de Duterte”, según un artículo del portal australiano ABC.
La misma nota recoge la opinión de distintos analistas que señalan que el actual mandatario buscaría mantenerse en un cargo de alto perfil no solo para mantener el control de facto del país, sino también para evadir cualquier investigación legal que podría recaer sobre él al perder la inmunidad de la que goza.
“Claramente es un movimiento ingenioso para evadir la reelección presidencial”, comentó Christian Monsod, uno de los participantes en la redacción de la Constitución de 1987, a la agencia Rappler.
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