No importa que tenga 91 años: Khieu Samphan, el último líder vivo de los sanguinarios Jemeres Rojos, fue condenado a cadena perpetua. Ayer, el tribunal especial de Camboya -dedicado a juzgar el genocidio y otros crímenes del Partido Comunista de Kampuchea (como también se le conoce a la guerrilla)- confirmó la sentencia.
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El tribunal dictó que Samphan es “culpable de múltiples crímenes contra la humanidad, como asesinatos, esclavismo, matrimonios forzadas y violaciones. Además, se confirmó que el expresidente del Estado de Kampuchea (hoy Camboya) “tenía conocimiento directo de los crímenes y compartía la intención de cometerlos con los otros participantes de la empresa criminal común”.
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Según la Deutsche Welle, a los Jemeres Rojos -que llegaron al poder para organizar una “dictadura ultramaoísta”- se les acusa de asesinar a “dos millones de personas entre 1975 y 1979″.
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Los Jemeres Rojos
Buscaban “instaurar una utopía agraria sin clases”, pero lo que construyeron fue un régimen totalitario y despiadado. Según la BBC, “al menos 1,7 millones de personas, una quinta parte de la población camboyana” murió durante los cuatro años (1975-1979) que estuvieron al frente del país.
Paradójicamente, los Jemeres Rojos -dirigidos por Saloth Sar (también conocido como Pol Pot)- fueron fundados por “intelectuales educados en Francia”.
Khieu Samphan se encargó de la jefatura de Estado. Amnistía Internacional recuerda que, en el 2018, lo declararon culpable de crímenes de lesa humanidad y de guerra, así como del genocidio de vietnamitas.
Nacido en 1931 en Svay Rieng, perteneció a una familia acomodada (su papá fue juez), por lo que no tuvo problemas en estudiar fuera del país. Se le recuerda también como un alumno aplicado que se ganó una beca para estudiar Ciencias Económicos en París y, tal como lo apunta “El Mundo”, por haber sido elegido como secretario general de la comunista Unión de Estudiantes Camboyanos.
El medio agrega que su tesis doctoral era sobre la economía camboyana -”en la que abogaba por la ruptura con el mercado orientado hacia el capitalismo”-, piedra angular de las reformas agrarias de los Jemeres Rojos. Después de la experiencia europea, Samphan integró la Asamblea Nacional y se ganó el respeto de sus pares.
Hasta que se supo que era comunista. Luego huyó y encontró refugio con Pol Pot.
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Después de la dictadura
Desde 1982 y luego que los Jemeres Rojos fueron derrotados, Khieu Samphan se encargó de la política exterior del Gobierno de Kampuchea Democrática. Incluso, fue el rostro del movimiento que, en las sombras, era dirigido por Pol Pot.
Para 1993, la situación se le había salido de las manos, así que huyó hacia el interior de Camboya, a los territorios todavía controlados por la guerrilla. No le sirvieron sus contactos y se refugió en “una sencilla casa de las afueras de Pailin, el antiguo feudo del Jemer Rojo del oeste” del país.
En setiembre del 2007, Samphan fue arrestado.
Para el 2014, las Salas Especiales de Delitos Graves lo sentenciaron a cadena perpetua por “crímenes de lesa humanidad relacionados con los desplazamientos forzosos de población”, dictamen que se confirmó en el 2016.
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