En su mejor momento, el futbolista Saadi Gadafi llegó a costar 300 mil euros, a jugar en el Perugia italiano y ser el capitán de la sección de fútbol de Libia, en lo que parecía ser una trayectoria medianamente exitosa para el mediocentro ofensivo e hijo de un dictador.
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Pero casi ni jugó en la Serie A: tras dos partidos en la primera división de Italia, fue sancionado por dopaje.
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Luego de su retiro, el tercer hijo del genocida libio Muamar Gadafi, que murió en el 2011, asumió la presidencia de la federación de fútbol de su país.
Ya en el 2004, se asimiló a las Fuerzas Armadas de Libia y dirigió como comandante a las Fuerzas Especiales.
Pero su vida cambió en el 2011.
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La caída de su padre lo obligó a huir del país, en setiembre de ese año, en dirección a Níger.
Ese año, recuerda “El País”, el hombre nacido en 1973 intentó entrar a México con una identidad falsa, pero no lo logró. Un año más tarde, la Interpol pidió su arresto a petición de Libia.
Lo acusaban, entre otras cosas, de “apropiación indebida por medio de la fuerza e intimidación armada cuando” fue “responsable de la Federación Libia de Fútbol”.
Además, “de crímenes contra manifestantes en 2011” y el asesinato de Bashir al Rayani, un entrenador de fútbol de Libia (aunque un tribunal lo absolvió de esto último en el 2018).
EFE agrega: “Fue acusado de amañar diversos partidos y de estar detrás del incidente entre los dos principales equipos de Libia, que desató una violenta represión y llevó a Al Gadafi a ordenar la destrucción del estadio de Bengasi, segunda ciudad del país”.
Según Reuters, durante la dictadura de su padre, Saadi vivió como “un playboy”.
Recién en el 2014, las autoridades de Níger lo entregaron a su país natal.
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UNA DINASTÍA MALDITA
El dictador Gadafi tuvo ocho hijos. De ellos, tres (Mutasim, Jamis y Seif al Arab) murieron durante su derrocamiento, mientras que otros tres (Mohamed, Aisha y Hanibal) lograron huir a Argelia.
Y cuando todo parecía que solo uno de ellos pagaría cárcel (a Seif al Islam lo detuvieron en noviembre del 2011), Saadi le siguió los pasos en el 2014.
Pero la situación ha cambiado.
Para lograr una “reconciliación nacional”, el gobierno de Libia anunció que liberará a Saadi Gadafi, así como a varias personas del “entorno del exdictador”.
Así lo recoge la Deutsche Welle, que informa que otros de los excarcelados es Ahmad Ramadan al Asebei, “exdirector del gabinete y de los servicios de inteligencia de Muamar Gadafi”.
La agencia EFE comparte la declaración que el Consejo Presidencial interino compartió, en febrero, durante el Foro de Diálogo Político en Libia, organizado por la ONU:
“El Consejo sigue de forma directa los pasos que las autoridades pertinentes dan hacia la liberación de todos los detenidos no condenados, asegurando que se cumplan los principios de justicia y derechos humanos en la construcción de la nueva Libia”.
Lo primero que hizo Saadi Gadafi (ahora de 47 años) al ser liberado, fue subirse a un avión privado y volar hacia Turquía.
EFE anota que, “el secretario personal de Al Gadafi y su guardaespaldas de máxima confianza” viajaron al mismo destino.
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