Reuters
El ébola no tiene cura probada y no existe una vacuna para impedir la infección, por lo que el tratamiento se centra en aliviar sus síntomas, como la fiebre, los vómitos y la diarrea, que contribuyen a una deshidratación grave.
Keiji Fukuda, el jefe de seguridad sanitaria de la OMS, hizo hincapié en que el brote de ébola se podía detener con las medidas adecuadas para tratar a la gente infectada.
"No es una enfermedad misteriosa. Es una enfermedad infecciosa que se puede contener", dijo a periodistas en una conferencia telefónica desde la sede de la OMS en Ginebra. "No es un virus que se extienda por el aire", sostuvo.
La OMS dijo que el actual brote era el más grave en casi 40 años desde que el ébola fue identificado por primera vez en humanos y que hasta ahora se han reportado 1.779 personas contagiadas.
La propagación ha ocurrido en parte por la debilidad de los países afectados actualmente, dijo el funcionario, donde los sistemas de salud son frágiles y carecen de recursos humanos, financieros y materiales.
Fukuda también añadió que la inexperiencia en tratar los brotes de ébola y la percepción errónea de la enfermedad o de cómo se transmite, "sigue siendo un gran desafío en algunas comunidades".
Aunque muchos casos están localizados en la zona fronteriza de Guinea con Sierra Leona y Liberia, la alarma sobre la propagación de la enfermedad aumentó el mes pasado cuando un estadounidense murió en Nigeria después de haber viajado en avión desde Liberia.
Después de recibir un fármaco experimental a dos estadounidenses infectados en Liberia, los especialistas en el ébola instaron a la OMS a ofrecerla a los africanos. La agencia de la ONU ha pedido a un panel de expertos médicos que estudie la opción la semana próxima.