A medida que más mujeres quedan embarazadas con esperma donado por hombres que conocen, la ley debe establecer qué papel, si lo tienen, deben desempeñar estos hombres en la vida de sus hijos biológicos.

Cuando William Marotta contestó un anuncio del sitio Craigslist buscando un donante de esperma, sólo estaba tratando de ayudar a dos mujeres a formar una familia.

Durante un par de días en 2009, les dio varias donaciones en vasos de plástico y firmó un acuerdo en el que renunciaba a todos sus derechos de paternidad. Y pensó que nunca las volvería a ver.

Pero en octubre recibió una carta alarmante: si bien las mujeres no querían que fuera parte de la vida de la niña, el estado de Kansas, en Estados Unidos, lo demandaba por manutención de menores.

Marotta, de 45 años, descubrió que las mujeres que crían a su hija biológica se habían separado y la madre de la niña, en dificultades financieras, la inscribió en Medicaid, un programa de salud del gobierno para los pobres.

El estado le preguntó por el nombre del padre, y los funcionarios dijeron que era responsable financieramente de los gastos médicos incurridos.

CLARAMENTE OBSOLETA Expertos observan un aumento en el número de disputas legales sobre las relaciones que los donantes de esperma tienen con las familias receptoras en los casos en que se conoce la identidad del donante.

En algunos casos, como el de Marotta, los donantes no quieren ser reconocidos como padres legales. Pero los abogados también observan más casos en que los donantes buscan el contacto con sus hijos biológicos.

En Reino Unido, el Tribunal Supremo recientemente dictó un fallo histórico que dio a dos hombres homosexuales, en una unión civil, el derecho a solicitar el contacto con sus tres hijos biológicos, criados por parejas de lesbianas con los que los hombres mantienen una relación de amistad.

Los hombres podrían incluso ganar el derecho a jugar un papel en la crianza de los hijos.

En Estados Unidos, analistas como Charles Kindregan, profesor de derecho de familia en la Universidad de Suffolk, en Boston, dicen que el caso de Marotta demuestra por qué la ley es claramente obsoleta.

La ley que protege a los donantes de esperma de la responsabilidad por paternidad fue aprobada en los setenta, cuando la mayoría de las mujeres que buscaban un tratamiento para la fertilidad estaban casadas. Dado que el tratamiento era nuevo e incómodo debía ser administrado por un médico.

Pero gracias a los avances médicos ahora se ofrecen alternativas más baratas y fáciles. Las madres solteras constituyen el 49% de las mujeres que reciben este tipo de tratamiento, dice Wendy Kramer, directora de Donor Sibling Registry.

SIN PROTECCIÓN LEGAL Familias de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales representan un tercio de los beneficiarios, y las parejas heterosexuales el resto, dice Kramer.

Esa es una gran diferencia con respecto a cuando quedé embarazada hace 22 años, dice. En esa época la mayoría de las mujeres era como yo, en parejas casadas, infértiles.

Kramer hace hincapié en eso porque los beneficiarios no se han visto obligados a reportar nacimientos a bancos de esperma, profesionales sanitarios ni reguladores y los legisladores no han sido capaces de rastrear con precisión el cambiante escenario.

Añade que hay cero seguimiento de los donantes de esperma que no se registran en clínicas. Y en estos arreglos informales, no hay protección legal para los padres biológicos.

Casi todos los litigios actuales relacionados con donantes de semen se deben a complicaciones resultantes de donaciones privadas.

Según la Ley Uniforme de Paternidad de 1973, que se aplica en la mayoría de los estados de Estados Unidos, la participación de un médico asegura que el donante no tiene responsabilidad parental.

En el caso de Marotta, esta normativa hizo la diferencia. Debido a que las mujeres usaron un equipo casero de inseminación en lugar de un médico, podría ser responsable por US$6.000 en manutención de menores, dice su abogado, Ben Swinnen.

Pero el profesor Kindregan no ve ninguna conexión racional entre la utilización de un médico en el procedimiento y la asignación de la responsabilidad legal.

Un médico puede asegurar que el procedimiento se realice correctamente, pero es irrelevante en cuanto a la potencial responsabilidad por filiación del donante, dice.

Otros analistas dicen que el propósito original era proteger a los niños: los médicos pueden probar que no haya un riesgo de infección de una enfermedad sexual antes de aprobar una inseminación.

PRUEBA La filosofía de los legisladores es que (los médicos) harán la prueba obligatoria contra enfermedades como el VIH y la hepatitis, dice Steven Snyder, presidente del grupo sobre tecnologías de reproducción asistida de la American Bar Association (Colegio de Abogados de Estados Unidos).

Usar un médico con licencia también crea una ‘plataforma de prueba’ que protege al estado de parejas que dicen que el padre es en realidad un donante para poder reclamar beneficios públicos, explica.

Pero los analistas están de acuerdo en que la ley debe actualizarse para que la justicia pueda dictaminar de acuerdo a los deseos de las partes.

En cuanto a la intención, esto es cada vez más importante en materia de derecho de familia ya que el concepto de familia se transforma en nuevas formas, dice el profesor Kindregan.

Nuevos modelos de leyes de paternidad, incluido uno escrito por la American Bar Association, proponen que ya no se requiera el requisito médico.

Snyder asegura que los tribunales podrán llevar a cabo indagaciones para resolver disputas caso por caso. Y dice que al menos ocho estados consideran actualizar las leyes de paternidad.

El abogado de Marotta señala que a pesar de que su cliente no sabe, ni preguntó, si las mujeres usarían un médico, firmó un contrato renunciando a la paternidad.

A diferencia de lo que el estado dice, los acuerdos con donantes no se anulan con la ley y deben cumplirse, argumenta Swinnen. El 10 de abril está programa una audiencia en el caso de Marotta.