A pocos días del inicio del Mundial de Fútbol Qatar 2022 la polémica por las diversas denuncias de violaciones a los derechos humanos en dicho país no muestran señales de acabar.
Diversas sombras han rodeado a Qatar desde el 2010, año en el que la FIFA designó al emirato como sede de su campeonato más importante.
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Ya sea por las acusaciones de sobornos pagados a la máxima entidad del fútbol para ser electo o los innumerables casos recogidos por organizaciones defensoras de derechos humanos que dan cuenta sobre trabajadores en condición de esclavitud, o incluso muertos, en el marco de los preparativos para el evento deportivo.
De esta forma, Qatar parece estar condenado a pasar a la historia como uno de los escenarios que mayores cuestionamientos ha generado, al punto de alcanzar el plano diplomático en los últimos meses.
Incomodidad alemana
Una de las manifestaciones más evidentes fue la lanzada en los estadios de fútbol alemanes. Durante las últimas semanas, aficionados del Borussia Dortmund y del Hertha Berlín han desplegado enormes banderolas en las que demostraban su oposición al torneo y llamaban a boicotearlo.
“15.000 muertos por 5.760 minutos de Mundial. Vergüenza”, decía una pancarta desplegado por el equipo berlinés en referencia a los obreros que habrían fallecido durante los trabajos preparativos para el Mundial.
Tanto la FIFA como el Gobierno Catarí han negado en repetidas ocasiones dichas cifras y situado en apenas 3 el número de personas que fallecieron en torno al evento.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han respondido a estos argumentos asegurando que las autoridades clasificaron muchos de los casos como “muertes por causa natural” y resaltaron la complejidad de corroborar cada caso.
La respuesta a las manifestaciones en las tribunas alemanas no pasó desapercibida en Doha. Hace una semana, el canciller Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani calificó de “mal informados” e “hipócritas”, tanto a los hinchas como al Gobierno Alemán.
“Por un lado, la población alemana está mal informada por los políticos del Gobierno; por otro, el Gobierno no tiene ningún problema con nosotros cuando se trata de asociaciones energéticas o de inversiones”, señaló Al-Thani durante una entrevista con el medio Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Casi en paralelo, el exfutbolista catarí y actual embajador de la Copa del Mundo Khalid Salman levantaba una nueva polémica al asegurar para un programa transmitido por la televisión germana que los homosexuales tienen “un daño psicológico” y quienes decidieran acudir a su país deberían “aceptar nuestras reglas”.
Las palabras de Salman abordan otra de las grandes polémicas en torno a Qatar, donde Amnistía Internacional ha denunciado que se aplicaron terapias de reconversión a personas transexuales en centros financiados por el gobierno.
Además, diversas organizaciones han denunciado maltratos contra miembros del colectivo LGBTI en un país donde diversas manifestaciones sexuales son castigadas con penas de cárcel.
Las declaraciones del exfutbolista catarí fueron calificadas como “terribles” por la ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser.
Precisamente Faeser había viajado días antes a Qatar para reunirse con las autoridades locales buscando confirmar que los derechos a las minorías sexuales serían respetados.
Esta idea no parece estar respaldada por la población alemana. Un reciente sondeo realizado por la revista FOCUS y el Instituto de Investigación de Opinión Civey reveló que el 65% de los ciudadanos germanos apoyan boicotear el Mundial y se oponen a que los partidos sean transmitidos en monitores instalados en espacios públicos.
Daneses también en contra
Otro gobierno que expresó su desacuerdo con la situación en Qatar fue el danés, que asegura que no enviará a ningún representante del Ejecutivo a la cita deportiva.
Aunque señalan que esto se debe a que la ministra de Cultura y Deporte, Ane Halsboe-Jørgensen, debe seguir en funciones hasta la formación de un nuevo gobierno, la verdadera razón podría ser el rechazo a las condiciones en dicho emirato.
Así ha quedado reflejado con el anuncio del príncipe Federico, quien apuntó que no asistirá a ningún estadio de Qatar. Posteriormente, la vocera de la monarquía danesa agregaría que de hecho ningún miembro de la familia real asistirá al Mundial.
Estos anuncios se produjeron poco después de que la FIFA le prohibiera al equipo danés utilizar una camiseta con la frase “Derechos Humanos para todos” durante sus entrenamientos.
El ente deportivo aseguraba que la prohibición se da en respuesta al pedido del gobierno catarí de no lanzar mensajes “políticos, religiosos o personales” durante la competición.
Francia no quiere politizar
Una figura política que ha mostrado una postura diferente frente al tema es el presidente francés Emmanuel Macron.
Este jueves 17, el mandatario galo pidió “no politizar el deporte” asegurando que este tipo de discusiones deben tener lugar “cuando se atribuyen” las sedes y no a pocos días de celebrarse.
“Estas preguntas hay que plantearlas cuando se atribuyen los acontecimientos”,ç afirmó Macron desde Bangkok, donde asiste a la cumbre APEC.
“Las dudas, sean sobre el clima o sobre derechos humanos, no hay que plantearlas cuando el acontecimiento está ya aquí, sino cuando se atribuye”, agregó.
La postura de Macron no es compartida del todo dentro de su país, donde a inicios de octubre autoridades locales de París y otras ciudades anunciaron que no transmitirían los partidos del Mundial a modo de protesta por los abusos contra los derechos humanos en Qatar.
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