Sus abuelos judíos huyeron a Chile de la persecución de los nazis en Europa. Una generación más tarde, sus padres volvían a Europa huyendo del golpe de Estado del general Augusto Pinochet, que este año habría cumplido 100 años. Ha sido además traducida a 14 idiomas.
El tema de la mujer y los sentimientos cruza su obra, pero en su cuarto título, Nadar desnudas (2012) se aventura en el contexto político: la trama trascurre en la época de la Unidad Popular y los meses posteriores al pronunciamiento militar de Augusto Pinochet.
Durante la Feria del Libro de Miami, que se realizó hace unos semanas, BBC Mundo conversó con ella sobre el Chile en el que nació y vivió de niña, del que escapó por motivos políticos y al que volvió después de años de exilio.
Le preguntamos qué pensaría Augusto Pinochet si viera el Chile actual.
"En ciertos aspectos no estaría tan desilusionado porque el tipo de economía es una economía que se estableció en la dictadura de Pinochet".
"En Chile sigue habiendo grandes diferencias entre pobres y ricos y cada vez más", agrega.
El sistema económico que rige en el país fue el implantado por los conocidos como "Chicago boys", un grupo de economistas liberales chilenos que en los 70 estudiaron en la Universidad de Chicago.
En el otro lado de la moneda, asegura que hay muchas otras cosas que no le gustarían.
Piensa en algún ejemplo. "Habría muchas cosas", dice haciendo memoria. Se detiene unos segundos y se sonríe. "No le gustaría nada, estaría absolutamente enfermo de la cabeza, si se entera que ahora se aceptó la unión civil".
Considera que el país "dejó atrás la dictadura" pero cree que es un tema sobre el que los escritores chilenos van a seguir escribiendo porque "es un momento que rompe la historia, que rompe el país, en el que ocurren miles de pequeñas historias que todavía quedan por contar".
"En cada casa de Chile había algo que estaba ocurriendo durante esa época. Podía ser que estaban a favor de la dictadura, entonces vivían toda esta realidad intentando no ver que había desaparecidos; había familias divididas, familias a las que les mataban a los padres, a los hijos, había familias ricas que se fueron el día que llegó Allende por miedo a que vinieran los comunistas y luego volvieron. Esa historia me gustaría verla contada".
— "Fin de una era" —
Guelfenbein recuerda con "mucho miedo" el golpe de Estado que dio el general Pinochet en 1973 con el que derrocó al presidente socialista Salvador Allende. Y lo asocia con "el fin de una era".
La escritora tenía 17 años y militaba en el Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU). "Era muy comprometida socialmente y mis padres también".
"Cuando llegó el golpe mis padres perdieron el trabajo y a mi madre la llevaron presa, estuvo desaparecida, no mucho, gracias a Dios, y luego de eso nos tuvimos que ir".
"Mi padre empezó a morir en ese instante de alguna manera, ya nunca se logró integrar bien al mundo porque sintió que el gran sueño por el que había vivido murió". Pero para Guelfenbein, que reconoce que era una "idealista", el exilio fue un proceso difícil de adaptación pero "totalmente fascinante", como reflejó en Nadar desnudas.
Al mismo tiempo destaca la inteligencia y la agudeza de los artistas que se quedaron en Chile y asegura que ese período fue "superfructífero" en términos del arte, la literatura, la fotografía y otro tipo de expresiones.
"Surgieron obras increíblemente potentes, inteligentes, que de alguna manera sorteaban el silencio", como el poeta Nicanor Parra.
— Vuelta a la democracia —
La autora volvió a Chile con su esposo, también chileno, un poco antes del regreso de la democracia.
"Se veía que volvía la democracia porque cada vez había más movimiento y nosotros queríamos ser parte de lo que era botar (echar) la dictadura".