Una imagen del 10 de noviembre del 2001 muestra al presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, junto a su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, en una conferencia de prensa conjunta en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York. Había pasado solo un mes desde que Bush lanzó su venganza contra Osama Bin Laden en las montañas de Afganistán y Musharraf era un socio clave para esa operación con la que se buscaba aniquilar al cerebro de los atentados del 11 de setiembre en Nueva York y Washington y derrocar a los talibanes.
Ese histórico encuentro desató la ira de millones de musulmanes en las calles de Pakistán, país que protegía a los talibanes y cuyo servicio de inteligencia, el poderoso ISI, era tolerante con las huestes de Bin Laden, quien a la vez era socio de los talibanes. Esas protestas fueron reprimidas con dureza por el ejército y el general Musharraf pudo sobrevivir a las revueltas.
►Condenan a muerte al expresidente de Pakistán Pervez Musharraf
► Trump cancela una reunión secreta con líderes talibanes
►Al menos 19 muertos y 300 heridos en terremoto de magnitud 5,8 en Pakistán
Dieciocho años después, Pervez Musharraf, de 76 años, ha sido condenado a muerte por alta traición, una decisión que no tiene precedentes en Pakistán, un país donde el Ejército ha estado en el poder casi la mitad de los 72 años de existencia de la nación y posee tanta influencia que ha sido inmune a las acusaciones.
¿De qué se le acusa?
La condena por traición a Musharraf se debe a que suspendió el orden constitucional e impuso un estado de emergencia entre el 3 de noviembre y el 15 de diciembre del 2007 para prolongar su mandato.
El estado de emergencia se dio en un momento en que enfrentaba una creciente oposición a su gobierno. Las libertades civiles, los derechos humanos y los procesos democráticos fueron suspendidos.
Actualmente Musharraf está exiliado en Dubái, a donde viajó en marzo del 2016 alegando problemas médicos con la promesa de regresar en “entre cuatro y seis semanas”. En todo este tiempo ha estado evadiendo a la justicia rechazando presentarse ante las cortes aduciendo motivos de salud.
El Ejército lo defiende
En una primera reacción, el Ejército dijo que no se había hecho justicia con Musharraf.
“Se ha ignorado el procedimiento legal regular… la negación del derecho fundamental a la defensa y el juicio fue celebrado de forma precipitada”, aseguró el Ejército en un comunicado.
Musharraf “no podrá ser nunca un traidor”, agregó el Ejército.
Ascenso al poder y caída
Pervez Musharraf llegó al poder tras un golpe de Estado en 1999.
En abril del 2002 ganó un controvertido referéndum y permaneció al frente de Pakistán hasta el 2008.
Bajo su régimen se dio el despegue de la economía de Pakistán, evolucionó su clase media y se liberalizaron los medios de comunicación, mientras el Ejército rebajaba las tensiones con su gran enemigo, la India, una potencia nuclear al igual que Pakistán.
También ejerció el poder de manera dictatorial. Musharraf echó a jueces críticos del Tribunal Supremo. En el 2007 impuso el estado de emergencia y reprimió de manera sangrienta a un grupo de islamistas armados que se refugiaron en la mezquita Roja de Islamabad.
El 27 de diciembre del 2007, su rival, Benazir Bhutto, fue asesinada tras un mitin político. Faltaban solo dos semanas para las elecciones. Por este caso, Musharraf enfrenta varias acusaciones, como la de no haber protegido su vida.
En agosto de 2008, en su etapa más impopular y bajo la presión creciente de la oposición y de la justicia, Musharraf renunció para informar poco después de que emprendía un lujoso y voluntario exilio entre Londres y Dubái.
En marzo del 2013 regresó a Pakistán para participar en las elecciones presidenciales, pero desistió antes las múltiples causas judiciales que pesaban en su contra.
En el 2016, se volvió a exiliar, cuando se suspendió la prohibición que le impedía abandonar el país y pudo viajar a Dubái para recibir atención médica.
En agosto del 2017, la justicia le declaró “fugitivo” en el proceso sobre la muerte de Bhutto.
La justicia paquistaní también ordenó que fueran confiscados los bienes de Musharraf, que siempre ha negado todos los cargos.
Alianza endeble
Tras los atentados del 11 de setiembre del 2001, Musharraf apoyó de manera incondicional la guerra que lanzó Bush en Afganistán, ello pese a que Pakistán había sido uno de los pocos países que habían reconocido a los talibanes.
Sin embargo, con el paso de los años Pakistán empezó a ser criticado por Estados Unidos por no hacer lo suficiente en la lucha contra el terrorismo. Mucho de ese distanciamiento tenía que ver con la frustración de Washington por no dar con el paradero de Bin Laden. El ISI, que recibió varios millones de dólares del país norteamericano, era sospechoso de dar protección al líder de Al Qaeda e incluso se decía que el terrorista más buscado del mundo ya no estaba en Afganistán sino en las zonas tribales de Pakistán, donde ni el Gobierno tiene acceso.
Incluso Bush llegó a advertir que si tuviera datos fiables de que Bin Laden estaba protegido en Pakistán no dudaría en enviar tropas a ese país para cazarlo.
Al final, Bin Laden fue abatido por fuerzas especiales de Estados Unidos en Pakistán el 2 de mayo del 2011. Se sospecha que estaba en el país desde el 2006 y que el ISI lo sabía. Su casa estaba ubicada en la ciudad de Abbottabad, a solo 3 kilómetros de la Academia General del Ejército de Pakistán.
Cuando cayó el gran objetivo de la lucha antiterrorista Bush ya no estaba en el poder y Musharraf vivía en el exilio entre Londres y Dubái.