Rosa Gálvez nació en Lima hace 55 años, pero hace más de 32 vive en Canadá. Llegó a ese país tras estudiar Ingeniería Civil en la UNI e hizo un doctorado en la Universidad McGill. También es profesora de la Universidad Laval, en Quebec, desde 1994.
Esta peruana ha pasado más de la mitad de su vida en Canadá, donde se convirtió en experta internacional en el tema de la contaminación ambiental. Gálvez –que llegó al Perú para dictar un taller en la Universidad de San Marcos esta semana– es desde inicios de noviembre la primera senadora latinoamericana por la provincia de Quebec, donde reside.
La noticia se la dio por teléfono el primer ministro canadiense, Justin Trudeau (en el sistema parlamentario canadiense los senadores no son elegidos por los ciudadanos en una votación, sino que son nombrados por el primer ministro).
— ¿Qué pasó por su cabeza en ese momento?
Yo había presentado mi candidatura en el verano y me dije que si Justin Trudeau estaba llamándome eso solo podía significar buenas noticias. Estaba nerviosa, pero hablar con él fue muy agradable, es una persona carismática, solo con su voz ya te da confianza. Me preguntó si quería servir a Canadá en el Senado y yo acepté.
— Usted fue elegida por meritocracia, ¿así deberían escoger todos los países a sus autoridades?
Absolutamente. Lo vemos en muchas partes del mundo donde ministros son escogidos sin tener conocimientos del cargo que van a ocupar.
— ¿Por qué cree que la nombraron senadora?
Esta elección fue planteada hace unos meses por Trudeau para premiar el mérito, la imparcialidad –yo no pertenezco a ningún partido político–. Además, en política no muchos provienen del campo científico y por ello pienso que había espacio para mí. Fui elegida senadora en Canadá por mi capacidad.
— ¿Por qué eligió Canadá para emigrar?
Fue un conjunto de circunstancias. Tenía el deseo de desarrollarme profesionalmente, pero yo me fui del Perú por amor, porque me casé con un canadiense, y al llegar a ese país vi la oportunidad de seguir mis estudios.
— ¿Qué es lo que más disfruta de la cultura canadiense?
Que es una cultura muy pacífica. Los canadienses son muy amigables, confían en la gente. También me gusta el hecho de vivir con la naturaleza. En Canadá no necesitas mucho tiempo para estar en medio de una montaña, de un bosque o de un lago.
— Ese país también tiene gran apertura a los refugiados e inmigrantes…
Canadá es un país abierto por muchas razones. Primero, porque lo necesita para su economía. Su población no es muy grande y necesita profesionales. Segundo, porque toda América del Norte ha sido desarrollada por inmigrantes.
— La postura de Donald Trump es muy diferente. Incluso el sitio web del Ministerio de Migración de Canadá colapsó tras su victoria, ¿qué opina de eso?
No creo que los estadounidenses salgan en masa de su país. Ellos son muy orgullosos de su patria y van a afrontar esta situación. El presidente electo va a tener que revisar su forma de abordar el tema de la inmigración si no quiere tener a la mitad de la población contra él.
— ¿Qué quisiera lograr como senadora?
Tengo varias preocupaciones. La principal es obtener más presupuesto para el Ministerio del Ambiente.
— ¿Extraña algo del Perú?
Muchas cosas. La naturaleza porque mis abuelos vienen de las montañas. También el sentido común de la gente, no se necesita tener diplomas o estudios para ser una persona sabia. Eso lo aprendí en el Perú.
— ¿Cómo vive la cultura peruana con su familia en Canadá?
Te voy a contar una historia. Cuando a mis hijas se les antojó comer tamales hace un par de años yo les dije: “Si les gustan, tienen que aprender a hacerlos”. Hoy saben preparar desde tallarines verdes hasta olluquito con carne. Pero lo más importante es estar orgullosos de nuestros orígenes. Yo siempre digo que cuando vengo al Perú, por la forma en la que hablo o me visto, algunos piensan que ya no soy peruana y cuando estoy en Canadá, por mi acento y mi color de piel, no me consideran completamente quebequesa.
— ¿Cómo se considera?
Pienso que eso es secundario, que lo ideal es sacar lo mejor de lo que cada cultura te ofrece. Cuando uno observa el planeta por las imágenes de la NASA no se ven fronteras, ¿verdad? Las fronteras las ponemos nosotros. “Los canadienses son personas muy amigables. También me gusta el hecho de vivir con la naturaleza”.
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