“(Pedro Castillo) Habló aquí a la oficina para que me avisaran que iba hacia la Embajada (de México en Lima), pero seguramente ya tenían intervenido su teléfono, e iba a solicitar asilo y que si le abrían la puerta de la Embajada. Busqué a Marcelo Ebrard y le informé, que hablara con el embajador y le abrieran la puerta”.
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Así narraba el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), durante su ya tradicional Mañanera del jueves, cómo se produjo la comunicación con el exmandatario peruano, Pedro Castillo, luego de que el Congreso de la República lo vacara tras un intento de golpe de Estado.
Un día después de su detención, el canciller mexicano Marcelo Ebrard detalló que Castillo presentó una solicitud de asilo durante la madrugada del jueves y la ratificó al mediodía durante una entrevista con el embajador del país norteamericano, Pablo Monroy, quien lo visitó en el centro penitenciario donde está recluido.
“Hemos procedido a iniciar consultas ante las autoridades peruanas”, señaló el canciller mexicano.
Las acciones de AMLO han sido cuestionadas tanto por representantes peruanos como mexicanos, quienes lo consideran una intromisión en los asuntos de otro país, una clara contraposición a la postura de “no intervención” adoptada por el Gobierno Mexicano desde la década de 1990.
“¿Por qué no acude un poquito a la prudencia que tuvieron por ejemplo en Chile o en Colombia, incluso el mismo Lula (Da Silva)”, dijo al respecto el senador independiente mexicano Emilio Álvarez Icaza al programa Conclusiones de CNN.
“(AMLO) emite opiniones, vierte lecciones, moraliza y quiere intervenir diciendo que no es intervención. Lo que ha logrado hacer es enrarecer la relación de México con toda América Latina”, señaló por su parte el exembajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe, para la misma cadena norteamericana.
Esta, sin embargo, no es la primera ocasión en la que el gobierno de AMLO se ve envuelto de forma activa en una crisis política de otro país.
ASILO A EVO
Uno de los puntos más importantes de la política exterior mexicana durante el siglo pasado fue su apertura a brindar asilo a quienes eran considerados perseguidos en sus países.
Bajo esa condición llegaron al país norteamericano personalidades como Fidel Castro, Manuel Zelaya, León Trotski o el político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre.
Sin embargo, México cambió la forma en la que participaba de los problemas en la región durante la década de 1990 manteniéndose reacio a aceptar nuevos asilados políticos.
Al menos hasta el 2019.
Luego del estallido social que se generó en Bolivia por el presunto fraude electoral que le otorgaría un nuevo periodo presidencial a Evo Morales, el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) renunció al cargo, huyó de La Paz y se refugió en Cochabamba mientras el país se sumía en un caos por el vacío de poder dejado con su salida.
Al día siguiente, el 11 de noviembre del 2019, el canciller mexicano Marcelo Ebrard anunció que había recibido una llamada de Morales en la que le pedía asilo político en su país, el mismo que le fue otorgado.
“La cancillería mexicana ha decidido concederle asilo político al señor Evo Morales por razones humanitarias y en virtud de la situación de urgencia que se enfrenta en Bolivia, donde su vida y su integridad corren riesgo”, señaló Ebrard.
Esa misma noche, Morales abordaría un avión que lo llevaría de Bolivia a México, un país en el que sería recibido con bombos y platillos por el mismo canciller.
Junto a Morales viajaron su vicepresidente Álvaro García Linera y la expresidenta del Senado, Gabriela Montaño, quienes también renunciaron a sus cargos durante la crisis.
Desde México, Morales dirigió diversos mensajes públicos en contra del gobierno interino de Jeanine Áñez, fue reconocido como huésped distinguido por la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y aseguró que AMLO -quien le dedicó un discurso desde el Zócalo de la capital mexicana- le había “salvado la vida”.
La población, sin embargo, no se mostró a favor de la estadía de Evo en el país, según reflejan las encuestas donde entre el 55% y el 68% de los ciudadanos rechazaban su presencia.
La oposición, por otra parte, criticó cómo el gobierno de AMLO dispuso de recursos estatales para atender a su aliado durante su estadía.
Tres semanas más tarde, Evo partiría hacia Argentina. Aquella vez, a diferencia de su bienvenida, no hubo ceremonias oficiales ni transmisiones en vivo del evento. Ni siquiera una foto. El entonces canciller Felipe Solá aclaró que Morales mantendría su condición de asilado pero le impidió que “usen este lugar para hacer política y hagan declaraciones públicas”.
El 9 de noviembre del 2020, un año después de su salida, Evo volvió a Bolivia arropado en la victoria de su exministro y aliado político, Luis Arce.
ASSANGE ES BIENVENIDO
Luego de que la justicia británica rechazó en primera instancia, en enero del 2021, la extradición a Estados Unidos del periodista australiano, fundador de WikiLeaks y acusado de espionaje, Julian Assange, AMLO celebró diciendo que “es periodista y merece una oportunidad” antes de ofrecerle asilarse en su país.
“México le ofrece asilo político, que es protección y al mismo tiempo la responsabilidad de cuidar que el beneficiario del asilo no interfiera en los asuntos políticos de ningún país… felicitamos a la justicia británica”, agregó durante su Mañanera de aquel día.
El mandatario no brindó mayores detalles al respecto y el tema no volvió a ser abordado hasta mayo de este año. En una nueva conferencia de prensa, AMLO aseguró que la Secretaría de Relaciones Exteriores (Cancillería) se había comunicado con la defensa de Assange para ofrecerle asilo.
Cabe resaltar que dicha comunicación se produjo luego de que la justicia británica respondiera a una apelación del Gobierno Estadounidense y autorizara la extradición del periodista, aunque esta se vio interrumpida por un recurso presentado por la defensa del fundador de WikiLeaks.
“Ha habido comunicación con la Secretaría de Relaciones Exteriores y, sí, nosotros ofrecemos el asilo y estamos a favor de que se le libere porque es un perseguido político. Es un acto vergonzoso de que a una persona que da a conocer información valiosa, porque en esa información hay actos de corrupción, en esa información se dan a conocer delitos cometidos entre gobiernos todo lo que la élite lleva a cabo en secreto de repente sale por una investigación que ellos hacen y se castiga al que presenta la información porque supuestamente está violando temas confidenciales”, dijo AMLO en aquella oportunidad.
A la fecha, Assange continúa recluido en una prisión británica y se desconoce si llegó a formalizar un pedido de asilo en México.
CONGRESISTAS CORREÍSTAS
La ola de protestas callejeras que se desencadenaron en octubre del 2019 en Ecuador luego de que el Gobierno eliminara los subsidios a los combustibles llevaron a que cuatro diputados del movimiento Revolución Ciudadana y dos exfuncionarios del gobierno, todos ellos afínes al expresidente Rafael Correa, se refugiaran en la embajada de México en Quito.
En enero del 2020, el Gobierno de AMLO le concedió asilo diplomático a estas seis personas y a sus familiares, quienes llegaron al país norteamericano a bordo de un vuelo comercial, detalló entonces la Cancillería de Ecuador.
Los asilados eran la expresidenta del Congreso, Gabriela Rivadeneira, los parlamentarios, Carlos Viteri, Soledad Buendía y Luis Molina; la exviceministra Tania Pauker y el exsecretario privado de Correa, Edwin Jarrín.
El grupo de opositores llegó a la sede diplomática mexicana buscando “protección y resguardo” luego de que tres funcionarios correístas fuesen arrestados por impulsar las protestas y acusados de rebelión.
Cabe resaltar que para entonces el excanciller ecuatoriano Ricardo Patiño, sobre quien pesa una orden de prisión por presunta instigación contra el gobierno de Lenín Moreno, también se encontraba asilado en México.
BUSCADO POR INTERPOL
En octubre del 2021 se produjo un confuso incidente en el aeropuerto de Ciudad de México que pudo devenir en un conflicto diplomático entre los gobiernos de Colombia, Paraguay y México.
El exguerrillero de las FARC, considerado en su momento como “el canciller de la guerrilla”, Rodrigo Granda, fue retenido tras su arribo a Ciudad de México, donde se disponía a participar de un encuentro con otros grupos políticos de izquierda.
Granda está acusado por la justicia paraguaya de planear el secuestro y asesinato de Celia Cubas, hija del expresidente Julián Cubas, en el 2004. A raíz de dicho crimen, la Interpol mantiene una circular roja en contra del exlíder guerrillero.
Pese a ello, las autoridades mexicanas le permitieron a Granda abordar un nuevo avión para regresar a Bogotá.
El hecho generó molestias en Asunción, las mismas a las que AMLO respondió con argumentos que dejaron ver que estaba poco enterado sobre el tema.
“Solicitó o se le ofreció asilo, es probable, y él resolvió regresar a su país, y allá lo detuvieron. Yo creo que él lo planteó y seguramente Relaciones Exteriores puede explicarlo, pero nosotros sí protegemos a los que piden asilo”, dijo López durante una conferencia de prensa.
“Esto le molesta mucho a la derecha, pero sí se le da la posibilidad de que se quede aquí, porque lo invitaron a un encuentro de dirigentes de América Latina que organizó el PT, entonces lo detienen e intervienen sus abogados, defensores, interviene SRE pero él decidió ‘me regreso a mi país’ y ya se fue”, agregó.
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