Navidad: ¿quién fue Papá Noel y cuándo se convirtió en el bonachón de barba blanca?

Mientras que casi todo el mundo se concentraba en disfrutar de la Navidad y los regalos, en la gélida Finlandia, un pueblo se convertía en la ciudad natal oficial de Papá Noel. Hasta la fecha, nadie se ha opuesto a que el reino con forma de cabeza de reno, Rovaniemi, se haya autoproclamado como el hogar de Santa Claus.

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Basta con observar el lugar para que no existan dudas de que es la residencia oficial del carismático hombre de barba blanca y barriga prominente. De hecho, allí se ubica la oficina de correos de Papá Noel, o por lo menos lo que Santa Claus Village ha recreado basándose en el imaginario colectivo.

Pero el verdadero origen de Papá Noel no se ubica en el círculo polar ártico, sino en Patara, en la costa oeste del sur de Turquía. Allí, el querido protagonista de la Noche Buena jamás hubiera usado tantas ropas a menos que hubiese querido transpirar hasta deshidratarse.

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PAPÁ NOEL NO DEJA DE TRANSPIRAR

Si bien la modernidad de los edificios ha invadido parte de la costa de la tibia Licia, todavía se guarda cierto respeto por la historia, que se entremezcla con las leyendas que allí se tejieron.

“El País” recuerda que esa zona “todavía la sobrevuela Pegaso, el caballo alado”, quien observa los yacimientos arqueológicos que datan del “siglo XIII A.C.”, época en la que, “según Homero, los licios fueron aliados de los troyanos en la guerra de Troya”.

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En la vieja Licia, se ubica otro lugar, Patara, un pueblo que aplaca el calor con el vaivén del mar mediterráneo, donde en el siglo III D.C., nació Nicolás.

Se sabe poco de su vida: que era delgado y medía un poco más de metro y medio, que era muy generoso, hacía milagros y que, al morir sus padres, optó por la vida de monje. Luego de donar toda su fortuna a los más pobres, se ordenó como obispo en la ciudad de Myra (hoy conocida como Demre).

La BBC recuerda cómo empezó a ganarse la fama de dar regalos. En una entrevista que le hizo a la fundadora del Saint Nicholas Center (EE.UU.), Carol Myers, esta contó:

“Cuenta la historia cómo rescató a tres mujeres jóvenes de la esclavitud. El padre de las chicas se arruinó y no podía pagar la dote de sus hijas por lo que las vendería como esclavas. Nicolás se enteró, y en la oscuridad de la noche arrojó oro dentro de la casa. Evitó así que las chicas fueran esclavas”.

Nicolás falleció el 6 de diciembre del 343. Tiempo después sería santificado.

LOS REGALOS

El diario “La Vanguardia” anota que, hacia el s. XII, se había hecho costumbre que el 6 de diciembre se dieran regalos a los niños. La historia de San Nicolás, el buen hombre caritativo, se había extendido por gran parte de Europa y muchos habían decidido optar por replicarla.

“En la edad media, san Nicolás era venerado como protector; y con el tiempo se convertiría en patrón de Rusia y Grecia, naciones ortodoxas”, anota el medio.

Sería Martín Lutero, “poco amigo del culto a los santos”, quien trataría de erradicar la tradición del Sinterklaas o heiliger Nikolaus, como se le conoce en Alemania o los Países Bajos.

Según “Destripando la historia”, podcast dedicado a la difusión de mitos e historias y sus orígenes, Lutero hizo hasta lo imposible por modificar la fecha. En el programa se escucha lo siguiente:

“Lo que le interesaba era que se celebrase el día 25 de diciembre, que era cuando nacía Jesús y no un día de un santo cualquiera”.

¿Y COCA COLA?

Se tiende a pensar que, en 1931, fue Coca Cola quien creó la imagen de Papa Noel que ahora se conoce, pero es más complicado que eso.

Myers le dijo a la BBC: “En 1869 ya se mostró que tenía una toga roja así que no lo inventó Coca Cola, pero popularizó su imagen actual”.

Es preciso, entonces, revisar los cambios en la imagen de Santa Claus.

Según “La Vanguardia”, a inicios del S. XIX el Viejito Pascuero -como se le conoce en Chile- servía para dar lecciones a los niños. “En el libro ‘Struwwelpeter’ de Heinrich Hoffmann [...] [este] se convirtió en el Señor Invierno, un personaje que castigaba a los niños en vez de hacerles regalos”.

En Estados Unidos, el dibujante alemán Thomas Nast (1840-1902) empezaría a crear a un Santa Claus más cercano al que conocemos ahora tomando como referencia al Señor Invierno, en tanto que su ropa no era roja sino marrón.

“La palabra Santa Claus procede probablemente del Sinterklaas llevado por inmigrantes holandeses a Nueva York. Fue el ilustrador de la campaña de Coca-Cola quien vistió a Santa Claus de rojo”, escribe “La Vanguardia”.

En tanto, Papá Noel, podría ser la forma en la que cierta parte del mundo adaptó la palabra francesa “Noel”, que significa “Navidad”.

Pero, así como el Señor Invierno terminó convirtiéndose en el afable Santa Claus gracias a la ayuda de una empresa multimillonaria, en ciertas partes de Europa alejadas de la maquinaria comercial, la leyenda cobró otros matices.

Allí es que aparece el Krampus.

En “Destripando la historia” se afirma lo siguiente:

“El Krampus es la personificación del dios cornudo que aparece también el 6 de diciembre junto a Santa Claus. ¿Qué es lo que pasa? Santa Claus se dedica exclusivamente a los niños buenos. [Pero el Krampus] se dedica solo a los niños malos y te da carbón, y, si has sido muy malo, te mete en un saco”.

¿Y cómo Papá Noel terminó surcando los cielos?

La influencia nórdica es vital, sobre todo, la fiesta de Yule. Así lo explica “Destripando la historia”:

“Era una festividad que duraba 12 días, que empezaba sobre el 21 de diciembre, y todos se daban regalos y se hacían sacrificios. Era una época propicia para los misterios y [cuentos] de fantasmas y espíritus, entre ellos, la cacería salvaje”.

Y agrega:

“La cacería salvaje era un desfile fantasmal que cruzaba los cielos y las nubes arrasando con lo que veía, compuesta por guerreros y estaba liderada por Odín, [aunque] en otras culturas era otro personaje. Y de allí se sacan varias influencias de Papá Noel, como la barba blanca, que surca los cielos. Y probablemente, de esta figura, después evolucionó lo que se llamó el Papá Navidad, Papá Noel en Francia”.

Pero no era una fiesta para niños, sino para los mayores. Una fiesta sin regalos, quizás con bebidas, en la que la figura principal iba de barba, vestido de rojo, con báculo y corona. Muy distinto a lo que sucede hoy en día.

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