“Lo que hemos visto el viernes es una minúscula parte de lo que los refugiados han sufrido en sus países”, afirma el antropólogo peruano Pablo Paz que estuvo en Francia durante los atentados. Conversamos con él y nos contó por qué algunos franceses se unen al Estado Islámico.
El objetivo declarado del Estado Islámico, también conocido como Daesh, es que Francia y la coalición liderada por Estados Unidos deje de atacar Iraq y Siria. Pues en esos dos países se encuentran sus zonas de control, su califato.
Sin embargo, la historia parece ser otra. “Uno de los objetivos del Estado Islámico es aumentar el conflicto entre musulmanes franceses y franceses laicos o cristianos, dividir a la población para que una minoría, la de los musulmanes, se separe de la nación y se pase al bando de los musulmanes ‘bien guiados’, migrando a su califato”, precisó Paz.
Así el Estado Islámico aprovecha las porosidades de la sociedad francesa, los roces culturales aún existentes, a su favor. La comunidad musulmana francesa, la más extensa de la Unión Europea, representa a casi el 8% de la población.
En Francia, existe una entidad representativa de las mezquitas locales que se denomina “Consejo del culto musulmán”. Según nos cuenta Paz, inmediatamente después de los atentados esta institución manifestó su rechazo formalmente.
Las políticas adoptadas entre las décadas de los 70 y los 80 frente a la migración magrebi, particularmente argelina, a Francia, parecen no haber surtido efecto. Dentro de una evaluación por resultados, podríamos decir que han fracasado, ya que de sus fronteras salen jóvenes dispuestos a jurarle lealtad al Estado Islámico.
Según la agencia EFE, en abril el Estado Islámico contaba con más de 1.400 ciudadanos franceses en sus filas. “Hace tres generaciones llegó el primer inmigrante argelino a Francia, por ejemplo, efectivamente un tipo mucho más laico con muchas ganas de integrarse y de afrancesarse y hoy su nieto, francés, está en el Estado Islámico”, nos cuenta el científico social.
No se trata de una fórmula sintomática, que el hecho de tener ascendencia argelina o ser parte de una familia musulmana coloque a los jóvenes inmediatamente en el camino de la yihad. Pero sí a aquellos que no lograron integrarse y cumplieron con todas las metas propuestas por el sistema para alcanzar el éxito. Les está negado.
“Estos chicos terminan atendiendo en una bodega familiar y cuelgan el diploma como un recuerdo. Todo porque vienen de donde vienen [los guetos] y porque se apellidan como se apellidan. En Francia hay bastante discriminación a la hora de buscar empleo”, nos cuenta Paz, que afirma que el desempleo juvenil está cerca del 40%en los guetos.
A ello se le suma que la formación escolar en Francia no contempla dentro de sus contenidos el período de migración argelina como un período importante de su historia. Entonces tenemos franceses que no se encuentran, que no encuentran la historia de sus abuelos en los libros, que en palabras de Paz adolecen de “formación identitaria”.
Por ello al Estado Islámico “le conviene que el conflicto escale, porque así morirá más gente inocente en Siria e Iraq (por ejemplo en los bombardeos de Raqqa) y ellos dirán ‘ya ves, Occidente los odia. Los quiere aniquilar, nosotros los defendemos porque somos musulmanes como ustedes’. Ese es el gancho para entrar en la yihad”, señala el antropólogo.
Además de este potencial grupo de jóvenes descendientes de migrantes, existe otro sector vulnerable al reclutamiento que el Estado Islámico hace en Occidente: criminales. “El Daesh capta a pequeños delincuentes y les promete limpiar su pasado convirtiéndolos en héroes. Ellos no necesariamente vienen de familias de origen musulmán".
Los musulmanes franceses han manifestado su indignación ante los atentados, en un esfuerzo por diferenciarse de los terroristas. Felizmente tanto en París como en otras ciudades “la mayoría de la población rechaza la amalgama (entre terrorista es igual a musulmán) y se da cuenta de que el Estado Islámico no es representativo de los musulmanes”, precisó Paz.
Finalmente, quienes toman este tipo de decisiones ante la “injusticia de occidente” creen que su acción es buena y razonable. Los jóvenes europeos que integran el Estado Islámico “van por la épica que ello significa, por luchar por una acción noble. Es la seducción a través de la lucha armada. El yihadismo es el nuevo Che Guevara, salvando distancias” -afirma Paz- “El problema es que hay una injusticia de fondo legítima. En la medida de que Occidente siga apoyando tiranos y siga realizando intervenciones militares, solo estará echando gasolina al incendio”.
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— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) noviembre 19, 2015
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